¿Amor?

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Estaba en su cama con una sonrisa de idiota en la cara cuando escucho los gritos de Juan.

-¿Pero cómo se te ocurre traerla aquí? Eres un inmaduro Oscar, ¿que pensabas? Que te ibas a casar con Jimena y doña Gabriela te iba a recibir con los brazos abiertos, y toda la fortuna Elizondo en bandeja de plata- Franco salió del cuarto siguiendo los gritos.

-Eso pensabas ¿o no?, carajo- Entro justo a tiempo para ver a Juan tomar a Oscar de la camiseta.

-Pero ¿qué está pasando aquí Juan? Suéltalo- Se interpuso entre los dos para separarlos.

-Que, que pasa? Pasa que este imbécil con su ambición arruino todo- Franco miro a Oscar quien se estaba acomodando la camisa.

-Yo no arruine nada Juancho! Al contrario soy el unico que trato de seguir con lo acordado, si me case con Jimena fue buscando lo mejor para los tres!, hice lo que ninguno de ustedes pudo. Y si, salió mal. Pero por lo menos no me quede de brazos cruzados!- ¿Qué había hecho? Ya se habrán enterado todos en casa de los Elizondo, seguro eso fue lo que salió mal ¿qué estará pensando Sara de ellos después de semejante noticia?

-No finjas que te importa un carajo lo que pase con nosotros, o lo que paso con Libia! Si a ti lo único que te importa es el cochino dinero, no pensaste en lo que esto podría ocasionar en mi relación con Norma.- En mi relación con Sara, pensó Franco.

Si esto arruinaba lo que tenía con la mayor de las Elizondo estaba decidido a hacerle la vida imposible a el imbecil de Oscar.

-Se pueden quedar aquí en la habitación de Libia, la señorita Jimena no tiene la culpa de haberse casado con un imbécil como tú.- Franco no se había atrevido a hablar desde que Oscar confesó lo que había hecho, pero tenía que saberlo, ver donde estaba parado en todo este lío.

-¿Cómo reaccionaron los Elizondo?- ¿Cómo reaccionó Sara?

-Como ya te imaginaras nada bien, de entrada ya no tenemos trabajo, y además ya saben que no somo ningunos albañiles- Supongo que Oscar notó la inquietud tanto de Franco como de Juan por que de Inmediato agrego- Piensan que aceptamos el trabajo por mera necesidad, no tienen Idea de lo de Libia.

-Tenemos que ir a contar la verdad, que sepan quienes somos, y que no tenemos interés en dañarles, ya no.- Sobre su cadáver permitiría que Juan soltase toda la verdad, no se iba arriesgar a perder a Sarita, menos después de aquella tarde en Santa Clara.

-¡No Juan! Será mejor que dejemos todo así, ya no tiene caso decir nada.

-Claro que tiene caso, yo no pienso dejar a Norma, y tampoco quiero tener una relación a base de mentiras.

-Es que si hablamos puede que todo se acabe Juan, piensalo, Norma no te perdonará el haber querido acabar con su mama.- Esperaba poder persuadirlo, pero Juan era terco.

-¿Podremos discutirlo mañana? Jimena está esperando en el auto aun, y se le parecerá muy raro que no haya ido por ella aun.

-De acuerdo lo pensaré, Quintina!- Gracias al cielo.

-¿Si don juanito?

-Prepare la habitación que era de mi hermana para Oscar y su ESPOSA, asegúrese de guardar cualquier cosa que pueda probar la existencia de Libia bajo llave.- Por ahora podía descansar, ya mañana se encargaría de hablar con Sara y asegurar que todo estaba bien, no dejaría que Oscar arruinara esto.

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El teléfono dio tres timbres antes de ser levantado por una voz familiar en la otra línea, pero no la de aquella mujer que lo volvía loco. Colgó de inmediato y suspiro frustrado

El verdadero amor perdonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora