Una nueva amenaza pone en peligro la familia que Zero y Milo han construido trás dieciséis años de una vida pacífica. Antiguos amores regresan del pasado, secretos celosamente guardados salen a la luz, y aquellos que creyeron, jamás volverían a ver...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¿Cuándo crees que sea conveniente para decirles? —pregunta Milo que en ese momento se encuentra alistando la mesa del desayuno. Zero a su lado, que ya está sirviendo lo que ha preparado, detiene sus movimientos y suspira.
—Pensé que sería buena idea decirles después del recital de Kyoko... pero...
—¿Pero? —pregunta Milo desconcertado. Zero tiene razón, la tarde familiar que habían planeado para ese día era un buen momento para que sus hijos se enteraran que serían hermanos mayores. Si todo resultaba como la primera vez, Kyoko sería la primera en gritar de alegría, seguido de Ren que si mal no recuerda, un hermanito era el regalo que le había pedido a Santa y por el cual hizo semejante berrinche cuando Santa no se lo trajo. Por más de un día el pequeño estuvo melancólico y preguntando cada cinco minutos el porqué Santa no lo quería si él se había portado bien, solo hasta que Milo le prometió que se lo compraría para su cumpleaños fue que el pequeño volvió a sonreír.
Por supuesto que eso solo lo había dicho para que su pequeño dejara de lamentarse por algo que él todavía no entendía, pero ahora aquello era una realidad. Zero lo haría padre por tercera vez y él no podía estar más que feliz. Poco a poco esa familia que jamás se imaginó tener, crecía y crecía al igual que la dicha de tener a otro pequeño entre sus brazos.
—Al parecer Kyoko ya tiene planes —responde Zero restándole importancia al asunto. Milo que en ese momento colocaba un cubierto junto al plato que Zero puso antes, voltea a verlo enarcando una ceja.
—¿Qué clase de planes?
Pero Zero no responde, Zero simplemente lo ignora mientras se dirige a la cocina a dejar el sartén vacío de comida, después se asoma a la puerta de la cocina.
—Kyoko Ren, el desayuno ya está listo —grita.
—¿Entonces? ¿Qué clase de planes tiene Kyoko? —pregunta Milo cuando Zero ya ha regresado a su lado. Zero suspira y se frota las sienes.
—¿Zero?
—Al parecer uno de sus compañeros la invitó a salir el sábado después del recital.
—Dirás, compañera ¿no?
Zero niega, nuevamente suspira y se acerca a su esposo.
—Es un compañero. Su pareja en recital de baile.
Milo abre los ojos con sorpresa para después mover la cabeza de un lado a otro.
