Capítulo 10 ― Casualidades bonitas ―

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―¿Grace? ― Mis ojos se abrieron de golpe y una sonrisa empezó a formarse en mi boca.

― Charles, ¡mira quién es! ― dijo ella mientras se acercaba hacia mí con los brazos extendidos para darme un abrazo al cual le correspondí.

― Vale, la sorpresa me la he llevado yo al final. ― Dijo James. Alcé la cara y mientras enarcaba una ceja, una sonrisa débil se asomaba por sus labios. ― ¿De qué os conocéis?

Grace se separó de mí y puso sus manos en mis mejillas acunando mi cara en un modo muy maternal, como hacía mi abuela. Charles se paró a su lado y le pasó un brazo por sus hombros.

― Pensaba que nunca volveríamos a vernos. ― Dijo este mientras me daba la mano para que se la estrechara.

― Yo también. ― Contesté en un intento de procesar todo lo que estaba pasando. Eran los abuelos de James. Él seguía sin entender qué estaba pasando.

― Cielo, ella es la chica que conocimos en el aeropuerto. ― Grace se giró hacia su dirección.

― ¿La chica de ojos bonitos? ― Dijo mientras me miraba con una sonrisa. Mis mejillas se empezaron a calentar y pude deducir que se estaban tiñendo de rojo. ― Sí, estoy de acuerdo con ello.

― Pasa Olivia. ― Cogió mi mano y me acompañó hacia la cocina. ― Cuéntanos, ¿cómo es que os conocéis? ― Me acercó una taza con agua caliente y un sobre mientras dirigía su mirada a James y a mi.

― Comparto habitación con Felicity y Madeleine, y ellas me presentaron a los demás.

― Esas chicas son maravillosas, pero James nunca ha querido nada con ninguna de ellas.

― Abuela, ya te lo dije. ―James se sentó a mi lado mientras después de coger una botella de agua de la nevera. ― Con ellas no sentí el click.

― Ah sí, el famoso click. ― Dijo Charles con una risa antes de ponerse a trocear las verduras. ― ¿Te quedas a cenar, Olivia?

En mi cabeza aparecieron dos opciones. Decir que no, rechazar su oferta y que James tenga que salir con este tiempo, conducir una hora hasta allí, para luego volver. O decir que sí. Supongo que la opción estaba clara.

― Si queréis y no os importa.

― Tonterías cielo, eres bienvenida siempre.

Pasamos el rato en la cocina, mientras yo me acababa el té, y tras mucho insistir en que me dejaran ayudar, accedieron y nos pusimos los cuatro a cocinar. Antes de que llegáramos, estaban preparando las verduras para hacer un asado de pavo. Según Charles, una receta de su familia, así que solo pudimos participar un poco mientras nos decía lo que teníamos que hacer paso a paso.

De vez en cuando notaba la mirada de James, aunque estuviera concentrada en cortar unas cuántas verduras como Charles me había dicho, mientras él parecía que estaba en su salsa, como si cocinar fuera un hobbie más que una forma de sobrevivir para no morir de hambre, pero yo seguí a lo mío y seguí cortando las verduras, pero se me resistían. No sé cuando James se puso detrás de mí para mirar cómo lo estaba haciendo, y si ya de por sí era torpe, sintiendo su mirada era peor.

― ¿Necesitas ayuda? ― Se agachó un poco para decírmelo en voz baja.

― ¿Insinúas que no sé lo que hago?

― Eso es una pregunta trampa. ― Sopesó. ― Cualquiera de las respuestas no es buena. Si te digo que si, te estaría mintiendo, y yo no hago eso. Y si digo que no, me da miedo lo que puedas hacer con ese cuchillo en mi contra. ― Dejé este en la encimera y me giré lentamente. Estaba apoyado en la isla, enfrente de mí, con los brazos cruzados a la altura del pecho, eso hacía que sus músculos se notaran mucho más que de costumbre, pero me obligué a mirarle a los ojos.

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