Min Yoongi, lo sabía.
El aroma impregnado en la camisa de lana fina y algodón egipcio, de su querido esposo, no le pertenecía a él.
Él ya ha llorado en conjunto con la lluvia, pero su esposo Park Jimin, le lloraría una tormenta.
✨️Min Yoongi= ome...
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Yoongi desde lo lejos admiró como Jimin salía de la casa donde pasó la noche. Se fijo en el hecho de que todo el personal salía y le daban gracias a un Jimin tan de postura recta y correcta, sus lentes oscuros ocultaban su rostro de quijada marcada y mirada afilada. Yoongi, carcajeó sarcástico, colocando su codo en el ventanal, para sostener su frente cansada.
El omega ha pasado la madrugada y parte del día dentro de la camioneta. No se había cambiado y no se ha preocupado en tomar los supresores guardados en la guantera, pero tampoco le tomaba importancia cuando no iban a ser necesarios.
Miró de reojo su reloj en la muñeca derecha, notando que apenas serían las cuatro de la tarde; soltó un suspiro impaciente y se estiró por su móvil tirado por debajo del asiento del copiloto ;marcó directo al numero de su abogado y los pitidos resonaron en su cabeza. Su espalda picó incomoda por las constantes malas posturas, pero tampoco era un tema importante y por el cual no se quejaría.
-¿Has notado el cambio de lugar? -El pitido de espera terminó y Yoongi fue el primero en hablar.
-Es lo que justamente estaba mirando. Me es familiar ese lugar, no hace falta que me mandes la dirección exacta -Min alzó una ceja curiosa. Pero por su bien, no preguntó nada.
-En ese caso te espero... -Yoongi colgó de nuevo y no bajó del todo la ventana de la camioneta.
El aroma liento combinado con los rayos del sol, aumentaba el clima pesado de la humedad, provocándole aperladas gotas de sudor amargo y salado; su lobo estaba incandescente desde que miró el cuerpo desnudo de su alfa, las nauseas de su humano quedaron de lado al notar el deseo sexual de su lobo. Ayer durante la noche, Yoongi iba a meterse a la ducha y le rogaría que lo penetrara hasta sentir su nudo en el vientre, mientras le repitiera que solo lo ama a él. Pero hoy que lo miró a lo lejos, se reprimió a solo observarlo y sentirse libre cuando el carro de su alfa se perdió por la carretera.
Los golpes en su ventana llamaron la atención.
Un señor de mediana edad y de barba blancuzca le sonrió, Yoongi correspondió a la misma sonrisa dulce que siempre ha tenido que usar sin importar a quien.
-¡Señor Park! -El beta lo saludó con animo-. Creí que llegaría mas temprano; su esposo ya se ha marchado a su casa...
Yoongi negó mental, estaba confundido.
-Es lo que temía, pero no pasa nada. Mi marido me ha dicho que me de las llaves de la casa; al parecer ha olvidado unas cosas adentro. Y su hermano vendrá en unos momentos, y me pidió que no le negara la visita.
Yoongi ingenió un pretexto para conseguir entrar a la casa.
-No me ha dicho nada el señor Park... ---El beta rascó su cabeza.
