Capítulo 75

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Cuando llegó el día siguiente, las palabras de Sigren "que duermas bien" me avergonzaron porque me quedé despierta toda la noche. Y por eso tuve muy claro que ayer no fue un sueño.

Abel puso cara de desconcierto después de ver mi cara en el desayuno.

"¿Dónde sientes dolor?"

"No..."

Abel me miró con ojos dudosos.

"¿Qué le pasó a Sigren ayer?"

Sus palabras hicieron que accidentalmente me ahogara con el agua. Era realmente ingenioso.

"No nada".

Abel ni siquiera me escucho. "¿Cuál?"

"¿Qué?"

"Primero, escuchaste una confesión. O dos, Sigren hizo algo que te ofendió".

Realmente no nos vio ayer, ¿verdad?

"..."

Abel sonrió generosamente mientras miraba mi expresión.

"Si es lo primero, entonces vive. Si es lo último, su muerte se disfrazara de muerte natural".

¿Qué? ¿Sigren?

"Yo soy... ¡el primero!"

"¿En realidad?".

Abel parecía decepcionado.

Espera, ¿qué le pasa?

Me cubrí la cara.

"¿Puedo decir?"

"Si, tu cara está roja".

"..."

"Tienes la piel clara, así que cuando tú cara se pone roja, se nota rápidamente. Está bien delante de mi, pero trata de no demostrarlo delante de otras personas".

"Si..."

Él estaba en lo correcto.

Ah, sentí que me iba a morir de vergüenza, de verdad.

Entonces, Abel dijo en tono confundido. "Pero pensé que le darías una patada con una sonrisa cuando lo escucharás confesarse".

¿Qué tan mal piensas de mi?

"No soy tan mala, ¿verdad?"

"Lo siento, pero parece así".

¡Sigren, tu maestro es realmente malo!

Abel bebió lentamente de su té. "Puedes manejar su confesión. Pero cualquier cosa más que eso, me ocuparé de ello".

Ah, parecía que me iba a doler el estómago.

Debido al alboroto creado por mi padre adoptivo en la mañana, recosté la cabeza en la mesa, sintiéndome melancólica.

"Si no fuera fácil, no sería así... Realmente no sé como manejar esto".

***

A Sigren no le gustaba tener una corbata al cuello. Más exactamente, no le gustaba en absoluto que alguien le tocara el cuello. La razón era obvia. En su maldita infancia, hubo algunos cabrones que disfrutaban ver la cara de un niño ponerse rojo al estrangularlo. Entonces, ahora mismo, incluso si fuera un sirviente, no podrían poner su mano cerca de su cuello. Abrochar el botón superior y atar la corbata lo hizo el propio Sigren.

Sólo Fiona podía llegar hasta su cuello. Si fuera cualquier otra persona, por reflejo le rompería la muñeca. Para Sigren, Fiona era una existencia así. Una existencia que le hizo olvidar incluso los recuerdos de abuso que estaban grabados en su mente y no podían desaparecer. El solo hecho de estar a su lado era reconfortante.

'¿Cómo se sentiría si nos acercamos más que ahora?'

Para él, no podía conformarse con sólo tomarle la mano o besarle en la frente como lo haría un niño. Solo le dió sed.

'Pero no puedo hacer nada más como deseo'.

Sigren pensó profundamente. Fiona no era una persona tonta. Era sólo que a ella no le importaban sus sentimientos. Curiosamente, sin embargo, ella se preocupaba mucho por él.

"De todos modos, hagamos una cosa primero".

Si el hecho de que a ella no le importaban sus sentimientos no se superpusiera con lo mucho que se preocupaba por él, se habría rendido. Pero como estos dos hechos coexisten, no podía dar marcha atrás.

De todos modos, ahora no puede regresar. Se han tirado los dados.

Ahora, Fiona debe haberse dado cuenta de que ya no podía vivir como antes.

Sigren se miró las manos. Tenían callos como manos de espadachín que habían sido pulidos en una larga batalla. Luego apretó el puño.

"Te he estado persiguiendo todo este tiempo, así que ahora es el momento de atraparte..."

Tomo una decisión. Y el estaba sinceramente confiado. Conocía a Fiona desde hace varios años. Tenía una idea aproximada de lo que ella iba a pensar y como reaccionaria. Ella nunca lo alejaría por completo. Como ella siempre ha sido.

"..."

Él se echo a reír. Ayer, le vino a la mente la cara rígida de Fiona debido al shock.

"¿Voy a verte?"

Mientras hubiera tomado una decisión segura, no tenía motivos para dudar. Una vez que empezó a pensar en ello, tenía muchas ganas de ir a ver a Fiona. ¿Qué expresión tendría ella? Sentía curiosidad por el rostro de esa joven amable y cruel que lo amaba profundamente pero era indiferente a sus sentimientos.

Me convertí en la esposa del protagonista masculinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora