Win está seguro de que no es intencional. Cuando Bright quiere algo, lo consigue sin contemplaciones, así que Win no debe ser algo que Bright quiera, porque si su lenguaje secreto tiene la intención de llevarlos a algún lado, les está tomando demasiado tiempo, y los está llevando por un camino demasiado torcido como para ser atribuido a algo que Bright quiere lograr. Aún así, Win va a la casa de Bright todos los viernes por la noche y duerme en su cama, la cual está demasiado pequeña como para que la puedan compartir.
-¿Qué demonios es esto?- pregunta Win mientras camina por la alfombra y revisa las cosas en el librero. Bright aparta la cara de la computadora y ve que Win tiene levantada una novela que ha encontrado enterrada entre las libretas de la escuela: Al Faro de Virginia Woolf.
-Me lo prestó Tontawan,- dice Bright.- Quiere que lo lea. Dice que me ayudará a entenderla.
Win suelta un bufido y deja caer el libro sobre unos papeles.
-¿Y vas a leerlo?- pregunta.
-No lo sé. Traté de empezarlo anoche. Es bastante aburrido. Ven a ver este email que me mandó Tay.
El email es una serie de fotografías en las que aparece una chico muy bonito acostado boca abajo; tiene el cabello suelto sobre los hombros, la mano de Tay está apretando una de sus piernas. La última fotografía revela lo que Win ya había adivinado: la ‹‹chica›› es en realidad New, dormido en la cama de Tay. El pie de la última fotografía dice: mi novia está más buena que la tuya.
-¿Por qué me envía estas cosas?- pregunta Bright.
-Porque es un fenómeno,- dice Win.
-No, creo que él de verdad piensa que New es más sexy que Tontawan,- dice Bright.
-¿New? Pues yo qué sé.
Win se sienta en el suelo, al lado de la silla de Bright, ansiando que sea lo suficientemente tarde para que puedan empezar a hablar su lenguaje sin palabras. Estira una mano para deslizar sus dedos en el cabello de Bright, persuadiéndolo para que se acerque un poco más. Bright se muerde las uñas para evitar sonreír y descansa su cabeza sobre el muslo del otro chico. Sus ojos se cierran mientras los dedos de Bright se mueven a través de su cabello. Es lo que siempre hacen, es normal para ellos, nunca hablan sobre el tema, pero obviamente lo han entendido como algo que ambos desean. O necesitan. Win lo necesita, piensa en ello toda la semana. Estira una mano hasta el borde inferior del pantalón de Bright y envuelve una mano alrededor del tobillo.
-Otra vez va a romper contigo, como siempre hace,- dice Win.
-Algunas veces soy yo el que rompe con ella,- dice Bright a la defensiva, y Win se ríe.
Quiere subirse sobre su regazo, montarse a horcajadas y quedarse dormido con la cabeza apoyada sobre su hombro, pero eso es algo que todavía no han hecho. La progresión de sus caricias es muy delicada, muy lenta. Bright había comenzado a acariciar el cabello de Win apenas el año pasado. Se siente muy bien, como olas de escalofríos resbalando a través de la nuca, su polla se endurece y su cuerpo completo se arquea ante los toques de los dedos sobre su cuero cabelludo. La espera vale la pena.
-¿Le debería contestar?- pregunta Bright. Él se ríe.- ¿Y si también te saco fotos a ti?
Tira del cabello de Win cuando hace la pregunta, y el chico gruñe, tiene miedo de levantar la mirada y mostrarle su sonrojo. Es lo más cerca que Bright ha estado de reconocer que lo que hacen es muy raro, pero Win no se siente listo para hablar del tema.
-Mándale fotos de Tontawan,- dice Win.
-Ni hablar.
-¿Por qué no?
