Capítulo XXIII

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¡Hola a todos! Acá un nuevo capítulo jejeje.

Acá las cosas van en picada en el Daemyra, pero, falta aún para ver que pasará jeje. 

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Besos y abrazos.

Harrold Westerling logró escapar con la reina Aemma de quienes lo perseguían, llevaba dos semanas escapando de ellos, pero ellos no se habían rendido, lo tenían acorralado en una ciudad de la que no podía salir pues los Velaryon habían dejado tropas custodiando las fronteras.

Era cosa de días para que lo atraparan, a menos de que él encontrara una forma de esconder a su ''esposa''.

Aemma por su parte confiaba en él, le creía que había peligro, pero ella comenzaba a preguntar, y él no sabía como seguirle mintiendo.

Viserys Targaryen estaba desesperado, casi no comía ni dormía, su única motivación era encontrar a su esposa.

A su Aemma, al amor de su vida. Ella estaba viva, y él lo único que quería era verla una vez más, abrazarla y decirle que aún la amaba.

No sabía que clase de vida llevaba ella ahora, no sabía si era feliz, no sabía si estaba mejor que en la vida en el palacio, a él ni siquiera le importaba si ella ya no sentía nada por él, o si ni siquiera lo recordaba, solo quería verla, porque incluso si ella no recordara quién era él, él siempre recordaría quién era ella.

Su amada esposa, la madre de su hija. La mujer que amo, amaba y amaría por siempre.

En el palacio, Daemon se había recuperado casi en su totalidad, pero la angustia de la reina solo aumentaba.

Su esposo no le dirigía la palabra, incluso si lo había amenazado con cosas horribles, él no hablaba.

Ella no le había llevado a Aegon, estaba decidida a no hacerlo, lo quería lejos de su hijo, pero no soportaba su silencio. 

Pero alguien que deseaba intervenir en esa situación, alguien que estaba cansado y solo quería que esa situación acabara.

La sala del trono estaba envuelta en un pesado silencio cuando el maestre Gerardys, con paso firme pero cansado, se acercó a la reina Rhaenyra. Sus ojos reflejaban una mezcla de preocupación y molestia mientras se detenía frente a ella, con la mirada clavada en sus ojos.

- Su majestad- comenzó el maestre con voz grave pero controlada- Debo hablarle sobre el estado de su esposo y su decisión de no permitirle ver a su hijo- dijo él y Rhaenyra envió a salir a todos los presentes menos a Criston Cole y el maestre.

Luego de eso, Rhaenyra, con el ceño fruncido y el semblante tenso, asintió para indicar que escuchaba.

No quería escuchar, no quería cambiar de decisión, ella era la reina y estaba cansada de que la cuestionaran, pero ya habían pasado algunas semanas, y su esposo ni siquiera la miraba. Incluso si lo amenazaba con dañarlo.

-El rey consorte está en un estado delicado, no solo físicamente, sino también emocionalmente"-  continuó Gerardys, sin rodeos- Es extraño para mi hablar de él así, un guerrero como él, que ha enfrentado heridas mortales sin flaquear, es muy extraño para mi verlo así, pero su negativa a permitirle ver a su hijo no hace más que empeorar su situación. El rey Daemon necesita la presencia de su hijo, necesita ese lazo que lo mantenga conectado con la realidad, y usted se lo está negando- declaró él sin importar si estaba acusando a la mismísima reina.

Si ella quería, podía tomar su vida. Pero ella lo necesitaba, lo necesitaba porque era el único maestre en que podía confiar.

La reina apretó los puños con frustración, sintiendo la culpa y la impotencia pesar sobre sus hombros. No quería sentir culpa. Pero la sentía.

El oscuro corazón de la reina (Daemyra) (Dark Rhaenyra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora