XXVII

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—Dame otro —le ordenó Marcela al bartender—No, no, mejor dame toda la botella.

El hombre atendió la orden y ella de inmediato se bebió un generoso trago.

Las luces frías y neones dominaban el sitio, el barullo de la gente era opacado por la música estridente, sin embargo, en el área VIP donde se encontraba Marcela el ruido parecía abstenerse a entrar con fuerza y ahí, sentada frente a la barra trataba de ahogar sus penas. Estaba estática, su corazón le dolía, pero parecía negarse a asimilar lo que había pasado.

—¿Ya viste quién está aquí? —señaló Layla con el ceño fruncido, André volteó con disimulo viéndola a lo lejos. —Y yo pensando que hoy sería un grandioso día —bufó tras volver la mirada a sus cartas de póker.

—¿La invitamos? —añadió con afán de molestarla

Layla solo reviró la mirada y con la elegancia que solía irradiar bebió su martini. André colocó la última carta en la mesa y ella aumentó la apuesta.

—¿Por qué dejaste que Aurora hiciera un trato con V&M?

—¿Por qué no? Es un buen negocio, ¿No viste las estadísticas? —Igualó la apuesta.

—Aún así, no creo que sea una buen idea.

—Qué raro, tu ausencia brilla con este tipo de asuntos y ahora mágicamente te importa... ¿Qué te traes, Simons?

—Nada, es solo que... —alcanzó a decir cuando André la interrumpió atendiendo una llamada en respuesta ella le recriminó con la mirada.

—Es Isa.

—Pero no son las dieciocho —repuso viendo la hora— ¿Cómo está? ¿Está bien? ¿Al fin me la presentarás? Come on, darling, suelta algo.

—No me dejas escuchar —la reprendió—Te lo mando por mensaje —finalizó y escribió algo en el teléfono.

—Yo quería hablar con ella —reclamó dejando la copa en la mesa.

—No, tú querías otra cosa, ya te conozco. Si te la hubiera pasado la hubieras atosigado con tu curiosidad.

Come onbufó—. Whatever, tengo cosas mejores que hacer que estar con un aburrido como tú añadió dejando sus cartas sobre la mesa. De inmediato tomó su bolso y sacando el teléfono inició una llamada, un par de timbres sonaron y cuando le atendieron sonrió.

André le observó con duda.

Estaba recogiendo las cartas cuando una llamada lo detuvo por un tiempo considerable hasta que finalmente se acercó al bartender que le había prestado el póker.

Thanks, dude.

—Miren quién es: Andrés Santana —dijo Marcela con befa.

—André Santillán —corrigió volteando a verle.

¿Quién eres? || Betty en NYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora