Capítulo 21

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Disclaimer: Los personajes de esta historia son de Rumiko Takahashi.

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KAGOME

Cómo quisiera que nuestras peleas volvieran a ser por una simple cena fallida. O por una tonta discusión sobre si hoy pedíamos pizza o sushi.

Sin embargo, la realidad ahora es mucho más difícil que antes. Miré el lugar vacío junto a mí. Inuyasha y yo no volveríamos a ser los mismos de antes por más que deseara que eso pasara, nos habíamos hecho mucho daño el uno al otro y ahora...

Ahora no quedaba nada de lo que alguna vez fuimos. Mis ojos se empañaron de lágrimas mientras acariciaba mi vientre. Me dolía no poder ofrecerle a mi bebé una vida perfecta, una familia completa, algo totalmente diferente a lo que yo tuve.

Siempre estaría agradecida con mamá por todo lo que hizo por Sota y por mí, pero... no iba a negar que solía sentirme triste cuando veía a padres compartiendo un almuerzo con sus hijas, y es que siempre soñé con tener algo así.

Creí que lo estaba consiguiendo, sin embargo, se me esfumó de las manos.

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INUYASHA

"... cabe mencionar, que muy al contrario de lo que se esperaba después de la ausencia notoria de ambos candidatos en la gran Ceremonia de Nominación, el evento se llevó a cabo, siendo Naraku Kumo el elegido y por tanto el actual director de la prestigiosa clínica ZenithCare de Tokio. Hasta el momento no ha salido a dar declaraciones, pero asumimos que se encuentran festejando su gran victoria. Informa Yui Kobayashi para TV Tokio..."

–Lamento mucho todo el dolor que causó el jov... Naraku –habló Kaede, apareciendo en la sala– Anoche no pude evitar escuchar la discusión entre usted y mi niña Kagome.

Solté un suspiro pesado, recordando el momento, mientras cubría mi rostro con las manos lleno de frustración.

El idiota de Kumo, se había salido con las suyas, había ganado, aunque dudaba mucho que estuviera festejando con una orden de captura en su contra. Al parecer los medios aún no estaban al tanto de todo.

–No tiene porqué disculparte –le dije, invitándola a sentarse junto a mí–, de todas formas, no fue culpa suya.

Era cierto, Kaede hizo lo que pudo, y debido a su avanzada edad, Kagome no fue capaz de dejarla sola en aquella casa. No me opuse a que viniera con nosotros, pero de alguna forma, la duda siempre estaba.

–Pero puede haber hecho más por mi niña, si tan solo hubiera actuado antes ella no...

Mis ojos viajaron a los suyos de inmediato.

–Ella no ¿qué? –increpé empezando a sentir mi ansiedad crecer de sobre manera– Kaede dime ¿Pasó algo más que yo deba saber?

–Señor Inuyasha, yo...

–¿Por qué sigues aquí?

Ambos volteamos a ver a Kagome.

–Kag...

–Creo que anoche fui muy clara Inuyasha –soltó firme mientras me veía a los ojos– Te dije que no quería volver a verte.

No dije nada, no quería provocarle ningún disgusto. Mis ojos viajaron por sí solos a su vientre, contuve una sonrisa, aunque no supe si lo conseguí. Mi tacto aún recordaba aquel extraño hormigueo cuando lo acaricié.

ENTRE PROMESAS ROTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora