- Capitulo 29 - Siesta

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7:35 AM

Jeff

Se mueve con lentitud, tengo que desviar los golpes para no alcanzarla, lo que en otros entrenamientos me tendria sudando como un cerdo me tiene mas preocupado que activo, no me ha pegado un solo golpe, respira agitada y pelea para mantenerse despierta.

 Lanza un puñetazo a mi cara y se me viene encima no con el golpe, tengo que atraparla para que no caiga de bruses contra el suelo.

 —Mi amor, ¿Cuando fue la ultima vez que comiste? ¿La ultima vez que descansaste?— 

—Esta mañana.— Responde. 

 No se por que se empeña en mentirme, no la he perdido de vista; lo ultimo que comio fue el sandwich que le prepare el viernes en la noche, desde entonces solo ha jugado con la comida.

 —Pelusa, por el amor de Dios, no soy Antonio, he estado contigo desde que te levantaste, no has comido nada, ayer a penas probaste lo que te prepare, si estás intentando matarte solo dime y te entrego la pistola.— 

No responde, se mantiene pegada a mi pecho, esta sudando frio, esta cubierta en un sudor helado.—No quiero sermones Jeff, mejor dime que perfume usas, hueles delicioso, tengo ganas de lamerte.—

¿De que maldito perfume me habla?, no llevo nada puesto, desodorante porque pensé que terminaría sudado como un burro. —No tengo nada puesto, vamos, te preparare el desayuno y Annett ya debe estar saliendo, terminamos por hoy Pelusa.—

Solo el jugo, solo toma jugo mientras Annett come como digna hija mia, aunque no lleve mi sangre esta niña debe ser hija de mi alma, no he visto a nadie mas comer con tanta dedicación. 

—No vas. cielo, — continuan su conversacion con Annett—no sales de aqui a menos que sea a entrenar.— He mantenido la distancia por respeto pero han estado discutiendo el mismo tema por los ultimos veinte minutos.

 —Pero todos van, todos van, no van a secuestrarme, abuelo puede ir conmigo, Diana, hasta ricitos, no me hagas esto, es importante.— Esta es la segunda vez que hablan de lo mismo, le devolvio el teléfono pero no la libertad, se que debe estar enloqueciendo, esta cansada y encerrada en este lugar o en el campo de tiro pero no puede salir y menos despues de lo de anoche. 

—No, no es negociable Annett, no vas y punto.—

Al menos se esta tomando el jugo, yo mismo licue las frutas; no creo que haya notado la proteina ni las vitaminas que puse  porque los primeros tragos los tomo con gusto pero ahora solo mira el vaso  vacio, si mueve la pierna mas rapido hara un hoyo en el suelo.

—Te odio, te odio— la veo levantarse comon un demonio— todo esto es tu culpa, a mi me prohibes salir cuando a mi edad ya estabas como ramera acostandote con un psicopata, si no fuera por ti yo no estaria pasando toda esta mierda, ojala me hubieras abortado, maldita sea, te odio, me estás arruinando la vida, no porque tu vida haya sido una mierda tienes derecho a arruinar la mia, te odio, ojala me mate, ojala nos mate a las dos coño.—

—ANNETT!— El pecho me arde y la voz me sale con fuerza, le estoy gritando, es una inconsciente, es una maldita inconsciente. 

—Tu no te metas, todos me tienen harta, los odio, ojala me encuentre y me mate, asi por lo menos no tendre que lidiar con ninguno de ustedes.—

 —Annett, — la forma en la que se toca la cara grita la rabia que esta conteniendo.— te aguantas, odiame, maldiceme, deseame la muerte, mandame al infierno pero eso no cambia nada, soy tu madre y me aguantas, te vas a la camioneta, te vas a entrenar y del telefono te despides, del televisor, de todo.— 

Eros -BorradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora