Capítulo I: Ambición

69 13 7
                                    

El comportamiento humano es el conjunto de actos exhibidos por el ser humano y determinados por la cultura, las actitudes, las emociones, los valores de la persona y los valores culturales, la ética, el ejercicio de la autoridad, la relación, la hipnosis, la persuasión, la coerción y/o la genética. Desde los inicios de la historia, hemos tratado de entendernos a nosotros mismos con diversos estudios y, a pesar de que muchos consideren que comprender el comportamiento humano es algo extremadamente complicado, yo pienso que en esta historia está todo bastante claro.

Ambición. Según el diccionario, la ambición es el deseo de conseguir algo, especialmente poder, riquezas o fama. Pero yo creo que les ha faltado una parte muy importante. La ambición es el deseo de conseguir algo, especialmente poder, riquezas o fama, ESTANDO DISPUESTO A VIOLAR LAS NORMAS ÉTICAS O LEGALES (entre ellas el homicidio).

Soy Yvette Hawk, tengo veinte años, vivo en Nebraska, soy estudiante de criminalística y un intento de actriz. Mi novio, Charles Derricks, estudió cine, y lo hizo en una universidad bastante buena de nuestro estado, situado en el medio oeste de los Estados Unidos, sin embargo, no hemos conseguido que ninguno de nuestros proyectos triunfe como esperábamos.

Charles y yo éramos inseparables. Todo el día estábamos juntos. Pero, a pesar de ser él el estudiante de cine, no entendía mi gran afán de querer triunfar en la industria. Constantemente me imaginaba a mí junto a mi novio en uno de esos camerinos de Hollywood, mientras los maquilladores nos preparaban para grabar una escena que, meses más tarde, nos hiciese ganar un Óscar; además de mi nombre en una estrella en el paseo de la fama; así mismo como los paparazzi, los fans, y toda esa atención que recibiría.

Pero, por muy fantasioso que sonase, eso no era solo un sueño. Estaba convencida de que mi nombre iba a ser conocido por todo el mundo. Aparecería en los periódicos, en la radio y en cualquier medio de comunicación. Pero para conseguir aquello que tanto anhelaba debía pensar en qué podría llevarme hasta ese camino.

-Podríamos hacer una película de romance -sugirió Charles, con un tono apático en su voz que me hizo enfurecer ligeramente.

-¡Charlie, por favor! Tenemos que pensar en algo que tenga impacto.

-Tienes razón -dijo, llevándose su mano izquierda a su sien. Hace unos días había sido su veinticuatro cumpleaños, y su padre le había regalado su vieja furgoneta, una Volkswagen Transporter T1 plus 8. Charles y yo pensamos en que tal vez deberíamos cambiar de escenarios y grabar una película un tanto diferente a las demás que habíamos hecho, por lo que empezamos a planear un viaje a un sitio tranquilo y con buen clima. No mucho tiempo después, nos dimos cuenta de que no tenía sentido planear algo tan grande como un viaje si ni si quiera sabíamos que queríamos grabar-. Oye, ¿cómo se llamaba esa película que vimos hace unos años? Esa tan famosa de un asesino muy listo que estaba en la cárcel.

Yo le miré confusa al principio, pero enseguida comprendí a qué película se refería.

-¿"El silencio de los corderos"?

-Sí, esa misma. Ganó como veinte premios, entre ellos los Óscar. ¿Y sabes por qué? -yo le miré, siendo consciente de que iba a responderse a sí mismo- Porque fue algo diferente. Algo que no era común en el cine. Nosotros tenemos que hacer lo mismo. Tenemos que hacer una película de terror.

-Tengo una idea mejor -él se volteó a verme, ansioso por conocer mi idea-.  Tenemos que hacer una película gore. Con el dinero que ahorré trabajando en la lavandería podemos comprar sangre falsa, armas, y todo lo que necesitemos.

-¿Estás segura? -me preguntó, no muy seguro de lo que yo estaba dispuesta a hacer- ¿Y si no sale bien? Entonces solo habrás desperdiciado tu dinero.

Me levanté de mi cama y me acerqué hasta la silla de mi escritorio, en la cual estaba sentado Charles. Este había vuelto a llevarse su mano hasta una de sus sienes. Parecía estresado y a la vez confundido, pero no me extrañaba. Desde que le conozco siempre ha sido así. Procurando hacerlo todo bien, y que nada se saliese de control.

-Entonces al menos lo habremos intentado. Quién sabe, tal vez esta sea la película que nos haga triunfar. Tu piénsalo, Char. Imagínanos a nosotros en unos años, o incluso meses, en una alfombra roja, ganando premios y recibiendo montones de dinero. Dinero con el que podríamos hacer muchísimas cosas, incluso podrías pagarle el tratamiento a tu abuela -En ese momento le cambió la cara. Hace unos años, antes de que su padre, quien llevaba la mayor parte del dinero a casa, les abandonase, tenían una estabilidad económica bastante estable. Sin embargo, tiempo después, su padre consiguió una nueva novia y, como si nada, les dejó. Charles y su madre se quedaron devastados y, por si no fuera poco, su abuela cayó enferma.

-Vale, cuenta conmigo -En su cara se formó una sonrisa feliz, mientras que en la mía se dibujó una un tanto enigmática.

Unos días después, decidimos finalmente el que sería el sitio de grabación: Oregón, donde el tío de Charlie tenía una pequeña cabaña en el busque. Además, hicimos un guion que, a pesar de carecer de un vocabulario rico y variado, tenía una de las cosas que más impactaba en el cine de los años noventa: violencia acompañada de sangre y armas. Charles no se despegó del teléfono en esos tres días tratando de convencer a su tío. Me dijo que cuando era pequeño solía visitar a su tío de Oregón, cuya cabaña de madera era, según él, bastante acogedora.

Enseguida nos pusimos a hacer las maletas.

Un largo viaje nos esperaba.

Érase una vez mi asesinatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora