PROLOGO

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-Lo siento mucho Frank-

Esa es la última frase que cualquier ser humano quiere escuchar, y más aún si eres parte de la policía y quien te la dice es tu jefe y eso no era del todo una sorpresa, porque para cualquier ser humano normal el ver tantas luces azules y rojas en la calle de tu hogar no es una buena señal, no lo es, así que solo caminas con la esperanza de que no estén afuera de tu casa, que no estén afuera... pero lo estaban.

Hacia unos momentos, antes de que esas palabras me retumbaran en el cerebro estaba sentado en el auto, deseando con todo mi corazón que cualquier cosa que estuviera pasando delante de esa valla de seguridad no tuviera nada que ver conmigo, absolutamente nada. Pero ese pensamiento era difícil de mantener cuando llevaba al menos 15 llamadas perdidas en el camino de la estación a casa y mi prometida no las había contestado.

Y qué decir de las miradas, esas miradas que te advierten que todo está mal, intente parecer sereno, deseaba no darle peso a lo que sucedía, porque no podía suceder nada malo, porque no debía suceder nada malo.

-¿Qué paso?- pregunte al primer oficial que vi pero en cuanto esas palabras salieron de mi boca el hombre palideció- no...- solté con una desesperación ahogada dentro de mi pecho.

Comencé a correr hasta mi casa, dándome cuenta de la verdad, de lo que no quería ver, de que todo estaba en mi contra, de que el mundo se estaba derrumbando lentamente.

-Alto Frank- algunos de mis compañeros intentaron detenerme pero necesitaba más que a un par de peleles para detenerme cuando podía ver los impactos de bala en la puerta de mi casa-¡Frank!- se aferraron a mí pero como un animal desbocado salí de su agarre

-Lo siento tanto hijo- el jefe Stone me detuvo con todas sus fuerzas- Lo siento hijo, lo siento- repitió sujetándome por el torso impidiendo que llegara a donde aquellas marcas de sangre dibujaban el camino hacia la imagen más impactante que vería en mi existencia

-¡¡¡¡¡¡CONSTANS, NO, NO, CONSTANS, CONSTAS CONTESTAME NOOOO!!!! ¡¡¡¡¡Suéltenme!!!! ¡CONSTANS!- me derrumbe entre sus brazos

-La vecina escucho las detonaciones y llamo a emergencias, llegamos tan rápido como pudimos... todos siguen peinando la zona, encontraremos algo, lo haremos-

-¡NO, NO, NO!- gritaba con tanta desesperación que podía sentir el desgarre en mi garganta.

Estaba convencido de que esto tenía que ser una jodida pesadilla, el peor de mis sueños, no podía ser verdad, la mano que veía desde aquí no podía ser la suya.

Mil veces fui la persona que dijo "lo siento" la que sostuvo con fuerzas a madres, padres, esposos hermanos, siempre, fui yo, y no podía creer que ahora era "a mi" a quien tuvieran que sostener. El aire se terminaba en mis pulmones lentamente, quería que mi cerebro creara una explicación precisa de lo que pasaba. Que la lógica bajara de donde sea que estuviera y creara de esto un evento mágico sin precedentes.

Que fuera mentira, que fuera un sueño, que fuera otra persona, que fuera yo.

Pronto los paramédicos levantaron su cuerpo del suelo, sus cabellos dorados caían por la camilla, ¿Cómo podían ser tan poco amables con el amor de mi vida? ¿Cómo? Un paramédico comenzó a alumbrar mi pupila, no estaba seguro desde que momento estaba inclinado frente a mí, pero ahora estaba en el suelo, completamente destrozado, con todas esas voces tornándose extrañas a mí alrededor, volviéndose nubladas.

En algún momento entre el camino de casa al hospital todo se volvió pequeños fotogramas, ahí estaba yo sentado a los pies del cuerpo inerte de mi prometida. Aún tenia puesto los tacones dorados que le compre para nuestra cena, seguro que llevaba su bonito vestido naranja, en mi espalda un brazo se apoyaba, no, no se apoyaba, me sostenía... el jefe me sostenía mientras todo pasaba. Y entonces todo se nublo.

Cuando abrí los ojos en esa camilla los susurros a mí alrededor se hacían más y más fuertes, esto no era una jodida pesadilla, era la puta realidad y yo debía regresar en mí.

-Frank...-

-Stone- respondí con el brazo sobre el rostro

-Debemos hablar de lo que paso, sabes cómo son las cosas-

-Lo sé...-

-Si quieres esperar, puedo venir mañana pero tú sabes que...-

-Se supone que iríamos a cenar, le llame después del desayuno, llegaría un poco más tarde, y no quería que me esperara- me senté mirando al suelo- El caso de Brooklyn nos estaba llevando más trabajo del planeado, ella tenía que testificar el día de mañana nadie lo sabía, tu sabes que estas cosas no se dicen. Quizá por ello quería que todo el papeleo estuviera en orden, y lo estaba, juro por Dios que lo estaba pero Jeremy insistía en que debía de terminar todo lo que tenía en la mesa, pero no tenía caso, era información chatarra y entonces yo...-

El mundo se quedó en pausa, mi cerebro llego a donde debía de llegar y la furia subió desde la punta de mis pies hasta el último folículo de mi cabello.

-Frank-

-Jeremy me pregunto ayer si Constans estaba sola en casa- dije apenas- hoy en la mañana me pidió saludarla... y cuando le dije de la cena él dijo "Debe estar tranquila" pero estaba tan nervioso, tan jodidamente nervioso que no lo note... no me di cuenta...- me puse de pie tambaleándome todo estaba en mi cara, escupiendo mi maldito error

Mi cuerpo tuvo vida propia y salí del hospital como si me llevara el diablo estaba ciego de coraje, ¿Cómo pude ser tan estúpido? ¿Cómo? Baje las escaleras del lugar desesperado y ahí estaba en la patrulla junto a otro par de compañeros. Miraba su teléfono con una maldita sonrisita en el rostro a diferencia de todos que parecian un tanto descolocados, entonces todos esos ojos se posaron en mi y en cuanto me vio salió corriendo.

¿Por qué correr?

¿Por qué hacerlo?

-¡FUISTE TU!- lo tome del cuello como si fuera de papel en cuanto le di alcance- fuiste tú maldito infeliz, ¿¡Por qué!?- y una ricita burlona salió de él

-No sé de qué hablas-

-Lo sabes maldita sea, lo sabes- lo lleve al suelo de un puñetazo

-Mátame si quieres...- tocio- pero no sé de qué me hablas... al igual que tu mujer... que debía de no tener idea de nada...- Eso fue todo, la cordura salió de mi cuerpo y mis manos tomaron el control, cada golpe me carcomía y todos a mi alrededor intentaban inútilmente arrancarlo de mis manos.

-Frank, suéltalo, lo mataras- la voz de Stone resonó en el- ¡Suéltalo! si te llevo a la comisaria ¿Quién acompañara a Constans?- y fue ahí antes de dar el último golpe que me detuve

-Jeremy le amenazo jefe- dijo uno de mis compañeros

-¡Pues arréstenlo maldita sea! ¡Acaso quieren mi puta permiso!- les grito mientras me retiraba del lugar completamente destrozado

Al día siguiente sepultamos a Constans...

Ese día en Brooklyn, ella y yo solo hacíamos nuestro trabajo, pero nadie más lo vio de ese modo. El mundo es un lugar oscuro, lleno de gente malvada, y eso no era un concepto extraño para nosotros, no, al menos hasta que me desgarraron el alma de esta manera. Ella hizo bien su trabajo y esas personas decidieron darnos una lección...

Se la llevaron como advertencia... se la llevaron por todas aquellas cosas que vio y callo, y ahora estabamos aqui... 

No podia creer que todo terminaria asi, y que yo no tuviera ni una jodida idea de que sucedio, se suponia que trabajabamos juntos, se suponia que ella y yo eramos parte de lo mismo y no lo vi, no tuve ninguna señal, tenia años en las fuerzas, tenia la experiencia suficiente para saber que estaba de pie sobre arena movediza. 

Y aun asi, aunque tuviera todo el jodido cuidado del mundo al final termine perdiendola... 


Dicen En El PuebloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora