Parte 1

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Sin duda su trabajo era atareado y bastante agotador, sin embargo él lo realizaba con gusto. Dicho trabajo era producir sonidos. Sin él los ríos no fluirían de la misma manera, las aves perderían su encanto, los músicos no serían más que mimos sin sentido, y los humanos perderían esa cualidad única de hablar. Pero la gente también lo personificaba cono un ser de dudosa ética, pues sin él un insulto no envenenaría al amor, o una mentira no corroería la vida de un inocente.

En fin, ni héroe, ni villano, él solo labora en la fabricación de sonidos porque es lo único que conoce y lo único que le da sentido a su vida. Él vive de sus preciadas melodías. Su nombre es Eco. Eco existía mucho antes del primer nacimiento de fabricantes junto a sus hermanos Aequitas el ciego, que era fabricante de visiones y luz y los siameses Bioros y Morte, fabricantes de la vida y la muerte.

Pero alguien que dedica su vida a engendrar ruido está destinado a resultar desquiciado por la abrumadora cantidad de ecos en su cabeza, sin embargo Eco una destreza peculiar que le permitía conllevar la situación. Eco era sordo. Pero cómo lograba desempeñar su labor si no percibe ni reconoce los sonidos que confecciona. Eco logra, no oír, sino sentir los sonidos. Su cuerpo funciona de manera que le permite contener y entender a exactitud las resonancias que crea su imaginación. Es pequeño y de apariencia infantil, es de color gris con protuberancias doradas posicionadas de manera simétrica. Pero lo que permanece siendo un misterio es cómo era capaz de colocar los sonidos sin ser advertido, pero sea cual sea su método de entrega, es efectivo.

Fabricante de sonidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora