23. Sin quedarme atrás

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La falta de inspiración parecía cosa de un pasado distante, ya no había pretextos, con la prótesis que Ikem, Shoji y Asami le habían hecho no le quedaba más que aprender y seguir adelante. Sus entrenamientos se habían enfocado en aquel artefacto, horas enteras eran dedicadas a descifrar bien como mantener el equilibrio y cómo mover aquel sustituto de pie. Varios ajustes hicieron falta durante los primeros días, nada que Shoji y Asami no pudieran manejar entre los dos, pero al final la pierna de roca y madera se ajustó como debía ser; su forma, peso y longitud se habían adaptado a la perfección para ella.

Luego de la primera semana fue capaz de caminar sin hacer uso de las muletas, durante la segunda comenzó a buscar movimientos un poco más complejos y a la tercera comenzó a experimentar con algo que nadie le había sugerido pero que a ella le hizo mucho sentido.

Ikem siempre renegaba por la manera en que manipulaba el agua pues solía hacerlo sin seguir las formas o indicaciones que le daba, a fin de cuentas, era inútil intentar formas que ella no podía completar por la falta de su pierna; en cambio prefería dejarse llevar por la conexión que sentía con el elemento. Estirando sus manos elevaba hilos de agua que seguían sus movimientos, algo que no podía usar como un ataque, pero que si era capaz de usar para envolver la pierna de roca.

Sus tímidos experimentos eran llevados a cabo en la privacidad que obtenía durante la noche en el templo de los monjes, o cuando la dejaban sola practicando en la playa. Con ayuda del agua era capaz de efectuar movimientos más naturales. El líquido, que se mantenía pegado a su cuerpo, fungía como una especie de músculo didáctico que poco a poco iba aprendiendo a manipular sin la necesidad de guiarlo con sus manos.

El agua era el único elemento que había estado practicando hasta el momento, pero había demostrado ser bastante versátil y práctico.

Su secreto fue mantenido hasta un día en el que ella, Ikem y Asami atendían a la tercera sesión de entrenamiento de agua-control. Asami le indicó al joven que intentara apegarse a cosas básicas, Ikem así lo hizo, Eclipse fue capaz de seguir las formas sorprendentemente bien, Ikem comenzó a volver de aquello una competencia, Eclipse aceptó el reto implícito en la actitud de su amigo, Asami intentó hacerlos volver a un ritmo más adecuado y un estado mental menos ofensivo, Ikem no escuchó e intentó impresionar a la morena con un movimiento avanzado.

Eclipse inspiró hondo, exhalo lentamente, intentó imitar el movimiento, pero la prótesis fue un poco torpe, Ikem sonrió de lado; Eclipse bufó, volvió a acomodarse y esta vez la pierna se cubrió con el agua antes de moverse y efectuar la acción como era debida dejando a sus dos espectadores con la boca abierta, aunque no por la ejecución de la técnica en sí.

- ¿Desde cuándo puedes hacer eso? - Preguntaron al unísono.

Una vez roto el secreto, los entrenamientos de Asami aumentaron su dificultad de forma exponencial, empezando por cosas básicas como poner a prueba su capacidad de correr, levantar peso y saltar, evolucionando a complejas rutinas de ejercicio pensadas especialmente para torturar cada parte de su cuerpo. Aunque debía admitir que el reto físico resultaba más atractivo ahora que era capaz de moverse sin las muletas, la nueva sensación de libertad la llenaba de curiosidad por ver que tan lejos podía llegar.

- Combate. - Fue el último entrenamiento que la ojiverde decidió aprobar, el único en el que ella sería su maestra y en el cual debía haber contacto físico entre ellas, o al menos eso es lo que Eclipse imaginaba. - Quiero empezar con formas básicas, yo las voy a hacer y tú deberás imitarlas. - Pausó, con el cabello sujeto en una coleta alta y vistiendo la ropa que solía usar para entrenar; una blusa blanca de tirantes y un pantaloncillo corto que se ajustaba al contorno de su pierna por debajo de la rodilla; lucía tan hermosa como siempre, con sus ojos verdes y labios rojos, Eclipse debió recordar poner atención a las palabras que le eran dichas.

Antología. Futuro Incierto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora