Tenia la mirada perdida en el papel, totalmente concentrado en los trazos que hacía, buscando plasmar la belleza que tenía la persona frente a mis ojos.
— ¿Qué haces? — preguntó cuando se dio cuenta que lo observaba con más detalle de lo normal.
— Te dibujo ¿No ves? — respondí levantando la vista de la croquera pero sin enseñarle el dibujo, me daba vergüenza.
— Ah, ¿Puedo ver? —
— No —
Le vi hacer fruncir el ceño y alejar la cajita de Nesquik que había estado tomando hace unos instantes. A Tom le gustaba el Nesquik de chocolate y por alguna razón lo tomaba con frecuencia, no podían faltar los packs ni bolsas de Nesquik cada vez que tocaba ir al súper.
Mamá decía que se le caerían los dientes, yo era más fatalista y le decía que le daría diabetes.
— ¿Por qué no? — jure que podía ver un puchero formarse en sus labios.
Pero debía ser mi imaginación, mi hermano no hacía pucheros desde que cumplimos seis años.
— Porque no he terminado — respondí con firmeza, tratando de mantener mi concentración en el dibujo y no ceder a la presión de Tom. Sabía que si le daba chance no pararía hasta que le mostrara el dibujo.
Él suspiró, claramente decepcionado, y volvió a tomar su cajita de Nesquik, jugueteando con la pajita mientras me observaba con curiosidad.
— Sabes — volví a despegar mi vista del papel. — te pareces al conejo de Nesquik —
Me miró con una ceja arqueada, confundido por mi extraña comparación.
— Cómo voy a parecerme a un conejo Bill — respondió, seguramente creía que buscaba molestarlo por su peculiar adicción a la bebida achocolatada, pero realmente le encontraba un parecido con la mascota de la marca.
— Es en serio, solo miralo, los dos se visten igual — dije señalando su ropa ancha y su gorra ladeada, justo como el conejo de Nesquik. Tom soltó una carcajada y miró hacia abajo, examinando su atuendo con una sonrisa irónica.
— Vale, tienes razón somos la misma persona — su respuesta era sarcástica, lo que me causo una risa que intente amortiguar con la mano. — Eh no te rías, te apuesto que ese conejo no puede tocar la guitarra tan bien como yo — me guiño un ojo.
Negué con la cabeza, aún tratando de aguantarme la risa mientras la croquera caía de mis piernas al pasto, dejando al descubierto mi dibujo de él recostado sobre el pasto tomando su caja de Nesquik.
Tom se inclinó para recoger la croquera y se detuvo abruptamente al ver el dibujo.
— Nada mal — respondió con una sonrisa boba en su rostro, aún observando el dibujo. — Dibujas genial Bill —
Me sonroje fuertemente por su halago, no era fan de que las personas vieran los dibujos que hacía sobre ellas, prefería guardarlos para mi en el fondo del sketchbook.
— Gracias.. — balbuceé, tratando de ocultar mi nerviosismo.
Tom guardó el dibujo en su mochila con cuidado y luego se sentó a mi lado en el pasto, aún con la cajita casi vacía en su mano.
— ¿Por qué no te gusta que vean tus dibujos? —preguntó, con una mirada de genuina curiosidad.
Me encogí de hombros, sintiendo la incomodidad crecer dentro de mí.
— No lo sé, supongo que me da vergüenza. No siempre salen como quiero y... —hice una pausa, tratando de encontrar las palabras adecuadas— No a todos les agrada la idea de que un extraño los dibuje —
Él asintió volviendo su vista hacía el frente y se tomó lo que le quedaba de leche. Nos quedamos en silencio un largo rato hasta que Tom volvió a romperlo.
— Bill — me llamó.
— ¿Si? —
— ¿Me das un beso? — preguntó volviendo a mirarme.
— ¿Aquí? — pregunté nervioso, estabamos en un parque donde cualquiera podía vernos y no era algo de todos los días ver a gemelos idénticos compartir un beso. — Tom, estamos en público — dije cuando le vi asentir.
— Pero no hay nadie, además estamos al otro lado de la ciudad. Nadie va a saber quienes somos —
Tom tenía razón. Aunque estábamos en un parque público, estábamos en un rincón apartado y no parecía haber nadie a nuestro alrededor en ese momento. Además, él tenía esa mirada sincera y dulce que siempre me derretía por dentro.
— Está bien —respondí tímidamente, sintiendo que mis mejillas ardían de nerviosismo y emoción al mismo tiempo.
Nuestros labios se encontraron en un suave beso, y por un momento, el mundo a nuestro alrededor pareció desvanecerse. El sabor dulce del Nesquik aún estaba presente en sus labios, mezclado con el suave roce de su boca contra la mía.
—Tus labios... —murmuré, separándome apenas lo suficiente para hablar.
—¿Qué tienen mis labios? —preguntó Tom, con una sonrisa traviesa en sus labios.
—Saben a Nesquik —respondí, riendo suavemente.
Tom rió, una risa cálida que hizo que mi corazón latiera aún más rápido.
—Supongo que debería dejar de beber tanto Nesquik entonces, ¿No? —dijo con una sonrisa pícara, acercándose de nuevo para rozar sus labios con los míos.
Asentí con una sonrisa y me dejé llevar por el momento, olvidando todo a nuestro alrededor mientras nos perdíamos en ese dulce instante. Era como si el tiempo se hubiera detenido solo para nosotros dos,no había lugar para la vergüenza ni los miedos, solo para el amor y la conexión que compartíamos como gemelos, como amigos, como amantes.
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Un Toll relacionado que termina bien, se los debía porque los otros que tengo publicados son puros finales malos.
Y si, últimamente tengo ganas de escribir de todo menos terminar las tramas que tengo hechas. Si se preguntan que paso con "Justice" la elimine porque sentí que tenía demasiadas similitudes con "Prisionero 815" y no quiero tener problemas porque crean que plagie la historia.
Eso, besos.
Gracias por leer.
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NESQUIK
Fanfiction« Besos, besos con sabor a Nesquik » ...................... • Toll (relacionado) • One Shot • Prohibidas copias o adaptaciones sin autorización Puesto 40 en el #twc Puesto 16 en el #twc 17/04/24