único

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Después de una larga práctica con las miembros y una ducha relajante, Momo estaba acostada en la cama de su departamento. Jihyo la iría a visitar más tarde como de costumbre todos los viernes y pasarían el tiempo haciendo alguna actividad que ambas disfrutaran.

Hace aproximadamente un año formalizaron su relación y ya era un hábito para ambas juntarse aquel día de la semana a la hora en que coincidieran. Cuando les contaron a las chicas acerca de ellas, todas reaccionaron felices y sorprendidas, pero las apoyaron desde el primer día. Ahora todas son conscientes de su pequeña tradición y se aseguran de que sus planes no sean los días viernes para que no falten en sus juntas.

Jihyo llegó a las ocho en punto de la tarde, pues su práctica había iniciado a las 06:00 am y había acabado a las 18:00 pm. Entró al departamento de su novia y unnie con una copia de las llaves que le habían dado cuando se mudaron y fue directamente a la habitación de Momo para darle sus galletas favoritas, las comenzó a hacer inmediatamente después de tomar una ducha y vestirse para no llegar tan tarde a ver a su princesa (como ella solía llamar).

Al entrar a la habitación, vió a Momo acostada jugueteando con su teléfono, aparentemente le estaba escribiendo a alguien. La mayor parecía ajena a la presencia de su novia, desconcertando a Jihyo.

- Hola mi amor, ¿Cómo estás? - Dijo la menor esperando llamar su atención.

Momo no la volteó a ver ni emitió una señal de recibimiento.

Extrañada, Jihyo se acercó a ella y se subió a su regazo. Nuevamente no recibió atención.

- ¿Pasó algo princesa? ¿Quieres que hablemos de algo? - Finalmente Momo volteó a verla.

- Si, necesito hablar contigo. - Contestó.

- Claro, ¿qué pasa? - Thomas respondió preocupada.

- No quiero seguir siendo tu novia, Jihyo. -
Ésta es la única frase que la menor nunca pensó escuchar de la boca su novia. Por su mente pasaron tantos momentos felices, tantos recuerdos inolvidables junto a Momo. Quería llorar hasta que la bailarina reconsiderara su decisión, pero sabe que le debe respeto. Si tanto la ama, debe aceptar su decisión, pero primero necesitan hablar.

- ¿Qué? - Tenía los ojos inundados de lágrimas. - No. Sabes que siempre respetaré tus decisiones pero solo necesito saber... ¿Por qué? Hemos tenido discusiones pero siempre las hemos sabido resolver, pasamos por tantas cosas juntas... Necesito que me digas por qué quieres acabar con lo nuestro, ¿por qué quieres acabar conmigo? ¿Hice algo mal? Si me dices que es lo que te molesta lo puedo cambiar mi amor.

El ambiente quedó en silencio, Jihyo evitaba sollozar y a Momo se le humedecieron los ojos mientras buscaba algo en su bolsillo.

- Por que quiero que seas mi esposa, Park Jihyo.- En este punto ambas estaban abrazadas mientras lloraban a mares.

- ¡Eres una tonta! ¡¿No podías elegir una frase diferente?! Algo cómo "¿Te casarías conmigo, Jihyo?". - Gritaba la coreana mientras lloraba de emoción, alegría y enojo.

- Lo siento mi vida, sabes que no soy buena con las palabras. - Y comenzó a reír entre llantos. - Pero ¿qué responderás, Jihyo-ssi? ¿Me dejarás ser tu esposa?-

La falsa mueca de enojo cambió a una de emoción y felicidad. - Claro que sí, Mo. -
La abrazó fuertemente por los hombros y la atrajo hacia un beso.

Estuvieron aproximadamente media hora abrazadas, Jihyo sobre Momo mientras intercambiaban tiernas palabras.

La mayor tomó con más fuerza la cadera de Thomas y ésta comenzó a balancearse contra el regazo de la japonesa mientras emitía pequeños gemidos que subían de tono cuando el movimiento se volvía más brusco.

- Momo... -

- Dime, corazón. ¿Qué deseas? -

- Necesito más. -

- ¿Más de qué? -

- No juegues Momo, o de quién se burlarán la próxima vez serás tú. -

La japonesa no perdió tiempo y comenzó a mover las manos.

«roller coaster - mohyo»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora