CAPÍTULO 1
(parte 1)
Una noche lúgubre de tal día, lo estoy diciendo mal por eso voy a decir los días y las
noches lúgubres. Las calles están desiertas a la vez persiste el ruido molesto de los
coches a veces ni siquiera hay coches, pero aun así se siguen escuchando al igual que
los pasos del techo acompañado del abrir y cerrar las puertas merodeantes que vagan
en las redes del insomnio, estos no ven la necesidad de cerrar los ojos y luego abrirlos
para seguir viéndose atrapadas dentro de ellas mismas. De repente la luz se apaga se
siguen escuchando ruiditos, me recuesto intentando ignorarlos, el frío tampoco juega
a mi favor los pies ya ni los siento intento moverlos buscando algún rinconcillo
calentito, las mantas y los edredones cada vez pesan más, pero resguardan menos al
mínimo movimiento dejan tu cuerpo al descubierto haciendo que entren pequeñas
brisas que atraviesan el grueso ropaje haciendo que la piel se estremezca, mi cabeza
permanece reposada sobre la almohada ya no es mía es suya pues siento que el cuello
no es un pilar lo bastante fuerte como para cargar con ella la almohada se apropia de
la cabeza hasta casi engullirla. Los ojos son incapaces de cerrarse por lo que no puedo
dejar de parpadear, un irritante sonido semejante al de las manecillas del reloj no deja
de sonar ¿de dónde procederá? Solo suena cuando abro y cierro los ojos al final caigo
en la idea de que son las pestañas rozando con la funda de la almohada. El temor de la
soledad me recorre de los pies a la cabeza dejándome paralizada quedando vivos solo
los ojos que se permiten poder recorrerla habitación en la oscuridad, la iluminación
hace que cambie la realidad lo que de día era un techo ahora es una capa oscura sin
límite, las paredes parecen estrecharse, respiro hondo pero lo que antes era aire ahora
son nubes oscuras que podrían asfixiarme. Cualquier mínimo movimiento como
frotarme los ojos o acariciarme el pelo crea un ruido ensordecedor que retumba en mi
cabeza. Vuelvo el cuerpo hacia el otro lado hacia la pared que primero baña la luz del
sol. La oscuridad parece mala, pero es la única forma de lograr tranquilidad ¿será por
eso que dormimos de noche? Tal vez busquemos así adentrarnos en la oscuridad, no
creo pues siempre que llega la noche buscamos algún mínimo rayo de luz ya sea
encendiendo la luz o cuando dormimos alumbramos la noche mediante sueños ¿Qué
diferencia hay entre los sueños y la vida real? En los dos percibimos y sentimos. Lo
bonito de los sueños es que no podemos controlar el tiempo sin embargo la vida
cotidiana está totalmente medida. El mayor error del ser humano fue aprender a
medir el tiempo, en los sueños lo que eran horas fueron minutos y lo que eran minutos
fueron minutos. Angustia es no poder descansar de la vida, todo llega a un punto en el
que por mucho tiempo cansa si me canso de la vida muero, pero y si me canso de la
muerte. El infierno está más acá que allá. Si sueño con mi vida es mi vida un sueño
¡duérmete ya!
(parte 2)
Irianda me mandó callar, pero me lo ordenó Irianda o fui yo misma. Empecé a
mostrarle a Irianda su historial de vida como venganza. Ella acostumbraba a dormir de
lado por lo que sus lágrimas iban descendiendo desde el lagrimal, recorrían su nariz ya sin fuerzas llegaban a la almohada que todo absorbía. Se secó con la mano la cara
y después de todo el ritual procedía a dormir.Gracias, por leer😌🦋
ESTÁS LEYENDO
Sueños en un Alféizar.
Teen FictionAcompaña a Irianda a descubrir otro punto de vista a la sociedad y la existencia, desde la mirada de la juventud, además encontraremos varios pasajes que van desde el costumbrismo hasta cuestiones filosóficas, que los jóvenes se preguntan cuando bus...