El Símbolo Del Mal (remake)

prologo

PROLOGO

Desde tiempos inmemoriales, la luz y la oscuridad han sido fuerzas antagónicas, una dualidad que ha perdurado a lo largo de los siglos. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando la propia luz empieza a desvanecerse? La respuesta es clara: se desvanece. Este fenómeno, también presente en nuestros días, refleja la evolución de la humanidad hacia la adquisición de habilidades extraordinarias conocidas como "quirks" o "dones". Con el surgimiento de estos dones, surgieron también los héroes: individuos que, desinteresadamente, empleaban sus poderes para proteger y servir a los demás, sin esperar retribución alguna. Pero a la par que nacían los héroes, también emergían los villanos: individuos que buscaban únicamente su propio beneficio, sin importarles causar daño a los inocentes, llegando incluso al extremo del homicidio. Esta lucha entre el bien y el mal, aunque los héroes lograban victorias en batalla, acarreaba la pérdida de individuos de noble corazón, dejando solo a aquellos que ansiaban fama y reconocimiento por sus acciones. Con el tiempo, esta corrupción alcanzó incluso a los héroes mismos, sumiendo en oscuridad lo que antes brillaba con luz.

Como consecuencia de este cambio, las asociaciones de héroes se vieron corrompidas, priorizando sus propios intereses por encima del bien común. Aquellos héroes que se negaban a obedecer sus órdenes eran eliminados, al igual que los civiles que presentaban dones demasiado poderosos, considerados una amenaza potencial. Este declive moral de la sociedad se hizo cada vez más evidente, sumiendo al mundo en una decadencia progresiva.

[10 años en el pasado]

La escena se abre con la imagen de un niño de apenas 7 años, inmerso en un juego con su hermana de 5 años. A pesar de su corta edad, el niño, con su distintivo cabello verde, ostenta el rol de hermano mayor, superando a su compañera por apenas dos años. Juntos, se sumergen en una fantasía de héroes y aventuras, dejando volar su imaginación en un universo de posibilidades.

Mientras los niños se entregan a su juego, en el horizonte se distingue la figura de una mujer de notable belleza, también caracterizada por su cabello verde. Observa la escena con una sonrisa que ilumina su rostro, una expresión de ternura y complicidad ante el vívido juego de los pequeños. Su presencia, aunque en silencio, añade una dimensión de calidez y cuidado a la escena, como si estuviera protegiendo con amoroso orgullo la inocencia de sus hijos.

–Oye, Izuku, ¿crees que algún día lograremos convertirnos en héroes tan poderosos y admirados como All Might? –inquirió la niña a su hermano, su voz resonando con una mezcla de esperanza y admiración.

–Por supuesto, kasumi. Estoy seguro de que juntos alcanzaremos la grandeza y nos convertiremos en héroes que inspiren a otros –respondió Izuku con determinación, su tono reflejando una confianza inquebrantable en el futuro.

–¡Sí!– exclamó la niña con entusiasmo, su rostro iluminado por la visión de un porvenir lleno de posibilidades emocionantes, antes de retomar el juego con renovado vigor junto a su hermano.

En un cambio de escena, se vislumbra a Izuku caminando junto a su madre por las calles, la oscuridad de la noche envolviendo su entorno. Una vez llegan a su hogar, kasumi se encamina directamente a su habitación, mientras que Izuku permanece en la sala junto a su madre. Sin embargo, la tranquilidad del momento se ve interrumpida abruptamente por el sonido de un golpe en la puerta. La mujer se dirige a abrir mientras Izuku se dispone a prepararse un plato de cereal, ajeno a la presencia del extraño visitante.

Entonces, una sucesión de imágenes desgarradoras se despliega ante los ojos de Izuku. En una, la madre yace tirada en el suelo, inmóvil, su figura desvalida ante la brutalidad del acto perpetrado. En otra, Izuku queda petrificado al presenciar el cadáver de su madre, sus ojos llenos de horror y desesperación al contemplar la tragedia que se despliega ante él. Mientras tanto, el extraño intruso se apodera de las posesiones de valor, su codicia evidente mientras saquea el hogar, sin remordimiento alguno. Todo esto ocurre ante los ojos de Izuku, quien siente cómo un sentimiento incomprensible crece en su pecho, una mezcla de ira, tristeza y confusión que lo consume desde adentro, mientras las lágrimas brotan de sus ojos, testigos mudos de su dolor insondable.