Capítulo 11

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- Es una niña muy linda - Decían los sirvientes enternecidos de la gran mansión al ver a la pequeña de cabellos rubios y piel blanca junto a sus padres. Era como un pequeño sol naciente.

Los padres simplemente sonreían y admiraban a su hija. Esta pequeña era la primera hija de los marqueses Demir y Alev.

Era como un milagro para esta nueva familia. La marquesa Alev había tenido dificultades para embarazarse y cuando por fin lo había logrado, lo había perdido... Esto provocó que cayera en depresión, no comía, no dormía y tampoco salía de su habitación, solo lloraba por la perdida.

A su esposo también le dolía está pérdida, pero más le dolía ver a su amada matarse lentamente en la tristeza. No podía permitir que siguiera así, poco a poco la hacía volver a sonreír.

Él era un esposo amoroso y atento con ella desde un principio, pero en esos momentos lo fue aún más. La abrazaba con todas sus fuerzas y dejaba que llorara todo lo que sea necesario para aliviar un poco su sufrimiento, ahora los detalles con ella eran aún más, trataba de terminar más rápido su trabajo para pasar el tiempo con ella.

Poco a poco, Alev empezaba a recuperarse, en la mansión volvieron a ver su linda sonrisa. Aunque, lo que hizo que volviera por completo la felicidad, es cuando se habían enterado de que vendría un nuevo bebé.

Fue una noticia que lleno de alegría a la mansión, pero por obvias razones procuraron tener más cuidado con este embarazo. Demir dió la clara orden que solo pocos entrarían a la habitación cuando descansara Alev, también que vendría nuevos sirvientes y una doctora para el cuidado de su esposa.

Al principio estaban extrañados por esto, pero finalmente llegaron a la conclusión de que solo quería cuidar bien a la marquesa y a su futuro bebé. Así que sin preguntar nada acataron lo que él les ordenó.

La marquesa permanecía la mayor parte del tiempo en su habitación, claro que no estaba encerrada, de vez en cuando salía al jardín a tomar aire fresco que era bueno para el embarazo. La doctora venía y revisaba a la marquesa y los sirvientes nuevos que el marqués Demir había traído para cuidar a su esposa, se encargaban de traerle todo lo que necesitara a su habitación y procurar su bienestar.

Pasaron los meses y un día como cualquiera había venido la doctora para una revisión normal. Los sirvientes siguieron con sus respectivos trabajos hasta que escucharon un fuerte grito de la habitación matrimonial.

Los que estaban más cerca intentaron entrar, pero no los dejaron. Una de las ayudantes de la doctora salió y les explicó que todo estaba bien. Solo pidió que llamen al marqués Demir para ver el nacimiento del bebé.

Rápidamente fueron a su oficina avisando que la señora de la casa estaba dando a luz. Él inmediatamente dejó lo que estaba haciendo para ir corriendo a la habitación. Llegó y tocó la puerta más fuerte al escuchar los gritos de esta.

Una de las mujeres que estaba ayudando en el parto, salió y les pidió a los demás sirvientes de la casa que se retiraran a seguir con sus labores y que estén tranquilos que todo estaría bien.

Al principio no querían, estaban muy preocupados por su señora y querían quedarse aunque sea afuera. La dama que ayudaba al ver que ella no podía volvió a la habitación y le pidió al marqués que los convenciera. Él salió y decía que los entendía, pero que por favor guardaran la calma y vuelvan a sus trabajos.

Hicieron caso y continuaron con sus actividades. Horas después les avisaron que la bebé había nacido. Así es, una bebé, una bella niña de cabellos rubios, piel blanca y ojos azules con pequeños rasgos de verde. Habían limpiado la habitación y por fín los habían dejado entrar conociendo a la pequeña niña.

SANGRE DE MI SANGRE | La Emperatriz DivorciadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora