Monstruo

Capítulo 12

Athenodora se quedó estupefacta mientras se tocaba los labios con una sensación de asombro, aún sin estar segura de si los últimos momentos eran reales. Pero así fue. De hecho, Isabella la había besado.

—No lo entiendo —dijo al fin, con total y absoluta frustración—. No solo porque no tenía idea de lo que estaba pasando por la cabeza de su pequeña compañera, sino porque ahora que había probado los labios de Isabella, sabía que no era suficiente. Necesitaba más y lo necesitaba pronto. —¿Por qué lo hizo...?

—¿Quizás tu forma agresiva de demostrar tu amor finalmente la alcanzó? —sugirió Sulpicia, aunque estaba tan confundida como Athenodora—.

Hah, y sus compañeros dijeron que el enfoque asesino de Athenodora no funcionaría con su compañero. No necesitaba ser blanda, simplemente necesitaba asesinar cosas para el beneficio de Isabella. "Supongo que tengo que estar preparado para masacrar a la humanidad más a menudo".

"No, no, no vas a hacer eso", se apresuró a intervenir Didyme. Se volvió hacia Sulpicia, que parecía estar a un punto de estar de acuerdo con Athenodora, y dijo: —Tú tampoco lo estás. Ciertamente, el asesinato no es el camino hacia el corazón de alguien".

—Era para mí —murmuró Athenodora petulante—. Ante la creciente exasperación de Didyme, Sulpicia asintió con la cabeza.

"Me sentí bastante... interesado... cuando Athenodora había matado a ese hombre brutal por mí en el año mil ochocientos —murmuró Sulpicia—. Parecía perdida en sus pensamientos mientras trataba de descifrar la compleja serie de giros y vueltas que eran su relación con Isabella. "Es probable que solo necesitemos averiguar qué tipos de asesinato y tortura son los que atraerán a Isabella y evitar aquellos que la molestarán".

—Los dos sabéis que estábamos interesados el uno en el otro mucho antes de que mataran a nadie —dijo Didyme poniendo los ojos en blanco—. Cuando sus dos compañeros parecían estar al borde de la protesta, ella dejó escapar un suspiro que sonó demasiado cariñoso para ella y para sus compañeros. "Todos sabemos que Heidi es su mejor amiga. ¿Qué tal si le pedimos que pregunte de qué se trataba antes de decidirnos por algo precipitado? ¿Heidi? La última fue una llamada a la mujer en cuestión, ya que todas las reinas eran conscientes de que el vampiro más joven aún podía escucharlas.

—Sí, mi reina. Haré lo mejor que pueda", respondió Heidi obedientemente.

Athenodora comenzó a quejarse de que no necesitaba a nadie más que a las otras reinas para averiguar cosas sobre su pareja y rápidamente fue silenciada. "Un beso y tu ego se ha inflado a proporciones verdaderamente épicas", bromeó Sulpicia con su guerrero gruñón. Se puso sobria rápidamente cuando se dio cuenta de que Heidi había empezado a hablar con Isabella, al igual que las otras reinas. Todos querían escuchar lo que Isabella tenía que decir.

Lamentablemente, justo cuando Isabella estaba a punto de responder, sin saberlo, había salido de su rango de audición, dos puertas insonorizadas muy gruesas se cerraron detrás de ella y Heidi. La única forma en que podrían escucharlos hablar es si alguien gritara.

Para sus adentros, Heidi hizo una mueca. Las reinas no iban a estar muy contentas con eso.

—¿De verdad tengo que decírtelo? —preguntó Bella vacilante. Todavía se estaba recuperando del beso que había recibido y se encontró extrañamente tímida acerca de lo que había hecho como resultado. El objetivo de convencerse a sí misma de hacerlo era que se suponía que era un acto de venganza; La venganza contra otra persona no debería afectarla hasta este punto.

—Por supuesto que no, Bella —dijo Heidi, aunque habló con cuidado—. Realmente quería lo mejor tanto para Bella como para las Reinas, pero era difícil caminar por esa línea cuando un lado necesitaba información y el otro no quería compartirla. "Reconozco que tengo mucha curiosidad por saber qué hiciste; Fue un gran cambio en su comportamiento. Las reinas todavía se están recuperando de eso también".