Cap 68

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Su cuerpo paso por dolor por varios días, los momentos que más odiaba era en el momento de curarlos. Al desnudarse sonrió por los moretones en sus costillas, brazos, piernas y espalda.

Tenía que dormir, esa acción no fue bien recibida por sus heridas, se tomó con fuerza las costillas. Al pasar las horas sintió el sudor bajar por su frente, paso silenciosamente su agonía hasta que cerró los ojos.

Sintió tanto dolor que volvió en si, su habitación estaba oscura, aunque quisiera no podía estirarse y tomar su varita que estaba en la mesa cerca a su cama. Inmóvil trato de ver algo. Salto al sentir un frío tacto en su mejillas sonrojadas por su agonía.

-Me alegra que estes aqui- dijo una voz femenina que la distrajo de su dolor, sintió como su acompañante se acercaba hasta su cuello, se acomodo de modo que Eris jadeo por el peso -Siempre sorprendiendo a loas demas-

-Bella me lastimas- logró decir, con cuidado la empujó, su respiración aumentó un poco, casi grita por el dolor al tratar de sentarse, una luz casi la deja ciega.

-Tienes que venir conmigo- la pelinegra estaba muy cerca de su rostro, se alejó disimuladmaneto. Retiro su cobija e intentó levantarse. -Es en serio-

-No estoy de humor- tropezó al sus piernas temblar levemente.

-¡Lucius no está, ni siquiera el mestizo!- Bella la tomó de la cintura bruscamente. Eris trato de forcejear sin éxito alguno.

-¡Bella sueltame!- nunca le había gritado a la mujer. -Dejame descansar, que me importa si están o no- se mordió los labios de la frustración.

-Narcisa esta dando a luz en este momento y esta sola-

No supo donde saco las fuerzas para salir de casa y desaparecer con Bellatrix, corrió por los jardines de la mansión Malfoy. Su corazón y ansiedad a mil, empujó las puertas con violencias, un elfo doméstico joven y nervioso con toallas brinco del susto. La peliblanca casi lo bota por la prisa, maldijo por la mansión enorme, en una de las muchas habitaciones un grito la ayudó a encontrar a la rubia.

La hermana de esta entró después de la peliblanca, Narcisa se miraba muy mal, pálida y sudorosa.

-¡Por que no fui informada de que estabas embarazada!- sabia que no era el momento, su mente nublada quería una explicación.

-Eris fue una orden- se acercó la pelinegra hasta su hermana, que cada tanto se retorcida y gritaba. Eris a punto de estallar la habitación se acercó, le tomó la mano a la rubia que temblaba del dolor y del miedo.

-Tendras a ese bebé en tus manos en muy poco tiempo- con náuseas y dolor llamo al pobre elfo, Dobby obedeció cada una de las órdenes de la bruja que lo trataba con amabilidad a pesar de la angustiante situación. Eris por pura inercia actúa, con un hechizo limpio el área y sus manos. Colocó toallas y mantas debajo de las piernas de la futura madre, separó sus piernas y con una mirada le dijo a Bella que tomará a su hermana en todo momento. -Narcisa escuchame- trago al ver líquido salir, era el momento -¡Empuja, no pares!-

Al comenzar a salir los rayos de sol, se podía ver la silueta de dos individuos que caminaban muy cansados. Al entrar a la gran mansión el dueño sintió que faltaba algo.

-Lucius tengo que irme- Snape no siguió su despedida al escuchar un grito agudo, en el cuerpo de los dos hombres comenzo a subir un escalofríos que los dejó estáticos. Reaccionaron al ver cómo Bellatrix bajaba las escaleras deprisa, el rubió intento detenerla fallando por la rapidez de la mujer que desapareció al instante.

Temiendo lo peor corrieron saltando varios escalones, Severus tenía la varita lista. Lucius entró pálido al ver la sangre y a su esposa inconsciente en la cama, corrio arrodillandose hasta tomarla de los hombros. Eran tantos sus nervios que su mente bloqueo el llanto agudo que se escuchaba en la otra habitación.

Para Severus fue distinto, camino con cautela a esa habitación con la puerta medio abierta, la empujó y entró, paro al ver la escena más hermosa.Ante él de espalda estaba Rellish, que sostenía un pequeño bulto que hacia mucho ruido, su corazón latio fuertemente al verla a ella tan protectora con lo que tenía en las manos.

La mujer con ternura retiro las mantas, acercó al pequeña a su pecho, este paro de llorar al sentir el calor. Abrió sus ojitos sacándole emociones reprimidas a la peliblanca, sus manos tomaron la pequeña mano y recordó su sueño que tuvo hace mucho tiempo y como de un ser tan pequeña salían las hermosas palabras "mamá".

En un descuido el bebé pateo sus costillas sacándole un gran quejido, aun así no soltó al pequeño.

-Rellish-

La peliblanca alarmada apuntó con su varita al intruso, el pequeño comenzo a llorar por la brusquedad del movimiento. Mirada gris y negra se enfrentaron, fríamente cubrió al bebé y comenzo a salir.

Lucius sin separarse de su mujer vio a la peliblanca sostener algo.

-Es un varón- se acercó hasta el mudoo hombre y le extendió al pequeño. No pasó desapercibido la mirada de desconcierto de Malfoy -Ella está bien, despertará cuando este lista, el bebé ya comió y Bella fue por un sanador que no tarda-

-Eris yo... -

-Bella me dijo que recibieron órdenes de no revelar nada- su mirada cambio al ver al pequeño, sintió vacío al separarse de él -Lo vi nacer Lucius, será el recuerdo más preciado- sintió su mirada nublarse por las lagrimas, no espero paso hasta la puerta.

" Huye"

Bajo los escalones deprisa, Dobby movió su manita despidiendo a la amable bruja, Eris comenzo a escuchar voces molestas en su interior, emociones horribles, no pensó en desparecer solo en alejarse. Por una raiz tropezó y escuchó el espantoso sonido de algo romperse. Su pecho comenzo a levantarse de manera violenta, grito en la nada, su única opción era su varita.

Alcanzó a ver cómo una mano pálida detenía su brazo tembloroso, con miedo intento alejarse y arrastrarse por el suelo. Algo la presionó contra el suelo, volvió a gritar hasta que su garganta ardió, la punta de la varita apuntó su cabeza, alcanzó a ver una luz y después la nada.

Severus exhausto corrió hasta alcanzar a la peliblanca, dejándose caer cerca de ella tras mantenerla con su peso encima. Se sentó sonriendo al verla luchar hasta el final. Al recuperar el aliento la tomó en brazos llevándola hasta su hogar.

La deposito en la cama, se detuvo al verla Francisco en seño con profundo dolor, con toda su moral gritando le levanto la parte de arriba de la pijama, revelando una gran zona morada. Necesitaba urgentemente atención.

Corrió hasta sus reservas de opciones, le administró las que pudo, con las mejillas rojas le retiró la blusa dejándola solo en sostén. Unto sus manos con ungüentos y masajeo el área. Sin querer rozó el sostén, su mirada se poso en aquella zona con un volumen hermoso, sabía que habían hombres que sentían cierto interés por algunas partes de una mujer, en ese instante descubrió lo que él prefería.

-Snape- anonadado observo cómo la mano de Rellish tomaba la tela de su ropa acercandolo, esta tenía sus ojos cerrados. Por inercia colocó sus brazos a cada lado del cuerpo o de la mujer, encerrandola entre su cuerpo. La otra mano le tomó la mejilla con ternura. -Al ver tu cabello me recuerdan al de mi hijo- Eris comenzo a sonreír abriendo sus ojos.

Snape retrocedió, la peliblanca lo acercó más a su cuerpo hasta que la nariz del pelinegro le provocó cosquillas en su cuello.

-Rellish- los labios de ella silenciaron su voz, la mujer hundió sus dedos en los cabellos del pelinegro, profundizó el beso sacándole a ambos pequeños gemidos. Sus cuerpos comenzaron hormiguear.

La peliblanca se separó, viendo a otro lado que no fuera a su futuro esposo.

-Quiero a ese pequeño como tome al bebé de Narcisa- las lágrimas comenzaron a salir al igual que los sollozos -El tiempo pasa, Petunia tuvo un varón también- sonrió con tristeza -Lily esta embarazada- cerró las manos en un fuerte puño alrededor de las cobijas que cubrían la cama -Ese pequeño tenía el color de tus cabellos- intento levantarse -La vida es tan cruel Snape- se limpio las lágrimas cayendo de espaldas -Quiero un hijo tuyo sabiendo que no me amas-

Severus Snape quedo petrificado con aquella revelación. Recordó al ver a Lily tan feliz, esta mujer quería ser madre y lo peor es que jamás lo sería su se aferraba a unirse a él. Había descubierto que todo este teatro era por los efectos de las pociones, con frialdad se alejó dándole la espalda a la peliblanca que comenzaba a dormirse.

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