Capítulo 26: Lo precioso que eres

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Duermen unos pocos minutos, disfrutando de la compañía entre ellos y el sonido del viento susurrar afuera lo cerca que se encuentra la primera nevada de la ciudad. Todo es perfecto. Tranquilidad y alivio. Felicidad y deseo. Cariño, mucho cariño y seguridad.

Hasta que un grito rompe la paz.

—¡¿Dónde está mi sobrino favorito?!

Jungkook da un salto al no estar acostumbrado a despertar de, literalmente, un grito. Taehyung suelta un lamento mientras estira sus articulaciones.

Después de besarse por primera vez, tuvieron que ir a ayudar a Ryujin con el almuerzo. Jungkook cortó zanahorias con muchísima más soltura que sus amigos ese día que estaba casi muriendo de gripe. También picó cebolla, pero Taehyung rápidamente se la quitó cuando sus ojos se llenaron de lágrimas, bajo la excusa de que no quería platillos con sabor a sangre por tener la vista borrosa. Realmente su miedo era que se hiciera daño, pero no lo admitiría en voz alta.

Comieron tanto que Tae-moo los sacó a patadas de la mesa, tirándoles de las orejas. Ambos rieron a carcajadas cuando el hombre les obligó a retirarse para poder comer pastelitos de arroz tranquilo, sin temer a darse la vuelta y pillar el plato vacío. Posterior a eso volvieron a la habitación a dormir un rato, después de unos cuantos besos.

Y ahora unos gritos los despertaban.

—¿Quién grita? —pregunta Jungkook entredormido.

—Es mi...

La puerta se abre.

—Tía.

La mujer que le obligó a llevarse potes con comida la vez pasada que estuvo aparece en su campo de visión, y esta da un respingo al notar que su sobrino no se encuentra solo, sino que está prácticamente siendo aplastado por Jungkook.

—Mierda —murmura avergonzada—. Lo siento mucho. No sabía que...

En ese momento aparece Ryujin tras la mujer, quien le da un corto golpe en el brazo a su hermana. Taehyung suelta una risa suave, mientras que Jungkook queda paralizado de la incomodidad.

—¿Por qué eres tan cotilla? Te dije que Taehyung estaba ocupado.

La mujer vuelve su mirada a su hermana, para excusarse:

—Pensé que estaba estudiando, y...

Ryujin suelta un resoplido.

—¿Y es necesario que te diga lo que lo mantiene ocupado, babosa?

—¡Oye! No me digas babosa por querer venir a saludar a mi niño, idiota.

—El «niño» tiene veintitrés años y una privacidad que debe ser respetada, tonta.

Mientras las hermanas discuten respecto a Taehyung, este mismo vuelve a quedarse dormido. Jungkook no puede volver a pegar un ojo, por lo que se queda escuchando la discusión de las mujeres, mientras se pregunta cómo sería la relación de su madre con sus hermanos antiguamente. Un manto de tristeza se posa en sus hombros al recordar que realmente nunca vio mucho a sus tíos y tías, de la misma forma que no veía a su madre. Se pregunta cómo sería ser recibido todas las tardes de la forma que Taehyung era recibido, y a la misma vez se alegra que el chico jamás sienta la misma soledad que él en los días más difíciles, o eso es lo que piensa, ya que hay veces que estar rodeado de gente no hace que cese el dolor en el interior.

En ocasiones envidiaba mucho a..., todos, o a todas las personas que pudieron pasar más tiempo con su familia que él. Odiaba ver en las premiaciones a miles de padres sentados expectantes de ver a sus hijos, mientras que él solo tenía a sus guardaespaldas en algún lugar de la sala. Pero, lo que más siempre repudió, fue volver a la casa y no tener a nadie quien contarle su día, porque la única persona que lo escuchaba estaba enterrada seis pies bajo tierra.

Amor en tiempo de elecciones | JJK & KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora