Parte 1

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Parte 1

Tal vez yo estoy mal y todos los demás están bien, sería lo más razonable de creer, pero prefiero decirme que yo estoy bien y el mundo mal.


Por que, ¿Cómo vas a pasar el último día de tu vida en una iglesia orando? Tuviste años para hacerlo y decides comenzar el ultimo día... ¡Gran elección!

Eso me han respondido varias personas, cuando les pregunté qué harían si supieran que es su último día. Mis compañeros de trabajo, ellos contestaron que gastarían todo su dinero... ¿con qué objetivo comprar cosas que no usarás?Y si es comida... ¿Por qué solo comprarla al final?

Ellos no saben qué es realmente importante, como ir a buscar a la persona que amas, ya sea que esté en la misma ciudad o en otro país... incluso si está en otro continente, cruzando un gran océano que se siente sin fin.

Creo que solo por cinco minutos, valdría la pena viajar en mis últimas veintitrés horas y cincuenta y cinco minutos de vida. Porque serían cinco minutos con esa persona especial.

¿Y por qué no ir ahora a buscarla?No soy capaz de responder a esa pregunta.

Una mujer de figura esbelta, me refiero a piernas delgadas y largas, un estomago plano, brazos y manos de princesa, atributos que definen lo sexual, un rostro que roza lo perfecto, teniendo a una mujer así debajo de mi cuerpo... ¿no debería sentirme feliz?

Debería, pero no lo hago.

Porque a ella, no le gusta el café por las mañanas; yo no vivo sin una taza de esa bebida caliente apenas despierto.

Porque no le gusta abrazar al dormir; yo deseo descansar envuelto en el calor corporal de alguien más.

Para ella, un beso cuando amanece es desagradable; tengo la costumbre de querer besar en forma de saludo a la persona con quien he dormido.

Es un espíritu libre que no se limita a las reglas; vivo en orden y me gusta ser obedecido.

Quiere ser madre; no deseo tener hijos.

No coincidimos, no queremos lo mismo. Y yo no cambiaré ni cederé a ninguna por ella.

Soy quien soy y soy inquebrantable, ninguna persona va a venir y pretender cambiarme a su antojo. En todo caso, si cambio... será por elección propia. Con una mujer como ella, la mejor opción a elegir es la separación. No volver a coincidir, porque no me puede dar lo que busco, al igual que todas las demás.

Y comienza a ser agotador a esta edad conectar con tantas personas y con ninguna estar satisfecho, porque ninguna concuerda conmigo, ninguna es para mí, son diferentes. Si no buscan lo mismo que yo, son tontas, trepadoras o simplemente no buscan más que una noche.

Tengo más de treinta, he vivido y hecho todo lo que quería en mis veinte... ¡estoy aburrido! Quiero una vida en pareja, quiero vivir esa experiencia, pero nadie parece querer lo mismo, nadie parece adecuarse a ese puesto. Y no es que busco amor, el amor es algo superficial; una persona que irradie compañerismo, eso es lo que busco con desesperación.

No un perro, una persona que esté conmigo cuando llegue a casa, que me abrace por las noches, que me bese en las mañanas, que se siente frente a mí a beber la taza mañanera de café.

No soy una persona fácil con la que se pueda convivir, tengo un carácter fuerte, me gustan las cosas a mi manera, soy arrogante, caprichoso y vengativo. Yo tengo en cuenta esto, pero a ser sincero... nadie es perfecto, menos en la convivencia.

Pero hay alguien.

Sí, ese alguien por quien iría a otro continente si me aseguran que sería capaz de tener cinco minutos viéndolo. Mi amigo, mi mejor y único amigo...Thor Odinson.

La única persona en el universo que se ha mantenido a mi lado a lo largo de los años, la única persona que no tiene lazos familiares conmigo y aun así no se ha alejado. El único ser en la tierra que es capaz de hacerme cambiar de idea.

No necesito café por las mañanas.
No deseo ser abrazado al dormir.
No mantengo la costumbre de besar apenas despierto.

Por él soy capaz de cambiar todas mis costumbres y necesidades básicas, me amoldo a él, siempre ha sido así.

No lo comparo conmigo, no espero a que sea igual que yo, a que tenga mis gustos. Lo dejo ser, porque así como es, hace palpitar con fuerza mi corazón. Por él soy capaz de cambiar, porque él jamás me lo ha pedido, es a elección propia.

Ama el café, y recibir una taza de café en las mañanas produce una de sus más bellas sonrisas, que no son fáciles de conseguir.
Desde pequeño duerme abrazando peluches y almohadas, pero se le hacen molestas en invierno, porque no producen calor.
Lo único desagradable para él, es no ser saludado por la persona con la que duerme.

Aun así, le gusta el café dulce, extremadamente dulce, al punto que me produce ganas de vomitar, ya que prefiero el amargo, pero no quiero que ese gusto suyo cambie.

Nunca ha dormido abrazado a mí, es heterosexual.

Nunca me ha besado en las mañanas, el saludo consiste en un "Buen día, Loki".

Y para mi, escuchar mi nombre pronunciado de sus labios es perfecto, es satisfactorio, es dulce y me basta, pero para mí regocijo, acompaña el saludo con una mirada somnolienta que me derrite.

¡¿Cómo o cuándo terminé enamorado de este hombre?! No tengo la respuesta.

No lo pretendo cambiar y no quiere cambiarme, así como somos, somos perfectos y nos amoldamos el uno al otro en una perfecta... amistad.

— ¿Qué harías si sabes que mañana es el último día?—le pregunto al mismo Thor en esta noche que ha venido a pasarla a mi apartamento.

Trajo pizza y cervezas, yo pongo mi cómodo sofá y enorme tv para el partido que estaba por trasmitirse.

— ¿Qué haría si sé que es mi último día?—terminó su rebanada de pizza, dejó la lata de cerveza en la mesilla junto al sofá y recostó su espalda contra los cojines pensando la respuesta.

Lo observé en silencio. Realmente es lo contrario a mi, incluso físicamente.

Su tez es dorada, la mía es blanca pálida. Sus brazos, están rellenos de masa muscular; los míos apenas tienen grosor. Su estomago, es plano por el ejercicio y tonificado; el mío, no existe. Su cabello, es rubio y lacio, hace poco lo ha cortado en un estilo moderno; el mío, es negro, solo un poco ondulado en las puntas y lo mantengo largo, rozando actualmente mis hombros, no suelo cambiar de look. En cambio, Thor, siempre luce el corte de última moda.

El contorno de su cara es varonil, una mandíbula fuerte; una nariz recta, pero pequeña y ancha. Unos ojos de la medida exacta al espacio que le da, de un azul que jamás he encontrado en alguien más, en conjunto con sus pestañas y cejas resaltan con un brillo sin igual, tiene ese brillo de picardía que encandila a más de una persona en medio de una multitud.

Y esa es otra diferencia, para él es fácil estar en medio de una multitud, parece disfrutarlo. Si me dan la posibilidad de escoger, escojo estar en mi apartamento solo.

— ¿Por qué esa pregunta?—me interroga de pronto.

— Solo responde.

— Primero dime, ¿por qué la pregunta repentina?

— ¿No has encontrado respuesta?

— Es repentina, no lo había pensado antes. Es extraña... ¿acaso te mueres mañana?

— Claro que no, pero yo si he pensado en ello.

— ¿Y qué harías tú?

— Yo pregunté primero.

— Quiero saber para tener un punto de donde partir para mi respuesta.

— Solo dime qué harías si es tu último día, no se... ¿tener sexo? ¿Ir a orar a la iglesia? ¿Gastar tu dinero?

— ¿Eso harías tú?... sería bastante patético.

— ¿Qué haría el gran Thor?

— Seguramente, no tener sexo como tú.

— No es lo que yo haría.

— Tú lo dijiste.

— Es la respuesta que recibí de otras personas.

— ¿Y qué harías?

— No sé, pero seguro que no sería ir a orar a la iglesia como los demás. Muchos prefieren hacer en su último día aquello que no hicieron en toda su vida.

— Entendible, entonces... ¿nunca has tenido sexo? Hazlo pronto, te pierdes de mucho y al mismo tiempo, sigue siendo patético hacerlo el último día.

— ¡No es lo que yo haría!

— Bien—ríe dándome a entender que solo bromeaba—pero es entendible, que quieran hacer eso que nunca hicieron en su último día.

— ¿Lo es?

— Claro—me asegura tomando la lata de cerveza y bebiendo de ella un largo sorbo—si yo pudiera también lo haría. Pero en un día no lo lograría.

— ¿Qué es? ¿Qué es lo que quieres hacer?

— Encontrar una mujer con la cual poder pasar una tarde entera. Y no hablo de sexo, hablo de compañía. De poder mirar una película, cenar y hablar. Ese tipo de compañía... ¿me entiendes?

— Suerte si la encuentras—bufo.

— ¿Por qué?

— Siento que llevo una eternidad buscando una persona así.

— ¡¿Tú?!—preguntó impresionado—. No pareces ser una persona que disfrute de la compañía.

— Depende la compañía. Disfruto la tuya—confesé.

— Es porque me conoces hace tiempo, o eso pienso.

— Depende de cómo sea la persona. Con las que he contactado últimamente... no son agradables para ese tipo de actividad.

— No sabía que buscabas eso también.

— Estamos en los treinta, creo que es normal que ambos busquemos eso.

— Si fueras mujer, te vendría a buscar en mi último día para pasarlo contigo.

— ¿Es tan fundamental que sea mujer? ¿No puedes hacerlo siendo yo hombre?

— ¿De qué hablas, Loki?—me preguntó con una sonrisa y movimiento de su cuerpo que yo conocía... estaba nervioso.

— Es básicamente lo que estamos haciendo, solo que en vez de una película miraremos un partido—expliqué, él se escondió detrás de la lata de cerveza bebiendo un gran sorbo que me pareció infinito.

— ¿Y qué se supone que haremos a la hora de tener sexo?

— Dijiste que era patético tener sexo en tu último día.

— ¡Sabes a lo que me refiero!—exclamó dejando a un lado su lata vacía, nervioso, confundido... puedo casi jurar que temblaba ligeramente.

— ¿Y qué? Es lo único que no hemos hecho, ¿no? Es decir... ¿qué tan diferente puede ser de estar con una mujer?

—Loki...

— Estamos ambos en los treinta, Thor. Si no encontramos ninguna compañía mejor que la mutua entre nosotros... ¿Por qué no probar?

— ¡Somos ambos hombres... y amigos!

— ¿Y solo por eso no lo intentarías?—me observó un momento y lo deje hacerlo en silencio.

— Yo...

— Solo es algo nuevo que debemos experimentar.

— No es que sea algo nuevo, no sé si es correcto.

— En ningún sitio está escrito qué es y qué no es correcto... ¿me ves atractivo? ¿Te atraigo?

— ¡Loki!—bufó.

— ¿Soy feo?

— ¡Eres hombre!

— Pregunté si soy feo.

— Claro que no, hombre.

— ¿Entonces?

— Sabes que siempre pensé que eras un hombre atractivo, nunca dude en lo que veía cada mujer con la que estabas.

— ¿Mi personalidad te disgusta?

— Hombre... ¡No!—suspira y mira al techo, luego a mi—. Necesito más cerveza—me aseguró un instante más tarde.

— Primero, explícame, porque creo que mi personalidad podría ser mi único defecto.

— Tu personalidad es difícil, no lo voy a negar. Tienes un carácter horrible, hasta resentido eres, por lo que si esto resulta mal, me odiarás...

— ¿Eso quiere decir que aceptas?

— No he dicho que acepto, digo que eres resentido y no pareces negarlo.

— No lo niego.

— Eres mandón y sensible a cualquier leve problema, podrías terminar odiando a quien te contradiga—yo asiento, soy así, no lo niego—se todo eso—me asegura—pero también sé que no eres así conmigo, a lo largo de los años me di cuenta de que, tengo algún tipo de actitud o magia, solo yo te controlo—me mira con una sonrisa arrogante—. ¿No es así?

— ¿Así que también te diste cuenta?—sonrío y Thor me observa un momento y luego mira al techo, semi recostado en el sofá.

— ¡Necesito una cerveza con urgencia!—bufa mirando al techo.

— Primero la charla—me vuelve a observar y sacude su cabeza.

— Estoy enloqueciendo—dice entre dientes.

— ¿Qué piensas de mí como amante? Tú has visto como las trato...

— Cuando quieres, eres un romántico— ríe y evita mirarme—es tu lado sensible y solo con pocas lo has hecho.

— Lo haría contigo—le aseguro—te cortejaría, te seduciría... ¿te gustaría eso?

— ¿Qué tipo de cosas harías?

— Prepararía tu café en las mañanas, te invitaría a cenar en tus restaurantes favoritos, te daría mucha cerveza y...

— Y creo que no tienes mucha idea de cómo enamorar a un hombre... ¿no?

— Es una materia desconocida hasta el momento, pero soy un alumno aplicado... ¿tal vez un masaje?

— ¿Sabes hacer masajes?

— Tuve una novia masajista, aprendí uno o dos movimientos.

— ¿Sabes? Si quieres convencerme, lo menos que debes hacer es comentarme sobre tus relaciones anteriores... ¿es que tan malo eres coqueteando?

— ¿Estamos coqueteando?

— Te estaba dando la oportunidad y lo arruinaste como un completo imbécil—se puso de pie.

— ¿Dónde vas?

— ¡A la cocina, por más cerveza!—me gritó alejándose—. Estúpido intento de Romeo—mascullo, lo escuché.

— ¡No eres una Julieta ideal tampoco!

— ¡¿Quién lo dice?!¡¿El Romeo que ni de remplazo sirve?!

— ¡No tengo la culpa de que te hagas el difícil, Julieta ya se hubiera tirado del balcón a estas alturas!

— Julieta era una niña de quince años—me dice cuando vuelve a sentarse con una nueva lata de cerveza, dejando otras tantas en la mesilla—yo soy un maduro hombre de treinta años, que tiene más que su virginidad a perder si acepto.

— Yo solo decía, si no quieres... no insistiré—suspiro cansado de rogar.

— Solo déjame pensarlo, te daré una respuesta cuando mi mente la consiga, no será esta noche—solo asiento, tomo una cerveza y me acomodo en el sofá, el partido ya ha comenzado y me doy cuenta de que nos perdimos una gran parte del primer tiempo, incluso ya han metido goles, ni eso escuche.

Mentiría si dijera que prestaré atención de ahora en más, porque siento cómo mi mente está comenzando a alejarse en un tren de pensamiento hacia el lado contrario del partido.

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