Eres mi juego final

CAPÍTULO 30 El ojo público

Travis pudo notar a lo que se refería su esposa, sin duda tenía una excelente vista, a lo lejos se podían ver dos personas que tal vez estaban dando solo un paseo por el lugar, nada grave, pero podía entender su preocupación, ellos han sido completamente públicos con su relación, pero con respecto a sus hijos, tan solo han sido vistos en sus transportadoras tapados la mayor parte del tiempo con una sábana, ellos ya estaban creciendo y sería complicado seguirlos cubriendo para que nadie los fotografiara, sumando eso ella recordó que en el año 2015 un sujeto trató de entrar a su casa, la policía le reportó el suceso, por suerte no se encontraba ahí en ese momento, era algo que la hacía extremar precauciones desde entonces. 

—Tay, están muy lejos, realmente no creo que nos estén mirando— dijo luego de analizar la situación.

—Ok, supongo— no estaba convencida.

—Olvida eso por un rato, es muy temprano de todos modos, no habrá nadie hasta el medio día tal vez, tampoco es que sea una playa pública— tenía a los niños tomados de la mano, quienes ya se inquietaban.

Ella suspiró. —Lo siento— se tocó la cabeza intentando desaparecer esos pensamientos paranoicos y tratar de ser una madre normal, disfrutando con su familia el primer día de playa de los bebés. —¿Quieren sentir el agua bebés? — tomó la mano de Charlie que también estaba sujeto de su papá. —Espero que no se asusten—

—Dame un segundo— Travis metió su pie primero para saber si estaba muy fría, siendo noviembre no es como si hiciera el mismo calor que en la época primaveral. —No está tan mal, pero, creo que lo mejor será que no entren completos— rio.

Caminaron lentamente a la orilla, los pequeños observaban curiosos, en cuanto se adentraron al agua, poco más allá de los tobillos, ambos se quedaron sorprendidos.

—¡Ahh! — Evie gritó y luego rio, no le importó sentir un poco fría el agua, porque ya estaba pateando para salpicar.

—¿Qué piensas de esto, Charles? — Taylor le preguntó.

Él se puso a saltar también, podía ser tímido y calmo, pero cuando estaba con sus papás sentía confianza, así que se puso a saltar en el agua, los dos percibían como es que las olas del mar se acercaban y se alejaban, dejando al descubierto la arena húmeda donde podían ver que sus pies haciendo marcas al caminar, Taylor y Travis los soltaron un momento, Evie se agachó para sentir el agua con sus manos, Charlie al mismo tiempo hizo lo que su hermana, tomando también un poco de arena apretándola.

Travis miraba atento lo que sus hijos hacían, agradecía estar presente en las nuevas experiencias y descubrimientos de sus bebés, podía sentirse pleno, apenas iban a comenzar la etapa de las travesuras más complicadas, pero de todos modos eso no le hacía quitarse de la cabeza que de verdad quería tener otro bebé, sabiendo la aprobación de Taylor le emocionaba pensar en el siguiente mes cuando su esposa regresara del cierre de la gira más aclamada por el mundo, que es cuando ella por fin se daría un descanso lo suficientemente largo para enforcarse en su familia y algunas otras cosas con respecto a la música, era algo que no iba a dejar del todo nunca.

Minutos más tarde de que los pequeños se acoplaron bastante bien en ese ambiente nuevo, Kelce corría de la mano con ellos jugando en la orilla del mar, las olas que se mostraban tranquilas, eran la oportunidad perfecta para jugar con ellos sin temor a que alguien saliera herido, sobre todo por Taylor que a veces le costaba un poco dejar de querer cuidar todos los ángulos de su vida, al encontrarse totalmente expuestos en esa playa, las cosas podían descontrolarse en cualquier minuto, tratando de apagar esos pensamientos miraba como Travis simplemente disfrutaba del tiempo con Evie y Charles, esas dos personitas habían llegado para cambiar su vida completamente, los mellizos reían cada vez que su padre los alzaba en el aire, tal como ella había visto de Jason con sus tres hijas, volar por los aires podía ser un juego muy divertido para niños de esa edad, sobre todo porque él contaba con la habilidad y fuerza suficiente para hacerlo sin dejar caer a ninguno.