Capítulo 10

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Diciembre 2007

Jaekyung

—Todos deberíamos vivir un momento en el que tomamos conciencia sobre la fragilidad de la existencia— leyó lo que tenía escrito en un trozo de papel y Yosep bostezó, esto provoco que se molestara y encendiera una vela más para que pudieran leer la seriedad con la que se tomaba esas cosas—. Les digo que leí esto en un libro del director, fue ayer que me tenía castigado y entonces me puse a pensar; el próximo año cumpliremos 10, 11 y 12 años. Es un hecho que no van a adoptarnos, sabemos que siempre eligen a los más pequeños.

—En eso estoy de acuerdo— mencionó Daehyun—. Hace mucho que perdí la esperanza de que alguien me lleve a casa, ya ni siquiera me emociona cuando vienen las familias a vernos como si fuéramos ganado.

—¿Lo ven? Daehyun está conmigo ¿Quién más?

Changmin y Yosep intercambiaron miradas, en realidad no eran unos amantes de la aventura y ya no sabían que esperar de él que todo el tiempo estaba fraguando nuevos planes para dejar el internado o emprender un largo viaje llegado el momento en el que salieran de ahí.

—Supongo que puedo escuchar— dijo Changmin y Jaekyung se sintió aliviado, sacó una hoja arrugada de sus bolsillos y comenzó a leer lo que había escrito la noche anterior.

—Los niños en el orfanatos somos niños que viven con una tristeza muy por debajo de cualquier otra emoción, pero también podemos crear ilusión a partir de esa tristeza, podemos soñar y no sólo eso, podemos crear la realidad en la que nos sentimos cómodos, es por eso que a partir de hoy, fundamos nuestra pequeña sociedad y prometemos que nos seguiremos viendo cuando dejemos este lugar, recorreremos el mundo por cielo mar y tierra y quizá algún día llegaremos al centro de la tierra, lo más importante es creer en nosotros mismos y confiar en los amigos.

—Pfff ¡Pero que tontería! — Baek Minesok apareció con sus secuaces, se creían mucho porque fumaban a escondidas y salían del internado para perderse en las calles de la perdición, a veces decían que ya tenían sexo y eso que apenas tenían 16. Minesok y sus amigos encendieron los cigarrillos con sus velas y les escupieron el humo en la cara.

—¿Por qué están aquí? Largo— Jaekyung sintió como si algo se oprimiera dentro de su pecho, se suponía que ese sótano era secreto, un secreto suyo y de sus amigos que nadie más debía ensuciar.

—En lugar de estar diciendo tantas idioteces, deberían plantearse que al salir de aquí no tendrán dinero ni dónde vivir, no habrá nadie que los espere ahí afuera y lo único que podrán hacer será buscar un empleo mediocre y coger para aliviar las penas ¿Qué les hace creer que son especiales?

Jaekyung apretó los puños con fuerza ¿Cómo se atrevía a hablar así?

El mundo estaba ahí afuera y les esperaba con un centenar de oportunidades.

—Los chiquitines sólo saben soñar con mierda idealizada— gritoneó otro.

—¡Largo! — Yosep se le acercó e intentó reconfortarle.

—Tranquilízate Jaekyung.

—¡No! Que se larguen. O ya verán— los grandulones se carcajearon a grito abierto de su pose de pelea y dieron el primer golpe, las velas rodaron y encendieron un librero de madera podrida que estaba por ahí, todo acabo con la llegada de los bomberos. En la enfermería el director les prometió que pagarían con trabajo todo lo que habían provocado.

Jaekyung entendió desde muy pequeño que a veces lo material resulta más importante que lo demás, el director nunca se fijó en los golpes que tenía en la cara, tampoco en la sangre que escurría por la nariz, de la suya y de la de Minesok que a pesar de que le llevaba seis años no había conseguido esquivar sus puños.

A 452 kilómetros de ti (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora