El elegido

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Los flashes de las cámaras impactaron los ojos perdidos de Harry, dejando ver un cansancio y sufrimiento incipiente. Seguía rememorando la figura de su padrino, desvaneciéndose por aquel arco, la risa de Bellatrix burlándose de su desgracia, y el hecho de que Voldemort tuviese tanto empeño en aquella profecía que ahora no era más que trozos minúsculos de vidrio sin ningún valor. Un periodista del Profeta lo acorraló con preguntas que no escuchaba. El chico estaba tan absorto en su mundo que ni siquiera la vieja mano de Dumbledore lo hizo reaccionar. El anciano, de barba prominente y anteojos de media luna, lo tomó del hombro y lo dirigió lejos de todo foco mediático.

A un lado, se podía ver a Fudge, sudoroso, contestando tantas preguntas como le fuese posible. De reojo, miró a Dumbledore, quien, con un gesto condescendiente, le advirtió que se retiraría. Fudge solo atinó a contestar con una expresión que bien se podría interpretar como un «Hablamos luego», y vaya que tendría que ser así.

Dumbledore sacó una bolsa de Polvos Flú e ingresó a una de las chimeneas, empujando levemente a Harry, aún inexpresivo.

—Despacho del director de Hogwarts —expresó, tirando el polvo verde y siendo consumidos los dos por las llamas.

Harry contempló, después de unos instantes, el despacho que tantas veces había visitado en los últimos años. Había rosa en las paredes y un numeroso grupo de gatitos lo miraban fijamente, emitiendo suaves ronroneos desde sus platitos colgados en la pared. El anciano se dirigió hasta su escritorio, aunque ahora estaba decorado con objetos de Umbridge. Se sentó en su silla y le hizo un gesto al chico para que se sentara frente a él.

Harry, con toda la preocupación, tristeza y dudas que le albergaban, obedeció, con la esperanza de que el director le explicara lo sucedido. Con gesto derrotado, se acercó con una silla en la mano y se sentó. Sentía tanto ganas de llorar como de preguntar. Para su suerte, el que habló entonces fue el anciano mago.

—Perdóname —dijo con pena. Harry levantó la mirada y vio cómo los ojos azules de Dumbledore se humedecían.

—Te he puesto de nuevo en un peligro terrible, Harry —continuó, observando al chico. Harry no entendía, solo le devolvía la mirada al viejo profesor. Este, al percatarse de que su joven amigo no diría nada, siguió.

—Hace dieciséis años, me fue revelada una profecía. Estaba en Cabeza de Puerco, entrevistando a diversos aspirantes a profesor de Adivinación. Si te digo la verdad, ninguno me convencía, ni ellos ni la asignatura. Pero al final llegó la profesora Trelawney, cuya familia tiene una vidente increíblemente poderosa entre sus antepasados, aunque ella, lamentablemente, no heredó sus talentos.

Harry, ahora había cambiado su inexpresión por una cara de sorpresa.

—Cuando la profesora Sybill se iba —continuó Dumbledore—, entró en trance, se volteó y, con una voz escabrosa, lejos de ser la suya...

—La escuché —interrumpió Harry, hablando por primera vez desde que habían vuelto a Hogwarts.

—Voldemort deseaba esa profecía más que nada. Supo de ella poco antes de tu nacimiento. Sirius —Al mencionar Dumbledore ese nombre, el corazón de Harry se empequeñeció y su mirada cayó al suelo—. Me contó lo que le dijiste respecto al ataque del señor Weasley y solo confirmó lo que yo tanto temía.

Harry escuchaba atentamente, y pudo notar cómo, por primera vez en todas las charlas que habían tenido desde su primer año, a Dumbledore le pesaba seguir explicando. Tenía una expresión cansada y parecía ordenar sus ideas en cada pausa que hacía.

—Desde que vi tu cicatriz —prosiguió el anciano—, supe que tenías una conexión con él, por eso te era fácil descubrirlo, sin importar qué tan disfrazado estuviese. Esa misma conexión te hace ver en tus sueños lo que hace, lo que ve y lo que piensa. Justamente por eso me distancié de ti, Harry. Aunque me apenara hacerlo, pensé que así él te dejaría tranquilo. Pensé que, al no tenerme cerca, no le importarías tanto y estarías a salvo. Claramente, me equivoqué.

Harry Potter y la Orden del Fénix. 2.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora