-¡PUTAS!- escuché el grito de Yuri mientras intentaba arreglar un poco la habitación.
-¡Por favor! ¿No se te ocurre nada mejor? - contestó un risueño Javier.
La verdad es que resultaba un poco gracioso. Yuri llevaba por lo menos un cuarto de hora insultando a Javier desde que éste empezó a ayudarle a ducharse.
-¡Ya me seco yo!
-¿Desea algo más su señoría?- Le oí decir burlonamente - ¿Unas cosquillas?
-Tócame una vez más y sufrirás las consecuencias- dijo Yuri.
Me da a mí que es hora de que intervenga, porque por muy buenos amigos que sean, las costillas doloridas le ponen de un un mal humor y no para aguantar bromas. Y no temo por Javier, él se sabe defender bien, si no porque se joda las costillas todavía más. Así que llame a la puerta para interrumpirles.
-¿les apetecen unas pizzas de Falconetti? - pregunté sabiendo que esa pizzería era la favorita de cualquiera que fuese al Tártaro, ya que estaban deliciosas y llegaban a unos pocos minutos.
-¡Sí! - dijeron dos voces graves.
-Perfecto. Javier, saca tu culo del baño y ve a buscarlas - demandé haciendo que al momento la puerta del baño se abriera de par en par, dejando a ver a una Yuri apenas cubierta por una mini toalla a y un Javier algo empapado y sin camiseta.
-¿¡Por qué yo!?
-Porque si - dije apartando la mirada del cuerpo de Yuri y dirigiéndome a la cartera que siempre guardó en la cómoda - y ha esta invitó yo - dije dándole el dinero.
-Pero... ¡Ah! - no puedo terminar la frase porque la mano de Yuri había volado directa a su nuca.
-Nunca le contestes así - dijo apretando los dientes ante el dolor que le causó el golpe.
-Ya - dije más seria -Tú ve, y lleva mi coche, y tú empieza a secarte, ¿entendieron?
-Si dijeron otra vez a la par.
-¿Y qué hacen que no están en ello? - dije enmarcando una ceja.
No tuve más que decir para que Javier saliera de la habitación, aunque no creó que llegue muy lejos cuando se dé cuenta de que no lleva camiseta. Así que cogí su camiseta y se la deje colgada en la entrada, por si volvía a por ella.
Al subir me encontré a Yuri cruzada de brazos y totalmente desnuda. Y sentí como mi cuerpo dejaba de respirar. Su cuerpo estaba todavía algo húmedo y los músculos relajados se seguían marcando de una manera deliciosa.
-Si me sigues mirando así me vas a hacer entrar en combustión - dijo ya de mejor humor.
-¿Por qué no te has vestido? - es lo único que pude decir coherentemente mientras apartaba la mirada de todo su gran cuerpo, pero todo, todo.
-Si no te has dado cuenta no me puedo agachar para ponerme los pantalones.
No sé cómo acabé entre sus brazos, pero lo último que recuerdo era acercarme con un par de pantalones deportivos y al siguiente estar en un abrazo suave de sus brazos y con su boca pegada a las mía. Y en ese momento se me olvido todo. Se me olvido que estaba lesionada, que no deberíamos estar haciendo nada de esto porque iba a ser difícil parar, que Javier no tardarías mucho en volver y que... que...
-Ya estamos - dijo sacándome de mis pensamientos. Yo sólo asentí.
Como era de esperar nos tuvieron bastante tiempo esperando en la salita. Un tiempo que se me hizo eterno, con cada ruido que hacían las agujas del reloj que colgaba de la pared, el puño que apretaba mi corazón presionaba un poco más. Pero por suerte, allí estaba Yuri, que sin hablar me condujo a uno de los sofás y me abrazó.
-¿Familiares del señor Díaz? - preguntó un médico vestido con el pijama verde.
-Nosotras- respondí sin dudar mientras me levantaba veloz.
-Bueno - dijo Yuri detrás de mí - no somos exactamente familiares, él no tiene familia viva, pero somos como hermanos - dijo seriamente.
-Bien. El señor Díaz, sufre una importante conmoción cerebral, no hemos podido evitar que entrara en coma, así que no sabemos los efectos secundarios que tendrá cuando su cerebro vuelva a su tamaño original... Ni si va a despertar. Pero no tiene ningún hueso roto ni daño en cualquier otro órgano del cuerpo.
Mi cerebro tras escuchar que no se sabe si va a despertar desconectó. Todo era culpa mía. Mi maldita culpa. Y por ello Javier está en coma.
-Valeria, pequeña... - dijo Yuri mientras me limpiaba una lágrima que no había notado y me abrazaba suavemente.
-Es culpa mía - dije en voz baja, más para mí que para ella.
-¡No! No es culpa de nadie, ha sido un accidente, ya verás. Cuando se despierte nos va a aclarar todo.
-Si despierta - dije empezando a sollozar - y además no tiene familia...
-Es un hombre fuerte y va sobrevivir a esto, no te preocupes. Y por lo de la familia, nunca la ha tenido. Es huérfano desde que con unos días de vida le encontraron en un contenedor. Sobrevivió a eso y sobrevivirá a esto. Es un luchador. Y además, si tiene familia. Tú y yo. - dijo abrazándome y besando mi cabeza -,así que ahora lo único que hay que hacer es esperar a que despierte del sueño que se está echando y conociéndole seguro que no tarda, el hijo de puta es un culo inquieto.
Supe que le intentaba quitar hierro al asunto, tanto para ella como para mí. Porque, aunque intentaba esconderlo, su mirada mostraba lo dolida y desesperada que estaba por su amigo. Y todo por no alarmarme más y yo ni si quiera puedo mantenerme serena por ella. Pero porque para mí, él o ninguno de los boxeadores de El Tártaro son sólo clientes, han pasado a ser familia, una pequeña familia de hombres grandes y rudos, pero con corazones grandes como sus bíceps. Pero sobre todo Javier, el primero que me trató con una igual y que me aviso sobre el mal humor de la mujer que ahora mismo es la dueña de mi corazón.
-Vale - dije respirando para intentar contener los sollozos. - ¡Espera! Habrá que ponerle en una habitación privada y estar con todo el tiempo posible hasta que despierte. Y...
-Eh, calma, ahora vamos a hacer todo el papeleo, pero primero prefiero que te calles un poco - dijo abrazándome un poco más fuerte -. Que aunque el este en coma no es bueno que entres tan agitada, porque entonces cuando lo veas...
-Vuelves a tener razón - dije apoyándome en ella.
-¿Qué te parece si vas a casa y traes algo para alegrar un poco la habitación para cuando se digne a abrir los ojos y yo me quedó con el hasta que llegues?
Fui a decir que si, sobre todo porque sé que ella quería un momento a solas con Javier, para dar rienda a su alta a lo que sentía y no asustarme más. Y se lo merecía. Pero entonces recordé.
-Yuri - dije apartándome de ella y recorriendo suavemente con mis manos su torso - tus costillas! Te tienen que estar matando de dolor y yo dejándote conducir y...
-Estoy bien.
-No, deberías estar en reposo. No conduciendo ni de pie ¡Dios! Soy una mala novia- dije notando como mis lágrimas amenazaban con derramarse de nuevo.
-¡Que estoy bien! No te preocupes. Mira, vamos a hacer los papeleos en un momento, y prometo sentarme en el sillón o silla que haya en la habitación de Javier mientras que tú vas por algunas cosillas, ¿qué te parece?
-Bien - dije sabiendo que nada le iba a separar del lado de Javier en estos momentos y no creo que sea tan tonta para estar de pie sufriendo cuando puede estar sentada a la misma distancia.
-Anda, vamos - dijo cogiendo mi mano con un apretón cariñoso y llevándome a lo donde sea que haya que ir para conseguir un traspaso de habitación.
No sé qué haría sin ella, con tan poco tiempo y ya se ha convertido en un pilar importante en mi vida.
Holiiii buenos días por las tardes ✌️
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TUYA-adaptación(YULERIA)
ActionTodos los créditos son de (@yamileth351038) Solo lean espero les guste la adaptación😻💕