Cuando Luz despertó, estaba desorientada. ¿Dónde se encontraba? ¿Había sido un sueño lo de la noche anterior? Sin embargo, al escuchar la puerta principal de la casa, recordó todo de golpe. Resopló y miró su móvil. Eran casi las nueve de la mañana. Tenía que levantarse si quería que la cundiera el día. Sin embargo, no quería hacerlo sin antes darle los buenos días a su chica.
Después, como solía hacer cada mañana, abrió su calendario. De forma automática tenía las tareas laborales marcadas. Esa semana tenía que entregar un artículo de opinión. Parecía ser que a los lectores de ¡Acción! les interesaba mucho lo que Luz tuviera que decir. Claro que no sabían cómo se llamaba realmente. Esa era una de las peculiaridades de la revista para la que trabajaba. Ninguno de los periodistas firmaba con su nombre, sino con un seudónimo. Según Julián, eso hacía que incrementara la curiosidad del público y, por tanto, el engagement en redes. Tenía su parte positiva y su lado más negativo. Era verdad que tener otro nombre profesional la ayudaba a expresarse con mayor libertad en las columnas de opinión, por ejemplo. Se sentía más protegida detrás de una identidad falsa. Pero al mismo tiempo no firmar como "Luz Lasierra" la frustraba. Solía pasar especialmente con los artículos y reseñas que tenían más popularidad. Por supuesto que le había contado sus inquietudes a su jefe, quien enseguida le había quitado hierro al asunto diciéndole que la revista era un portal donde el periodista daba voz a los lectores. "Si firmaras con tu nombre", le había dicho, "perdería la magia y la razón de esta revista". "Pero es que soy yo la que los escribe, no las personas que nos leen", pensaba ella.
No obstante, se había acostumbrado. Paula Albalad era uno de los nicknames menos originales dentro de la revista, pero quizás ese era el punto a su favor y lo que ayudaba a que la gente conectara con ella. No tenía un nombre extraño, impronunciable o inglés para sonar más cool. Era Paula, y eso a la gente le gustaba.
Entró de nuevo al portal web de la revista, donde todavía aparecía en primer plano su último gran artículo, ese que tantas horas de investigación le había llevado. A fin de cuentas, no es fácil cubrir los abusos sexuales en el cine nacional cuando tienes una amnesia de más de 10 años. Hizo clic en el titular. Todavía la gente seguía interactuando con él.
EL CINE ESPAÑOL DICE "BASTA"
Son muchas las voces de mujeres dentro de la industria las que se han alzado para denunciar al actor Aitor Sánchez (39) en estas últimas semanas. Múltiples actrices, directoras, guionistas y ayudantes de producción, entre otras profesiones dentro del cine, han compartido testimonios en los que afirman que Sánchez suele cruzar la línea tanto dentro del set como fuera de él. "Es un secreto a voces", confesaba la semana pasada la ayudante de dirección Laura Gutiérrez para ¡Acción!. El dos veces nominado al Goya parece tener una mano muy ligera con sus compañeras, a las que ha acosado en incontables proyectos. Este "Adonis Español", como no se ha cansado de llamarlo la prensa rosa desde que apareció por primera vez en la serie Una Pasión Desmedida (2021), ha hecho gala de su creciente poder dentro de la industria silenciando todos estos abusos. Y no me extraña, sabiendo que es hijo de uno de los directores más importantes de este país, el señor Víctor Sánchez, que se ha negado a prestar declaraciones.
Pero estamos hartas. Llevamos años calladas, décadas e incluso siglos, un tiempo en el que se nos ha enseñado que calladitas estamos más guapas, como si la belleza fuera nuestra única valía; un tiempo en el que hemos aprendido que, si cualquier compañero o superior cruza una línea, esa línea está en nuestra cabeza, porque exageramos toda muestra de cariño. Y ya estamos hartas. ¿Cuántas mujeres más tienen que salir a dar la cara? ¿Cuántas más tienen que denunciar su situación para que nos crean? Las denuncias no les arruinan la carrera; el señorito tiene dinero más que suficiente para vivir del bolsillo de papá toda su vida, para encontrar un hueco en cualquier película fuera de España. Sin embargo, ellos hacen una llamada y a sus compañeras pueden cerrarles la puerta de cualquier proyecto. ¿Cuánto tiempo más vamos a estar permitiendo este abuso?
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Déjà Vu
FanfictionLuz Lasierra desapareció en circunstancias extrañas. Fue su mujer, Ainhoa Arminza, quien, sintiéndose tremendamente culpable, denunció su desaparición. Cinco años más tarde, Luz reaparece en el pueblo para solucionar un asunto legal, pero no parece...