Prólogo

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Noche.

Una fría noche como todos los demás días estaba acompañando a muchas personas en sus sueños, tanto malos como en sus pesadillas. Un mundo completamente diferente al real, donde en uno podías tener el control y en el otro no. Tan buenos los sueños sin problemas, estos siendo los lúcidos, sueños que algunos tenían el privilegio de experimentar y moldear para disfrutar...

Pero...

¿Por que el solo tenia pesadillas? ¿Por que sus sueños solo lo atormentaban? ¿Por que sentía su corazón vacío cada día que pasaba desde el primero que tuvo en su niñez?...
¿Por que esa voz grave y llena de maldad estaba en su cabeza y lo escuchaba cada vez que cerraba sus ojos?.

Eran los pensamientos de un joven adolescente de cabellera rubia que se despertó a altas horas de la noche. La luz de la luna se filtraba por sus cortinas, iluminando un poco su habitación y cuerpo.

Sus ojos azules miraban al techo del lugar en silencio. No eran para nada normales si los comparaba con los demás chicos en general, ya sean; niños, jóvenes que entraban a su adolescencia, adolescentes con los cuales compartía edad, hombres hechos con el paso del tiempo y experiencia, ya ancianos que tenían mucha vida y anécdotas.

Todos ellos tenían la vida delante de sus ojos y estaban listos para enfrentarlas, por supuesto que el también, pero había un detalle. Esas miradas llenas de una aventura, un brillo único que no perderían por nada.

El en cambio...

Sus ojos azules podían perfectamente pasar como la noche en el cielo, pero aún con menos brillo que brinda la luna. Cualquiera que lo mirara notaría como su mirada estaba muerta, sus ojos vacíos y viendo a una dirección pero pérdida sin un fin aparente.

Se quedó allí, en silencio. Su pecho bajo y subió debido a su respiración lenta y calmada. La manta qué lo cubría lo hacía sentir cálido en la fría noche, pero presentaba otro factor muy agradable en su Futón que lo mantenía estable, como siempre.

La voz que invadía su cabeza y sueños lo despertó anteriormente, afortunadamente para el hoy solo había escuchado una cosa. A veces eran gruñidos, como si de un animal se tratará, otra veces eran oraciones qué lo culpaban de algo que jamás pudo entender en todo sus años, simplemente se limitaba a risas con cierto toque sarcástico.

Golpe.

Golpe.

Golpe.

Golpe.

Ahora eran golpes muy fuertes, tanto que se escuchaban con eco en su cabeza. Frunció ligeramente el ceño por el dolor qué le causaba tales impactos qué rebotaban en su cabeza, sonando especialmente a algo metálico cada impacto que se daba contra es material. Su expresión hizo que sus ojos encontrarán una tonalidad más distintiva, luciendo casi conseguir su tonalidad normal.

Otro suspiro pesado salió de sus labios de manera pesada. El sueño no era prioridad esta noche, ya no lo tenía. Lo comprobó fácilmente cuando paso 10 minutos viendo el techo sin moverse y sin sentir cansancio, ni si quiera soltó un bostezo.

Volteo a un lado suyo, encontrándose con un rostro bastante lindo de una chica a través de su pelo. Su cabello negro a pesar de ser corto cubría parte de su cara junto con su mechón, estaba corrido a un lado tapando su rostro, cosa que recordaba perfectamente de ella aunque no la viera.

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⏰ Última actualización: Apr 01 ⏰

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𝙉𝙖𝙧𝙪𝙩𝙤: 𝘾𝙞𝙚𝙡𝙤 𝙮 𝙇𝙖𝙯𝙤𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora