Epílogo

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Era un día perfecto para la pequeña Marinette de piel blanca, ojos grandes y azules, labios cereza carnosos, mejillas rosadas y cuerpo hermoso; a pesar de tener 16 años se había desarrollado muy bien. Después de una semana de no ver a sus padres, hoy era el día que volvían a la ciudad, estaba muy emocionada y feliz. Marinette Dupain Cheng, muy aplicada en sus estudios, y muy cariñosa, todos en la escuela la conocían por ser tan sobresaltada

Por la puerta del salón entró el director de la escuela con una triste mirada

Dr. Damocles: Disculpe que la interrumpa, necesito a la señorita Marinette Dupain Cheng *Dijo el hombre con voz errática*

¿Cómo demonios le iba a dar la noticia a la pequeña que siempre llevaba una dulce sonrisa?

Miss Bustier: Marinette, ve con el director -Permitió la profesora y ella asintió, se levantó de su lugar y caminó hasta la puerta, el director estaba con los nervios de punta, salieron por el pasillo en silencio hasta llegar a la oficina de él-
Dr. Damocles: Tome asiento señorita *Titubeo, sudaba frío y no sabía por dónde empezar*
M: ¿Para qué me mandó a llamar señor? *Dijo Mari muy educada al ver que el hombre se había quedado en silencio*
Dr. Damocles: Verá… *se aclaró la garganta* recibimos una llamada donde nos dieron la noticia que sus padres tuvieron un accidente… *hizo una pausa y la miro a los ojos* y lamentablemente fallecieron -Ese fue el detonante de la chica que explotó en un desgarrador llanto, sus bellos ojos rojos y su labio inferior temblaba, su cuerpo se paralizó y cuando reaccionó ya se encontraba corriendo por los pasillos, a lo lejos el director la llamaba, no hizo caso a su llamado y salió de la escuela-

Afuera de la escuela llovía fuerte, el agua tampoco fue impedimento para seguir corriendo por las calles, soltó su cabello sintiendo que la cabeza le iba a explotar, toda su ropa estaba mojada. Se detuvo en una esquina, ya sus pies así se lo pidieron, se quedó estática allí parada, con la cabeza gacha y las lágrimas cayendo por sus mejillas, las cuáles se mezclaban con las gotas de lluvia

Adrien Agreste, llegaba a la ciudad, se dirigía hacia el club privado, necesitaba desahogarse teniendo sexo con alguna de sus chicas, había cerrado un trato muy importante y le habían causado algunos problemas en su negocio. Estaba muy molesto, su ira era palpable, miró por la ventana cuando el auto se detuvo en un semáforo, de repente la vio; su cuerpo pequeño pero con curvas hermosas, en una falda negra a medio muslo y camisa blanca, las cuales estaban completamente empapadas por la lluvia, pasó saliva porque la boca se le hizo agua, se mordió el labio inferior cuando vio sus carnosos y rojos labios, su cabello azabache, la llamó a gritos, quería poseer esa hermosa niña. De pronto se dio cuenta que era solo una niña, frunció el ceño y se maldijo cuando vio la erección que la pequeña, ajena a todo, le provocó

A: Nino, quiero saber todo de esa niña *Señaló por la ventana y su amigo se ahogó del susto*
N: ¿Qué te pasa? Es una niña. ¿Acaso no la ves? Lleva uniforme de escuela *Echó un vistazo a Mari, y negó varias veces* (Sí, le pareció muy linda, pero es una niña, ni siquiera pasa de tener 15 años)
A: Me importa una mierd@, solo haz lo que te digo *Inquirió Adrien de mal humor, ya bastante le dolía no poder tocarla*

Nino le tomó una foto a Marinette y se la envió al jefe de técnicos, para que cuando ellos llegarán tuvieran toda la información

N: Listo *Dijo derrotado y la miró de nuevo, es una niña pensó*

El auto arrancó y Adrien seguía alucinando con la pequeña, los días pasaban y cada vez que tenía sexo con otra mujer, la imaginaba a ella, con la falda y la blusa mojada dejando ver sus pechos que tenían un buen tamaño, sus labios los veía en todas partes. Solo tenía la foto que Nino le había tomado y con eso era más que suficiente para aumentar su obsesión por ella, una obsesión que lo llevaría a hacer cosas que jamás imaginó…

Continuará…

La obsesión del mafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora