Pov. ALASTOR
La pelea con los VVV había comenzado con una simple discusión con Vox, pero escaló rápidamente hasta convertirse en un enfrentamiento a muerte. Aunque iba ganando la pelea, sabía que debía terminar rápido, ya que el exterminio estaba programado para comenzar en menos de media hora. En ese momento, apareció Valentino junto con Velvet. Los tres empezaron a atacarme al mismo tiempo, y aunque no eran más fuertes que yo, trabajaban bien juntos, logrando propinarme algunos golpes que, aunque no me hirieron de gravedad, dejaron su marca en mi piel. Logré propinarle un golpe a Vox que lo dejó inconsciente en el suelo, aparentemente vencido. Sin embargo, en ese instante, Valentino desató un humo rojo que cubrió mi visión mientras Velvet seguía lanzándome ataques. Fue entonces cuando sentí un fuerte dolor punzante en la parte baja de mi abdomen; algo me estaba atravesando. Una sensación de temor apoderó de mí mientras luchaba por mantenerme en pie, consciente de que el tiempo se agotaba y la situación se volvía cada vez más desesperada.
Miré hacia abajo y me di cuenta de que una daga me atravesaba, y detrás de mí estaba Valentino. En ese momento, él corrió hacia Vox, quien yacía inconsciente en el suelo. Intenté sacarme la daga, solo para descubrir que estaba hecha de acero angelical. La herida era extremadamente dolorosa y grave, como si mil agujas ardientes se clavaran en mi piel. Valentino lanzó un ataque hacia mí, el cual no pude esquivar del todo debido al dolor punzante que me paralizaba. Después de eso, salió corriendo con Vox en brazos, mientras Velvet protegía sus espaldas. Habría intentado seguirlos para acabar con ellos, pero el tiempo se agotaba rápidamente; el exterminio estaba a menos de 30 minutos de comenzar, y esta herida de verdad me limitaba, cada movimiento era un tormento que amenazaba con desgarrar mi resistencia.
Me dirigí hacia el bosque, ya que estábamos en las afueras de la ciudad y parecía la opción más segura. No podía arriesgarme a regresar a la ciudad; allí, mi debilidad podría ser mi perdición. Intenté en vano sanar la herida con mi factor regenerativo, pero esta persistía abierta, un recordatorio constante de mi descuido. El filo de la daga angelical había dejado una marca profunda y peligrosa.
Mientras me adentraba entre los árboles, una sensación de temor se apoderaba de mí. Sabía que el barrio caníbal era una opción, sin embargo, era tarde; el exterminio había comenzado, y la ciudad se sumía en un caos infernal.
Al mirar hacia el cielo rojo, vi cómo descendían sobre nosotros. Los Ángeles exterminadores, portadores de condena, descendían implacables sobre la ciudad, llevando su castigo a cada rincón. Los gritos de desesperación y terror llenaban el aire, pero yo solo trataba de adentrarme más y refugiarme en la oscuridad del bosque.
Entonces, vi cómo algunos de ellos se dirigían hacia donde yo estaba, sabía que venían. Buscaban cualquier rastro de algún pecador que estuviera tratando de ocultarse en el bosque. Intenté correr lo más rápido que pude, pero mis fuerzas flaqueaban.
-¿Acaso sería este mi final, escondido como un pecador más entre los árboles?-
Escuché un grito desgarrador cerca de mí. En otras ocasiones, no me hubiera importado en lo más mínimo, pero esta vez sabía que ese grito había sido emitido por un pecador atrapado por un ángel. Un escalofrío recorrió mi espalda e intenté alejarme, pero entonces una lanza atravesó mi pierna y varios de ellos me rodearon. Pensé que sería mi final, pero entonces apareció ella.
-Alto, pero bueno, ¿qué tenemos aquí? ¿Desde cuándo un señor soberano es tan fácil de atrapar?- escuché decir.
Su voz era encantadora y delicada, pero tenía una malicia clara. Los ángeles a mi alrededor no se movieron ni un centímetro, pero podía escuchar unos pasos que se acercaban a mis espaldas. Con dificultad, logré voltearme y entonces la vi: una mujer que me observaba como si fuera una presa, con una sonrisa sutil pero aún así aterradora.
-¿Puedes hablar o los ángeles te comieron la lengua?-
-Claro que puedo hablar, disculpe mi falta de modales. Y tú, ¿quién eres?-
-Soy Lilith. Es un placer conocerte en persona, demonio de la radio. Aunque parece que la situación es desafortunada para ti. Estaba caminando cuando sentí cuatro presencias muy grandes, así que me dirigí aquí a ver qué era lo que sucedía. Por lo que veo, ahora solamente hay una y no estás en muy buen estado- dijo con diversión en su voz.
-Me temo que no me encuentro en un buen estado, pero hubiera sido encantador conocerla en otro momento- respondí con cautela, notando cómo su sonrisa se agrandaba cada vez que me esforzaba por respirar.
Soltó una pequeña carcajada.
-Sabes, en este momento me estoy aburriendo de estar aquí, así que se voy a ser directa. Te ofrezco un trato.--¿Trato?-, dije esforzándome para hablar ya que este punto hasta eso se me hace difícil, ya sabía lo que iba a pasar.
-Sí, a cambio de tu alma sanaré tus heridas y, claro, te salvaré de los ángeles. Pero si te niegas, me temo que morirás-, dijo, mostrando una sonrisa siniestra que hizo que mi sangre se helara. Su presencia era aterradora, pero no sabía qué hacer. No es como si tuviera opciones.
"Así que es un trato", lo único que hice fue extender mi mano, no me quedaban fuerzas para decir algo más.
Hola, estoy algo emocionada esta es mi primera historia espero que sea de su agrado
Por favor díganme si hay algún error y me encantaría que pongan comentarios con su opinión
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My king
FanfictionAlastor ha recibido una herida mortal y lo peor es que el exterminio está a punto de ocurrir. Está a punto de morir y no hay salvación a la vista. En ese momento, aparece Lilith ofreciéndole su ayuda a cambio de su alma. En su desesperada búsqueda p...