Granada

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La agarro con mi puño delicadamente ,clavo mis uñas abriendo la violentamente, su dulce jugo rojizo salpica mi cara y manos como si de sangre se tratase. Muerdo el interior bruscamente arrancando el interior manchando mi boca y dientes en el proceso. Meto en mi boca todo lo que cabe ahogando me desesperadamente como un animal comiendo su presa, comiendo más de lo que puedo masticar, arrancó la carne con brusquedad haciendo que la sangre se resbale por mi barbilla, su sabor es desagradable a mi gusto, pero no me puedo parar, es mi adiccion. Ese liquido rojo intenso es mi nicotina. El sonido de la carne rasgando se por mi dientes y la sangre combinada con la saliva es como una tortura para mis oídos. Cuando termino siento un vacío, no quiero más pero lo necesito. Agarro los restos y los entierro en mi jardín trasero. Nadie lo encontrará, nadie lo sabrá. Esto no es sobre granadas.
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En la poesía antigua las granadas eran un símbolo de canibalismo.

Historias cortas de amor y odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora