Capítulo 25

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Disclaimer: Los personajes de esta historia son de Rumiko Takahashi.

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INUYASHA

Por alguna razón, no me agradaba del todo dejar sola a Kagome y a mi hija. Pero, de alguna forma tenía que cumplir con mis responsabilidades en el trabajo.

Golpeé la puerta un par de veces antes de pasar.

–Oh, Inuyasha. Qué bueno que viniste –Masaru se levantó de la silla.

–Me llegó tu mensaje, dime ¿qué es lo que quieres de mí?

Me invitó con la mirada a que me sentara en el sofá de cuero que había en el lugar. Lo acepté solo para no hacer más larga esta charla.

Tenía una gran necesidad de ir con Kagome.

–Supe que acabas de ser padre –comentó tomando asiento frente a mí.

–Así es.

–Felicidades muchacho, un hijo siempre será una bendición.

Asentí, deseando que fuera al punto de su tan inesperada reunión.

–Bien –dijo con un suspiro– Supongo que ya debes de estar enterado. Naraku Kumo había sido elegido como el nuevo director de la clínica.

–¿Había? –cuestioné.

–Así es muchacho, ya no lo es más.

–Entonces ¿Quién se quedará con el puesto?

Masaru me miró por unos largos segundos antes de llevarse una mano al bolsillo.

–Me temo que al no llegar a un acuerdo común entre los demás directivos. Yo seré quien seguirá asumiendo el cargo.

Sonreí.

Claro, sabía que la avaricia no se le quitaría tan rápido.

–Pero hay una forma muchacho para que tú seas el nuevo director.

–¿Y de qué se trata? –cuestioné empezando a adivinar sus sucias artimañas.

–Como verás, el hecho de que Kumo ya no sea el nuevo director es porque tiene una enorme mancha que limpiar.

Sabía a dónde quería llegar y lo supe desde el primer momento en que puse un pie en este lugar.

–Tiene una denuncia en su contra, por privación de la libertad y no sé qué tantas otras cosas...

–Por qué no eres directo Masaru –solté.

–Bien, quiero que quites esa denuncia, supe que fuiste tú quien llamó a la policía ese día.

–¡Tenía secuestrada a mi esposa! –exclamé molesto.

–Vamos hijo, son solo pleitos maritales. No puedes manchar el prestigio de nuestra clínica solo por eso.

–¡¿Te parece poco lo que hizo?!

–No, sé que lo que hizo no estuvo bien. Pero te propongo algo Inuyasha –Esperé pacientemente– Si tú quitas inmediatamente esa denuncia, te dejaré el cargo de director en este momento.

Apreté la mano en un puño. No podía creer lo que acababa de escuchar.

–Ese siempre ha sido tu sueño ¿o me equivoco? Hijo, te he visto trabajar muy duro para conseguirlo, incluso estoy seguro de que pasabas más tiempo aquí en la clínica que en tu propia casa.

ENTRE PROMESAS ROTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora