CAPÍTULO 31 Lo pendiente

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ADVERTENCIA: CONTENIDO +18

Kelce no estaba comprendiendo nada, solamente se quedó dormido un rato y Taylor ya se miraba molesta por una razón la cual desconocía, la rubia no quería parecer una dramática, pero tenía que admitir que a veces si lo era, debía ser coherente, y eso sería hasta que ella sola se calmara.

—Ya vengo— la rubia se levantó de la cama saliendo de la habitación.

Travis se quedó pensando si debía ir tras ella o no, necesitaba averiguar porque se molestó, sin embargo, puede que necesitara unos minutos para calmarse, no quería arruinar más lo que sea que arruinó.


Swift bajó las escaleras y fue servirse una copa de vino, sentía demasiada presión, no culpaba a Travis por no entender, es que tampoco él era un adivino, aunque se le hiciera lo más obvio del mundo, se sentó en un sillón antiguamente pintoresco que poseía, dejando al descubierto algunas botellas del mini bar que tenía, debía aprovechar a beber un poco antes de poner el marcha el plan "tercer bebé", porque seguro que a partir de diciembre, iniciarían la placentera tarea de hacer otro Kelce, ella estiró sus largas piernas en el taburete que se encontraba cerca suyo, debía relajarse, cuando eso sucediera, hablaría seriamente con su esposo, él no tenía la culpa de no entender su molestia a pesar de que era algo bastante obvio, sinceramente era una falta propia por estar aplazando esa conversación seria de planear la boda que han dejado pendiente desde hace dos años, no se quejaba de que los planes no salieron como lo tenían estipulados, la sorpresiva llegada de sus mellizos y luego la gira pendiente era algo en lo que debía estar enfocada al cien por ciento, pero ahora que daría final por fin a la gira más larga que ha hecho en su vida, se dedicaría a la tarea de llevar a cabo todo lo atrasado, y una de esas cosas eran sus nupcias.


Treinta minutos después, Kelce se decidió a bajar a buscar a su esposa, esperando que no siguiera molesta y hablar acerca de lo que la tiene mal, si había sido por su culpa por supuesto que le pediría disculpas, y si no era, debían conversar seriamente, bajó a la primera planta tratando de encontrarla, era una casa de gran tamaño, no la veía por ningún lado, hasta que vio un ligero destello de luz que venía de la pequeña sala donde tenía las bebidas alcohólicas guardadas como si fuesen oro, le daba un poco de risa que Taylor disfrutara tanto del alcohol, así que debía detenerla antes de que con algunas copas de más se arrepintiera al otro día.

Entró lentamente a la pieza, se le miraba ya muy relajada.

—¿Tay? —

—Oh— lo miró sonrojada, la había atrapado como si tuviera 20 años, bebiendo sola en la estancia. —Lo siento, solo una copa, solo vine a eso—

—No vine a revisar tu ID para saber si tienes la edad para beber alcohol— rio. —Solo quería hablar contigo acerca de lo que pasó arriba— movió las piernas de su esposa para quitarlas del taburete donde ella las tenía recargadas y se sentó él ahí, frente a ella, volviendo a colocar las piernas, pero ahora encima de él.

Suspiró. —Perdón, me porté como una niña, ¿Verdad? — dio un último sorbo a su bebida y dejó la copa en la mesa que tenía a su lado.

—¿Puedo saber que sucede? — se preocupó.

—Bueno, mirabas un programa de vestidos de novia, creí que tendrías una pista lo suficientemente notable para darte cuenta a lo que me refería, pero es mi culpa por suponer cosas— miró al suelo.

—Tay—

—Lo siento, divago, iré al grano, no puedo seguir con esto de aplazar más la boda que quedamos tener, fue especial casarnos a escondidas y solos, pero de verdad quiero una boda tradicional—

Eres mi juego finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora