Prólogo

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Prólogo

[Japón – 1542]

En una ciudad de la Provincia de Mino se encontraba en una horrible situación.

El líder del clan Oda llamado Nobuhide Oda, se encontraba confrontando con Saito Dosan, otro señor Feudal en el norte de Mino.

En medio de esta guerra, la ciudad que no tenía nada que ver con los intereses de los señores feudales.

Se encontraba devastada la ciudad, se lograba visualizar un infierno que no se apagaba.

En medio de este infierno estaba un niño de cabello rojizo y de ojos dorados viendo los cuerpos muertos de sus padres como también de sus amigos y familiares donde seguro compartió algún momento con ellos en su pequeña vida.

La guerra se encontraba ya en su etapa final.

Oda Nobuhide y Saito Dosan no daban el brazo a torcer.

De seguro llegaría un momento donde se detuviera, ninguno de los dos había conseguido algo bueno. Tuvieron más perdidas que beneficios.

"¿Destino?" El niño miraba con sus ojos muertos sin soltar ninguna lagrima a los cuerpos muertos de las personas que son o fueron importante para él. "Me hablaste mucho de eso, mamá. Y ahora me encuentro en conflicto por eso... ¿este es mi destino? ¿perderlos a ustedes? ¿vivir en la desgracia? O... ¿acaso mi destino esta maldita?"

Libero una ligera risa.

"Supongo que es lo último..." llevo su mirada al cielo nocturno brillando del color rojo de las llamas. "Lo vi mamá... vi mi futuro... y como terminaba. Solo, en una casa con un deseo de forjar una espada que resulta imposible de forjar... ¿dije imposible?" soltó otra ligera risa. "No es imposible... pero aún tomara otra vida para lograrlo... pero ya no como humano, sino como un Pseudo-Servant... Lo sabias mamá... existe lo sobrenatural... los cuentos de miedo que me contabas años atrás..."

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Si existen.

[2 días después]

Oda Nobuhide regresaba a su tierra, Owari.

Llevaba con él, esclavos de guerra que sobrevivieron en su batalla con Saito Dosan.

Los plebeyos de esa tierra no le quedaban otra opción que convertirse en esclavo del Clan Oda.

Ahora los nuevos esclavos se encontraban caminando descalzo pasando por el horrible camino de piedras donde gruñían de dolor por que no soportaban ya más tiempo ese horrible tratamiento, no le dejaban tomar descanso y eran tratados como animales en vez de humano.

Fueron 2 días sin comer, sin tomar agua y sin descansar para solo cumplir el objetivo de Oda Nobuhide, en llegar a su tierra natal.

Entre los esclavos que iban amarrados con una fuerte soga, iba el niño rojizo caminando, mirando el suelo rocoso.

"Tengo hambre, sed y sueño. Y este señor feudal no nos permitió a nadie a dormir por los menos. Incluso sus vasallos se quejaron en murmullos de esa acción."

Pensó el niño rojizo con una mueca.

Solo podía esperar que llegaran más rápido a la tierra de Owari para al menos dormir.

"¡Oda-sama! Nos falta poco para llegar, estimo que nos faltan 30 minutos."

Dijo un vasallo que se acercó a Oda Nobuhide.

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