Ampollas y Callos

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Holaa, como ven es mi primera historia, me inspire en otras obras que he leído anteriormente y las cuales me gustan mucho
Así que pues aquí está este

Este fan fic puede contener temas sensibles así que pido discreción Y una disculpa por no tener portada del Fan fic😞 si tienen sugerencias de cómo podría ser me encantaría que me lo dijeran!!

Sin nada más que decir, aquí empieza
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29 de Noviembre 1979

Lafayette, Indiana






Mis pies estaban acalambrados de tanto bailar sobre las puntas de mis pies durante horas. Estaba sentada, pues era hora de irnos.

Mientras intentaba descansar mis pies antes de quitarme las puntas, la mayoría de personas salían del salón. Al parecer nadie se dio cuenta de que faltaba yo, estaba perdida en mis pensamientos.

-Aurora ya vámonos, solo faltamos nosotras.
-Perdón, ya voy deja me quito las puntas, no me tardaré, si quieres espérame afuera-.
Dije mientras volteaba a ver a Cristy.

Rápidamente me las quite, sin quitarme todas las telas adhesivas que tenia en los pies, me puse mis tenis y salí corriendo del salón. Sentía un dolor punzante en mis dedos, y cada vez que tocaba el piso con los pies,estos se humedecían tal como cuando caminaba sobre piso mojado, a la vez de que sentía como algo tronaba ligeramente en mis dedos.

-Hasta que apareces-. Decía Cristy mientras empezaba a caminar.
-Perdón-. Dije
- Ya no te preocupes por eso, mejor vayamos a casa antes de que se haga tarde-.






-Adiós Cristy, Hasta mañana-.
Abrí la puerta de mi casa sin ganas, temiendo que pasaría esta noche con la loca de mi madre.
Pase dentro, casi todas las luces estaban apagadas, excepto en donde mi madre estaba trabajando y haciendo los encargos que tenía.

Sigilosamente intenté subir por las escaleras. En el cuarto escalón la madera crujió. Mi madre me había escuchado, sin poder hacer más espere a que llegara por mi para que empezara con sus sermones .

-¿Sabes lo mucho que me preocupe por ti?, Alabado sea el Señor- decía mi madre con estrés mientras tomaba mi cara desesperadamente, sin saber dónde poner sus manos las pasaba por toda mi cara.  -Ya suéltame, ya llegue- dije fastidiada por el comportamiento de mi madre, siempre que llegaba era lo mismo.
-Ven reza conmigo, repite después de mi, recemos juntas para salvar nuestras almas- mi madre siempre entraba en desesperación por rezar, no había otra cosa para ella que no fuera Dios.
-No quiero, ya suéltame-.
En un especié de frenesí, mi madre comenzó a levantar la voz mientras rezaba-Padre por favor libera a mi hija del mal...- Y mi madre continuaba rezando histéricamente .
-¡Que no quiero rezar!- Grite. Al darme cuenta que le había levantado la voz a mi madre, me agaché.
Mire a mi madre volteando la cabeza lentamente. Solo se había quedado quieta. En cuento la vi frunció el ceño.
Me tomo y me llevo hacia el closet con el que me había atormentado desde niña. Ella me sostenía con fuerza. Bruscamente abrió la puerta del closet y de igual manera la cerró.
-Arrepiéntete de lo que has hecho.

Y se marchó, solo me quedaba una luz tenue. Rodeada de arte sacro. Figuras de crucifixión, pinturas sacras llenas de tristeza y tortura me atormentaban, mire al piso, me acosté y esperé un buen rato, tal vez 2 o 3 horas que mi madre por fin me sacara de ahí.
-Ya puedes salir- decía mi madre con rencor en su voz y su mirada.
-Perdóname madre, no debí de hacer eso- dije esperando que me dejara salir y que bajara su enojo.
-Yo ya te perdoné, pídele perdón al Señor.
Asentí con la cabeza, juntando mis manos, entrelacé mis dedos. Mire a mi madre con una sonrisa, incliné mi cabeza hacia arriba, y por fin cerrando los ojos, comencé a rezar.
Encomiándome ante mi madre y su religión que tanto detestaba y que aún así la intentaba profesar estando con ella.
Terminado de rezar subí hacia mi cuarto para por fin bañarme, me miré al espejo como si hubiera obrado bien. Solamente complací a mi madre. Ya que si hubiera hecho bien haría todo lo que me dijera, profesaría igual que ella, vestiría lo mismo que ella, y escucharía lo mismo que ella.

Internamente sentía asco.
Me metí a la tina. Y procedí a bañarme. Pensado en si había alguna salida de aquí. Mi madre jamás entendería mis aspiraciones.
Yo quisiera escapar a Los Angeles. La ciudad en la que a demás de poder ser libre, podría disfrutar de hacer de todo sin tener que escuchar a alguien hablándome y diciendo que solo soy una pecadora más.

Me termine de bañar, anhelando liberarme de mi madre.
Solo esperaba que fuera el siguiente día, con la rutina de siempre.








Que les pareció el primer capítulo, no había escrito alguna historia antes y ya tenía ganas de escribir algo, si tienen sugerencias me gustaría saberlo y también me gustaría que me hagan saber sus opiniones!
Hasta luego💗

Bailando con el destino|Izzy StradlinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora