Bᴇᴛᴛᴇʀ ᴍᴀɴ«ʏᴏᴏɴᴍɪɴ»|ᴛᴇʀᴍɪɴᴀᴅᴀ|

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"If only i knew what my heart was telling me"

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Sacó a la chica que estaba encima suyo y se levantó con la mirada fija en el hombre mayor apoyado en el marco de la puerta, el cual mantenía una sonrisa burlona que lo único que provocaba en el era ira.

- ¿A qué mierda estás jugando? -Se puso frente a Junsang y sin pensarlo lo empujó fuera de la habitación.

- ¿Yo?, tú eres el que estaba jugando con esa perra, lo sabes y por eso estás así. -Apretó su mano en un puño y no tuvo que seguir pensándolo antes de darle un puñetazo en la mejilla de su entrenador, tirándolo al suelo.

-En tu puta vida vuelvas a referirte a jimin de esa forma, o sino tendremos verdaderos problemas. -No espero ninguna respuesta de parte de Junsang y salió del lugar en dirección del estacionamiento.

Debía hablar con jimin y explicarle todo, no podía dejar que todo se arruine por su estupidez.

Había sido un idiota al pensar que podría olvidarse de ese hermoso bailarín con otra persona, nadie nunca podría ser como jimin, lo sabía y debía recuperarlo.

Se sentía mareado y su corazón no paraba de latir en su oído.

¿Cómo había podido pensar en olvidar a jimin?, desde el momento en que ese hombre entró a su vida, con sus lindas sonrisas y brillantes ojos no había segundo que no estuviera metido hasta lo más profundo de su mente.

Y cuando lo vió ahí, mirándolo con sus ojitos apagados y con lágrimas acumulándose supo lo mucho que había arruinado todo con él, lo mucho que le dolía verlo así y lo mucho que le dolía saber que lo había decepcionado.

No podía dejarlo ir tan fácilmente, sabía que estaba siendo un maldito egoísta y no debería esperar nada del bailarín, porque no se lo merecía y eso le ardía en su interior, recordándole todos sus errores y como iba a tener que sufrir por culpa de estos.

Se estacionó delante de la casa en donde vivía el rubio y se quedó ahí, sentando dentro buscando el coraje para bajarse del auto y poder explicarle todo a jimin, decirle la verdad y pedirle perdón, y eso lo aterraba.

Le aterraba tener que decirle la verdad, sobre todo porque en eso incluía decirle sobre el como había querido estar con él solo por capricho, por motivos egoístas. No tenía la valentía para verlo a los ojos y ver una vez más esa mirada de decepción y tristeza, no podía, le partía el corazón.

Sacó su celular y le mandó mensaje tras mensaje rogando que le respondiera alguno, no quería hacerlo sentir peor de lo que ya lo había hecho, ir a la puerta de su casa y comenzar a hacer un escándalo era lo último que jimin necesitaba en estos momento, y por esa misma razón solo se limitó a llamarlo y mandarle mensajes de texto, implorando que le diera una oportunidad para explicarle todo y poder ser sincero.

Pero ninguno fue respondido y entendía el porqué, así que resignandose a tener que irse y dejar al rubio por un tiempo, golpeó el manubrio de su vehículo con rabia, para después prender el motor e irse a su hogar.

Al llegar fue recibido por un gatito negro, frotándose contra su pierna para después irse a su cama a seguir durmiendo, lo siguió y se acostó a su lado, mirando al techo en busca de una solución.

¿Por qué siempre debía arruinar todo?, no había sido suficiente con sus padres y hermana mayor, ahora la había cagado con la única persona que le había dado un amor tan incondicional y sin segundas intenciones, tan puro y hermoso que no pudo evitar echar todo por la borda, ¿y para qué?, todo por querer cumplir con las expectativas que tenían sobre él,

Antes de que su madre falleciera y su padre se fuera con otra mujer, todo en su vida era perfecto, tenía una vida normal y buena, nunca le había faltado nada, pero supuso que para el Yoongi de doce años no era suficiente y quería más. Comenzó a ser egoísta y manipulador con las personas que más lo querían, había sido un idiota, y todo empeoró cuando su padre se largó de casa, su temperamento se hizo peor y a los trece años ni su hermana le dirigía la palabra. Su madre siempre se esforzó por darle una buena vida, por mejorar su actitud, pero nunca lo consiguió.

Un día antes del accidente, le dijo palabras que ahora se arrepiente y todo por una tontería.

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—No, Yoongi, no irás. —Su madre siguió cocinando la cena mientras que su hijo de trece años permanencia enojado a un lado de la puerta.

—Todo el mundo irá, no seas exagerada, no pasará nada malo. —Vió a su madre y le molestó como está no le estaba prestando ni la más mínima atención a lo que decía.

Quería ir a esa fiesta, la chica que le gustaba estaría ahí y quería acercarse a ella, invitarla a bailar. Claro que esa chica era una estudiante de último año y en la vida le daría una oportunidad a un niño que poco y nada sabía de la vida.

—Por esto papá nos dejó, siempre eres igual de exagerada, no me dejas disfrutar mi vida. —La mujer mayor ignoró el pinchazo en su pecho e ignoró las palabras de su hijo menor.

—No metas a tu padre en esta conversación, no irás y punto.

—Te odio, ojalá papá me hubiera llevado con él para no tener que soportar tener que estar contigo. —Luego de soltar esas crueles palabras se fue de la cocina y fue directo a su habitación, en donde se tiró en su cama.

Y sin tener la mayor idea, en la cocina había dejado a su madre con lágrimas en sus ojos y el corazón destrozado.

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Había sido un completo idiota, no había dicho esas palabras en serio, él amaba a su madre, pero el enojó le había nublado la mente, y para un niño en su pre adolescencia no había sido fácil ver cómo la persona que admiraba los abandonaba y se iba con otra mujer, con la cual hizo una vida y familia nueva, dejándolos a ellos en el olvido.

Luego de que su madre falleció su hermana no volvió a hablarle nunca más y hasta el día de hoy no tiene ni la más mínima idea sobre su vida.

Sabía que era una persona destructiva, todo lo que tocaba lo rompía y todas las personas que lo amaban terminaban heridas por sus palabras y acciones.

A veces cuando se encontraba en la soledad y su única compañía eran sus pensamientos, le gustaba olvidar todos los momentos malos y solo recordar los buenos, en donde era feliz y no era una mancha de oscuridad que pudria todo lo que tocaba, en donde tenía una vida llena de alegrías y cosas buenas.

Una vida en donde jimin estaba a su lado.

Se recriminaba constantemente el porqué no pudo interpretar qué era lo que su corazón le estaba diciendo.

Y ahí, en donde su única compañía era Luismi y el ruido de la lluvia golpeando su ventana, su celular se prendió y escuchó el sonido de una notificación.

Sin ánimos agarró el aparato entre sus manos y al desbloquearlo se adentro a sus mensajes, encontrándose con un solo mensaje que le había mandando Jimin .

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Su corazón comenzó a latir desenfrenadamente y sin responder tiró su celular a su cama, soltando un suspiro y lo único que pasó por su mente es en cómo le explicaría todo a jimin, como le sería sincero y le diría toda la mierda que había sido con él en estos últimos meses.

Pero como siempre se había dicho a sí mismo: Mejor seguro que arrepentido.

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