Un paso para ser feliz

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Fiorella

-l'vitsa, tu hombre loco te está buscando- me dice Svetlana entrando en la habitación que ocupamos Maxi, Ayax y yo en la otra mansión del señor Sergei, la anterior la están remodelando.

Soltando un suspiro tomo a mi bebé en brazos, estos dos días han sido un infierno. Ni siquiera los días en la Fosa me mataron tanto como el dolor por ver al grandote de esa manera.

Madonna Santa mi pobre Jennifer está devastada, eso no es bueno ahora que tendrá un bebé. Quizás un mini Henry. Los rusos han sido un gran apoyo en estos momentos, le doy gracias a mi nona por poner en mi camino a personas tan increíbles.

El camino fue duro, fue doloroso y fue difícil, pero aquí estoy, no me han derribado. Lucrecia no ganó y jamás lo hará.

Él que no llevó bien ese tema fue su hijo Dominic, es entendible. Jamás imaginó que su propia madre sería capaz de hacer todo esto, incluso presenció el "intento de boda" con su propio nieto.

-Ya salgo, solo termino de vestir a Ayax- la rubia baja la vista hasta mi pequeño, la sonrisa más tierna que le he visto aparece en su rostro.

-Es tan hermoso- observo como su sonrisa flaquea cuando ve el collar que le obsequió-El futuro de este pequeño guerrero está más que claro, dominará el puto mundo.

Observo a mi pequeño de ojos únicos, es difícil creer eso ahora, es solo mi bebé, cuando sus pequeños ojos de encuentran con los míos siento que quiere decirme algo.

-Creo que está de acuerdo con tus palabras, Svetlana- digo mientras lo levanto-Vamonos- los tres salimos de la habitación hacia la sala.

Sentado en el sillón se encuentran Maxi y la pequeña Ana. A pesar de todo lo que experimentó, la niña se ha comportado con mucha madurez y ha entendido las cosas, estos días deberían de ser de felicidad, ya todos reunidos como familia.

Pero las cosas están muy mal, los socios de los Polacos no están contentos con la masacre hacia su líder, Nicholas me evita a toda costa, Dominic y su esposa no saben que hacer de ahora en adelante. Sergei, Jennifer y Maxi...

Ellos son los que peores están, ver a mi pobre Maxi tan derrotado me duele en toda el alma. Su actitud arrogante y altiva de siempre está quebrantada.

Y Lucrecia, bueno sinceramente no sé dónde la tenga el señor Sergei y tampoco me interesa, lo que hizo no tienen perdón, así que lo que más deseo es que tenga el peor de los sufrimientos. Porque los que nos hizo no lo pagará tan fácil.

-Tengo que regresar a Rusia- me informa Svetlana-Cómo sabes, Adriano partió en la mañana, tenemos que ver algunas cosas con un cargamento que viene de Austria- coloco a mi hijo en mi cadera y la abrazo, aunque lo odie.

-Cuídate, tú y Adriano son muy importantes para nosotros- digo-Llámame cada que puedas.

-Lo mismo te digo- besa la cabecita de Ayax-Me avisan si tienen noticias.

Se despide con un gesto de la cabeza de Maxi y de la pequeña Ana. Cuando la puerta se cierra me siento en el sofá junto a ellos.

-¿Por qué nunca abre sus ojos?- pregunta curiosa Anastasia.

Volteo a ver a Maxi y solo esboza una sonrisa pequeña.

-Es algo quisquilloso mi bambino- digo besando su cabecita perfumada, lleva un trajecito de color negro que tiene una motocicleta impresa en su pecho.

-Jenny dice que solo los abre cuando tú o mi primo Maxi están con él- la mención de Jennifer hace que trague con fuerza.

-Te prometo que cuando se encariñe contigo, verás sus ojos- la pequeña asiente con entusiasmo.

SepulcroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora