CAPITULO 3. ESTUDIANDO. LO QUE ESTAN OCULTANDONOS.

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Antes de seguir en la historia tengo que revelar algo que a varios les va sorprender, no se como decirlo o que hacer pero si no lo digo habrá muchas confusiones en el futuro por lo que mejor lo diré sin más. Mi madre tiene poderes.

Pero no tiene poderes tan sorprendentes o que sea realmente útil, ella tiene el poder de cargar cualquier aparato eléctrico, e incluso puede dar electricidad a la casa donde está. Es algo raro pero eso le ha servido en el trabajo donde está, así mantiene la red de internet siempre estable, mi madre no sabe porque puede hacer eso, pero me dijo que las mujeres de su familia pueden tener este tipo de poderes, no son tan ostentosos pero siguen siendo sorprendente, ella me dijo que tener este tipo de habilidades se les fueron otorgadas por los ángeles para ayudar a los demás. Ella creía firmemente en esa creencia y creo que lo creyó hasta el final. Para mí era un caso diferente, si bien esos poderes son increíbles creo que no deberían tenerlos, porque si sirven para ayudar a los demás entonces debe haber algo malo que esté por llegar lo cual me asusta mucho. Pero para mí desgracia eso fue cierto y no saben cuánto desearía no haberlo sabido.

Volviendo a mis memorias del pasado, ahora estoy en la escuela y estoy a punto de recibir una paliza, y es porque por seguir los consejos de Baleal y me puse a investigar en la escuela si alguien tenía problemas familiares, le pregunté a un chico que estaba sentado con un aspecto sombrío. Pero cuando le fui a preguntar si tenía problemas en su casa, el se me acercó y me grito.

—¿QUÉ MALDITO PROBLEMA TIENES?—Me cuestiona el enojado.

—Solo quería preguntarte si tenías algún problema en casa—Le pregunte intentando calmar la situación pero el no parecía querer dar marcha atrás—No quería molestarte.

—Entonces no te metas dónde no te llaman—Me recrimina para querer darme un golpe cuando alguien se atraviesa.

—Cálmate Francis—Dice un chico de cabello castaño algo pequeño pero con una voz bastante ruda.

—¿Tu de nuevo?—Gruñe el chico molesto que parece ser llamado Francis—Déjame en paz.

—Te dejaré en paz cuando ya no mandes tu rabia en otro lado, este mundo no necesita que alguien esté echando pestes—Este lo empuja y se me acerca—¿Estás bien?—Iba a responder pero veo como el otro chico se acerca con la intención de golpearlo pero el que ayudo lo esquiva y lo bloquea—Esto no puede seguir así amigo, tienes que tranquilizarte.

—No lo sabes, nunca lo sentirás, así que deja de comportarte como si nos entendieras—El se aleja con molestia mientras que el otro chico solo lo mira.

—En verdad, si lo entendiera podría hacer más y no simplemente limpiar esto.—Voltea a verme y saluda—No deberías hacer ese tipo de comentarios sin saber lo que está pasando, por cierto soy Jonny Sidney.

—Soy Jacobo Amberd, y gracias por ayudarme.

—No tendría que ayudarte si tan solo no hubieras dicho algo que no deberías—Reitera Jonny—En este punto de la historia hay cosas que no puedes decir.

—Pero realmente no se porque se comporto así, yo solo quería saber si tenia problemas en su familia—Me justifico a lo que Jonny se queda pragmático.

—En serio no lo sabes, aunque bueno, ahora la situación es un poco delicada para hablar con todo el público.

—¿Qué quieres decir?—Le pregunto confundido pero el no me hace caso.

—Solo ten cuidado con lo que dices o haces en la escuela, nosotros los niños estamos por ser puestos a prueba en un juego que nadie nos va ayudar, no se porque tenemos que sufrir pero de algo estoy seguro es que si queremos sobrevivir debemos ser fuertes y seguir adelante con nuestras vidas, aún si eso lastima nuestra vida.

—Creo que tienes razón—Finjo darle la razón a ese chico, para así irme de ahí, ese chico se queda quieto por un momento para luego irse a un lugar lejos. Es una persona muy diferente a las que conozco de la escuela, muy raro para ser un niño, pero bueno, que puedo decir si no conozco a los demás después de todo.

En tal caso voy a la biblioteca para leer con tranquilidad, después de todo, recuerdo que ahí está un compañero que se comporta como si estuviera deprimido y parece que tiene problemas en su casa por lo que iré a verlo, después de todo si quiero decirle a Baleal que no pude hacerlo tengo que ser sincero y demostrar que lo intente, si sale igual de desastroso que antes tendré que abstenerme de resolver cualquier problema que cause sin poder usar las palabras, me será muy difícil.

Llegue a la biblioteca y hablé con el, era un chico  de aspecto deprimente, como si todo el tiempo estuviera triste o sombrío, me siento a lado de el pero no sé que decir, o como actuar. Por lo que decido hablar con el de manera normal.

—Hola.

—Hola—Dice el de manera sería, está leyendo un libro pero pareciera que en realidad esta perdido en sus pensamientos.

—¿Cómo estás?—Intento entablar una conversación.

—Estoy bien, vete por favor—Dice el chico quien claramente no quiere hablar conmigo, pero no me voy a rendir.

—Solo quiero hablar contigo.

—Solo quieres burlarte de mi, al igual que los hizo Magnus—Deja el libro y me mira con molestia—Creen que por ser un huérfano no tengo derecho a opinar sobre la situación de ahora e incluso no valgo nada debido a que mi madre es considerada una traidora, pero no, no me interesa dar explicaciones sobre que hice o porque no hago nada.

Me quedé en silencio sin saber que decir pero en ese momento, mi ignorancia hizo que no retrocediera.

—Se que tienes problemas en casa—Digo amablemente—Y no estoy aquí para criticarte, solo quiero que me cuentes que paso, solo quiero saberlo es todo—Este se me quedo mirando con duda como si no supiera cómo decir no pero al final accedió.

—Supongo que hablar contigo no es tan malo—Dice para hablar conmigo. Lo que te voy a decir es privado y no quiero que nadie lo sepa, solo para aclarar no te voy a contar sobre mi familia.

—Pero yo quería…

—Por tu aspecto pareces que no sabes nada y yo—Mira a su alrededor como si alguien lo estuviera vigilando—Tengo cosas que proteger, no te conozco por lo que no puedo asegurarme que valgas la pena—Respira profundo y habla—Esto no es reciente, ya tiene tiempo que esto esta ocurriendo ¿Has visto como más personas desaparecen en estos días?

—Si, lo he notado.

—Pero no has notado algo sobre estás desapariciones—Declara el—Estas desapariciones tiene algo que ver qué pronto lo vamos a ver, el problema es que esta amenaza no ataca a todos sino a nosotros, las familias que siempre han estado en la ciudad y bueno, lamento decir esto pero no hay manera de arreglar o detener esto.

—¿Y esa amenaza afecta a todos los demás?

—No solo en esta escuela—Me reveló—Si quieres saber más sobre esto te recomiendo que busques en internet pero te voy a dar un consejo, date prisa, no sé porque pero tengo la sospecha de que ya hay alguien que te tiene en la mira.

—¿A mí?

—No a ti en realidad, me refiero a lo que están tomando pero bueno, eso no me importa.

Me quedé en la biblioteca sin saber que decir o hacer, mi vida es muy rara desde que llegué a ese barrio pero bueno, ya hice lo que me pidió Baleal por lo que puedo descansar de todo este lío.

Después fui a clase y mi día transcurrió de forma habitual, no pasó nada raro por una semana, no quise investigar lo que me decían por lo que me mantuve algo cerrado a ese tipo de información o cosas, sin embargo no hay que ser idiota para no notar que en efecto las desapariciones aumentaban y más policías aparecían. Y luego llegó el día en la oscuridad llegó a mi familia. Todo empezó cuando Baleal llegó a mi casa con una invitación para que mi familia fuera a la feria y tuviera una función privada de magia.

Los días de calman casi nadie los aprovechan pero al final siempre los atesoras más que nada, pero al final, no te pertenecen.

CUENTOS DE UNA LUJURIA DESENFRENADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora