capitulo 3

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No entendí su petición ¿Por qué quería ir a un lugar privado? No lo sé, pero allí estábamos, en un aula de clase solitaria. En la pizarra se podían ver algunas frases relativas a un tema de matemáticas, mientras que el sol entraba por el gran ventanal. Podía ver sus ojos, tenían un intenso azul profundo, su cabello castaño, que hacía resaltar a sus ojos, su silueta con el brillo del sol en el fondo, parecía una escena de algún K-Drama.

Después de algunos segundos de silencio, escuché su dulce voz mientras me miraba a los ojos. —Tu actuación de ayer fue muy bonita y me preguntaba si podríamos repetirla para el baile escolar.

Estaba algo confundido, no creí que me hubiese traído a un aula solitaria solo para eso, aún así no dejaba de ser una buena noticia. —Está bien, aunque debería hablar con mi banda para ver si ellos también quisieran participar. —Dije, aunque mi voz aún seguía algo nerviosa, pero ya no tenía un pánico profundo dentro de mí, eso me daba más confianza al hablar.

—Perfecto. Imagínate tú cantando en el baile escolar y todos mirándote junto a tu banda, sin duda será un espectáculo digno de admirar —Ella lo decía con tanta pasión mientras sus manos se movían y dibujaban en el aire un escenario donde me imaginé junto a ella en el baile escolar.

Mi mente creó un escenario similar al encuentro de mis padres y su amor a primera vista, quería que esto terminase de la misma forma en que el amor entre mis padres había crecido con los años, quería compartir mi vida con ella, y poder caminar juntos tomados de la mano recorriendo el mundo en busca de aventuras.

—¿Benjamin? ¿Estás ahí? —Ella preguntó mientras observaba mi mirada perdida y me hacía regresar a la realidad. —Sí, sigo aquí — Dejé salir una pequeña risa y luego la observé con una sonrisa en mi rostro, ella me sonrió de vuelta. —Bueno, vamos a clases y en el recreo podríamos discutir más acerca del tema, ¿te parece? — Asentí con la cabeza y estiré mi mano hacia ella, luego del apretón cordial, nos despedimos y regresé donde mis amigos me esperaban.

—Mira, Michael, quien regresó —Dijo Christopher mientras me señalaba.

Me dirigí hacia ellos con la mirada perdida y con mil pensamientos en mi mente que por error choqué con el director, derramando su café, su tan preciado café, vaya lío en el que me había metido.

—¡GRACIAS! —me dijo el director con un tono de voz muy fuerte y casi gritándome, capturando la atención de todos a mi alrededor.

El café era la bebida favorita del director, y siempre estaba allí en esas horas disfrutando de su café a la entrada del instituto. No esperaba toparme con él y mucho menos derramando su tan preciado elixir oscuro.

—Lo lamento, no me fijé bien por dónde iba —Me disculpé tratando de mirarlo pero estaba profundamente aterrado.

En la escuela corrían rumores de lo que le sucedía a los niños que eran vistos cometiendo herejías ante el alabado café del director. Claramente eran falsos, pero no era algo que quisiera comprobar.

Un suspiro salió de la boca del director —La próxima vez fíjate a dónde vas —Dijo mientras se marchaba hacia la cafetería, probablemente iría por café.

Todos retomaron sus actividades y yo me encaminé de nuevo a donde estaban mis amigos, quienes reían a carcajadas después de ver lo que había sucedido. Parecía que les daba gracia lo que me había sucedido.

—Adivinen qué —Les dije con una sonrisa triunfante.

Michael y Christopher empezaron a saltar de la emoción y mientras se miraban y gritaban —¡Benjamin lo logró! —La confusión me invadió y se evidenciaba en mi expresión perdida y curiosa. —¿Logré qué?

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