Uno cree conocer a las personas como la palma de su mano, pero en realidad no es así, uno nunca termina de conocerlos y ese es el error que muchos cometen.
¿Cuál será el secreto de nuestro querido cervatillo? mejor conocido como el demonio de la ra...
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—No lo olvides mi pequeño Tamu, siempre manten una sonrisa en tu rostro, porque de esa forma, tus enemigos jamás podrán lastimarte.
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Como era habitual, se podía escuchar los nerviosos gritos de Charlie buscando ideas para atraer a los pecadores que quisieran redimirse. Caminaba de un lado a otro hablando con sigo misma.
—Pero... Y si... ¿¡Qué voy a hacer!?
Vaggie al ver a su novia en tal desesperación se acercó a ella, colocando su mano en el hombro. —Charlie, amor, ¿por qué no sales y das un paseo para tranquilizarte? Quien sabe, a lo mejor descubres nuevas ideas.
La tomó y casi la saco a rastras del lugar.
_Pero... —iba a objetar Charlie. Pero sólo escucho a sus espaldas la puerta cerrarse del hotel.
—Ahh, okey, nueva misión... ¡BUSCAR NUEVAS IDEAS PARA ATRAER PECADORES!
Empezó a caminar sin tener algún rumbo fijo. Todo era como siempre después del último exterminio, donde fue la tumba del maldito de Adán.
Había mucha sangre por aquí, sangre por ahí, en fin, lo normal. Sin darse cuenta estaba a punto de llegar al barrio caníbal.
«Pues ya que estoy aquí, no sería mala idea pasar a saludar a Rosie, quizá ella me pueda ayudar»
Avanzó con paso firme hacia el Emporio de Rosie, cuando vio pasar una sombra muy conocida para ella, y al observar bien sin duda era alguien conocido.
—¡Alastor! —grito moviendo su mano derecha para llamar la atención de este, sin embargo, no la escucho y siguió avanzando.
Charlie fue tras Alastor para ver si podían ir juntos, pero este parecía ir más rápido de lo habitual.
—¡Alastor! —volvió a gritar sin tener éxito.
Ya cansada se detuvo y puso sus manos en sus rodillas para recuperar algo de aire. Levanto la vista y vio al cervatillo entrar a una puerta de madera color negro con algunos toques dorados, demasiado elegante sin dudar. Nerviosa se acercó y abrió lentamente la puerta; cuando ya iba a ingresar al lugar, una mano la tomó del antebrazo y la jalo hacia atrás cerrando la puerta.
—¡Pero cariño, que agradable sorpresa verte por aquí!
Era Rosie. —Ah, yo... Lo mismo digo... Bueno, no, es decir, es normal que andes por estos lugares verdad, jajaja, después de todo es el barrio caníbal, tu zona. —hablo Charlie algo nerviosa, ya que la había asustado la manera en que la jalo.
—¡Ay lo normal querida! Jaja—soltó una risa algo nerviosa—Pero dime, ¿que te trae por aquí dulzura? —a pesar de que en el rostro de Rosie se podía ver una radiante sonrisa, esta no soltaba el antebrazo de Charlie, la cual estaba apretando algo fuerte.
