Prólogo

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Advertencia: Este fanfic tendrá algunas escenas referentes a temas relacionados con consumo de drogas, alcohol, asesinatos, relaciones tóxicas, violencia y abuso. Leer bajo su propia discreción.

[...]

Su respiración agitada formaba una inmensa nube de aire frío provocada por las altas temperaturas del invierno, su piel apenas cubierta por la descuidada tela oliva era invadida por la ventisca que invadía la desolada ciudad.

Pero eso no importaba, sin importar el frío que azotará contra su piel, aquel hombre corría bañado de adrenalina y euforia hasta divisar con dificultades el callejón donde podía notar la silueta de tres hombres sobresaliendo de ella.

Maldición...

Antes de llegar, logró oír el estruendo de un cuerpo chocando cual bolsa de basura contra el contenedor metálico arrasado por la nieve sin dar ningún movimiento y con una herida abierta en su cabeza que se mantenía abundante.

— ¡Vuelve a repetirlo maldita, zorra y yo...!

Uno de ellos no alcanzó siquiera a terminar cuando una vara metálica fue estrellada contra su nuca, haciendo que cual arco cayera sobre la blanca nieve en un sólo instante trayendo el temor y la intriga a los dos expectantes.

Mas él no se inmuto en ellos, eran simples cobardes.

En su lugar, se acercó a la mujer en el suelo que palideció ante el frío.

— ¡Jefe! — Exclamó uno de ellos hombres que sucumben al moreno.— Nosotros no sabíamos que...

— Largo de aquí.

— Pero Zeke, esta mujer...

— ¿Acaso quieren que los mate a golpes o no he sido claro?

Ambos tragaron en seco y cual alma que lleva el diablo, se marcharon dejando atrás el cuerpo de su compañero poco a poco siendo cubierto por la nieve roja por su propia sangre.

Ese idiota podía agonizar ahí todo el tiempo que quisiera, que se joda.

Su atención marcho a aquella mujer, no recordaba cuánto tiempo había pasado sin verla. Todo lo que pasó, todo que ella le  hizo... su rostro ahora lleno de moretones le indicaba que podía tener hematomas por casi todo el cuerpo y a penas la ayudo a moverse, notó parte de su ropa desgarrada dejando al descubierto parte de su sostén y piernas desnudas.

Animales... Tan sólo debían esperar esos desgraciados para que él...

— ¿Zeke? — Murmuró con pesadez, viendo aquel cuerpo no muy lejano a ella.— Está... ¿muerto?

— Shh, no te muevas, todo estará bien.

Uno de sus ojos parecía inflamado al punto de ni siquiera poder abrirlo y su cuerpo pálido temblaba.

¿Cómo había llegado todo a ese punto? ¿cómo es que un desgraciado como él terminó por hundir consigo de esa forma a alguien como ella? o... ¿es que acaso se ambos se hundieron mutuamente?

Curiosamente la respuesta a esa y muchas de sus incógnitas habían comenzado ahí, en un asqueroso callejón cerca de un lote baldío hace tan sólo un par de meses atrás.

[...]

Año 1985, centro de la ciudad Stohess.

El rubio cayó en aquel charco sobre la acera fría, su rostro descuidado con una gran barba rubia crecida, ojeras y vestimentas gastadas bañadas de tierra se mojaron con el agua de cañería al igual que un par de monedas.

Callejón 54 ~ ZekehanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora