Impotencia

Expiación (no hiciste nada malo)

Todo su cuerpo temblaba conforme se acercaba a su habitación matrimonial en la cual lo esperaba su esposa ansiosa por saber el estado de Miguel.

¿Qué diría ella? ¿Se molestaría con él? ¿Lo echaría de la casa? ¿Entendería que no había más opción para detener a ese muro de dos metros que tienen (o tenían, aún no estaba del todo seguro) como novio?

Por pura memoria muscular terminó llegando a la puerta de su alcoba, su mano se apretó en un puño dudando en abrir o tocar, ella podría estar dormida, era tarde de todas formas...
Un momento, ¿Tarde? Se había ido en la noche y ahora era de... ¿Madrugada? ¿Cuánto tiempo estuvo fuera?

Un tanto desconcertado se dispuso a hacer cálculos dudando que haya pasado tan poco tiempo, no supo si la respuesta lo alteró o calmó.

Casi una semana buscando deportar el trasero de la mancha a donde pertenece.

Con aquello en mente se deshizo de cualquier temor siendo reemplazado con un sentimiento de añoranza por ver a su esposa y recibir un enorme abrazo por su pequeña hija antes de soltar la bomba de noticias acerca de su pupilo y aquel estúpido mexicano.

Abrió la puerta con sigilo que aparentemente fue en vano puesto que la pelirroja dio un brinco de la cama matrimonial al escuchar la puerta abriéndose.

- ¡Peter! - gritó eufórica Mary Jane lanzándose sobre el hombre de aspecto desaliñado importándole poco o nada la suciedad presente en el traje de Spiderman que vestía el castaño.
- ¡Estás bien, estás bien, gracias a Dios! - comentó aliviada antes de besar con ternura y adoración todo el rostro de su esposo.

Peter se permitió derretirse en el abrazo, sintiéndose en paz por un momento al tener los cálidos y calmantes besos de su primer amor por toda su cara. Sonrío un poco antes de cargarla un poco para devolverle de manera apropiada el abrazo sintiendo como los días que pasó afuera golpeando anomalías le pasaron factura justo en la columna, Peter podría jurar que sus huesos se pusieron de acuerdo para crujir todos al mismo tiempo.

- Perdón MJ pero no sé si puedo soportar un minuto mas cargando cualquier cosa. - se disculpó riendo torpemente en lo que se lanzaba a la cama escuchando nuevamente sus escandalosos huesos quejándose del abuso al que habían sido sometidos antes de relajarse en la mullida cama y cálidas sábanas.

Se quedaron así por un momento, simplemente abrazándose felices de que todo estuviera bien en lo que cabía. Hasta que MJ hizo la pregunta del millón.

- ¿Dónde está Miguel?

Fue como si el mundo comenzara a dar vueltas con el único objetivo de marearlo y hacerlo vomitar, literalmente sentía la bilis en su garganta.

- Sentémonos antes de hablar de esto. - pidió Peter levantándose con cuidado temeroso de la reacción de Mary Jane, quien con dudas y también asustada acató lo pedido observando con detenimiento la mirada decaída de su marido.

- ¿Qué pasó con Miguel, Peter? - preguntó lentamente dándole tiempo al castaño para darle tiempo a su aturdido cerebro de procesar la pregunta.

Abrió la boca en un intento de valentía esperando que salieran las palabras pero no brotó ni un sonido de sus labios, después de todo lo que habían pasado los tres ¿Cómo podría decirle a MJ que culpó a Miguel de matar a Gabriela?

No había forma ni excusa para sus acciones, pero tampoco lograba arrepentirse del todo.

"Pude darle tiempo a Miles de huir" - recordó viendo la expresión de preocupación de Mary Jane, es la misma que tenía Miles cuando Miguel se acercó a él y a su padre como un animal.