bigotes y flores con sangre

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Corriendo mientras se cubría el vientre el cual se podía ver como escurría sangre, se tumbó al suelo con una sonrisa temblorosa y lágrimas caían sin control de sus ojos se comenzó a reir, una risa que tenía una mescla de dolor, se mordió la mano y su respiración se volvía pesada haciendo que se agite.

—...m-MAMÁ...– gritó.
Y su sonrisa que era temblorosa se doblaba, con esfuerzo a que no ocurriera, pero luego se dobló por completo así teniendo una cara de llanto.

Se comezaba a desesperar y la mano que tenía sosteniendo su vientre la comenzó a apretar provocando más sangrado en la zona y se quejaba por el dolor que se estaba causando a propósito.

—..l-LO LAMENTO...lo siento tanto!...DIOS AYUDAME... porfavor..– lloraba mientras se apretaba más el lugar herido.

Comenzó a apretar los dientes y con furia levantó la mano logrando alfin ver su vientre el cual estaba totalmente abierto podiendo ver sus entrañas, ya la mano lo bastante arriba, con rapidez metió la mano ahí y con agresividad revolvió todo, golpeó y estrujó sus tripas, sus gritos eran ahogados y hacía muecas mostrando los dientes apretandolos y cerrando los ojos fuerte, miró hacia el cielo mientras no se detenía de destrozarse los órganos con su mano sin piedad sobre el mismo.

—IMBECIL!!— exclamó refiriendose a si mismo mientras se detenía y se miraba el desastre que se ah causado.

Sonrío con dificultad y se levantó con esfuerzo y entró a su casa, cerró la puerta y se dirigió a la cocina casi arrastrando las piernas, sangre caía manchando el suelo y haciendo un camino hasta la cocina.
Se sentó en la mesa y tomó una cuchara la cual se manchó un poco por la sangre que este tenía en sus manos.

—gracias...– dijo después de que le dejaran un plato de sopa en frente de el.

Observó unos segundos, y con la cuchara ya con sopa se la dirigió a la boca, pero antes de probar le dió una arcada.

Entonces vómito en la sopa haciendo un pequeño desastre en la mesa, sin reacción ante lo ocurrido se levantó de la mesa y se fue dejando todo ahí.

—no creo que me extrañen, yo no me extrañaría si fuera ellos.– habló solo mientras trepaba una reja y se pasaba al otro lado.

Cargaba gasolina y un mechero, también llevaba una soga y chinches azules.

Se echó toda la gasolina ensima, se puso una soga al cuello y con chinches en una mano, con la otra prendió el mechero y se encendió al segundo, se tragó todas las chinches y se apretó la soga al cuello.

El fuego se apagó enseguida, las chinches fueron vomitadas dejando pocas heridas en su garganta y la soga fue consumida por el fuego haciéndose cenizas.

Se arrodilló en el suelo mirando sin pestañear hacia sus manos, entonces escuchó un ruido que lo despertó.

—meow– giró la cabeza hacia donde provenía el sonido, y vió un lindo gato marrón con rayas oscuras y blanco en el pecho y patas, sus ojos eran verdes y su pelaje lo hacía ver pachocito.

Se acercó, tenía una campanita que tintiteaba con cada movimiento que hacía, y ya cerca empezó a ronronear y a frotarse en mi, mirandome con esos lindos ojitos.

Lloré como nunca antes, pero en silencio y solo mi nariz sonaba, lo acaricié y veía como a la herida de mi estómago le brotaban flores amarillas tapando por completo el feo aspecto de la herida.

—no sabes cuanto te amo..– dije mientras lo abrazaba y lloraba con una sonrisa de pena.

Solo el me curaba, solo en los momentos que aparecía. SOLO el me hacía tener ganas de vivir.

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