Había pasado ya un mes desde que Edgar trabajaba en el restaurante de Philip, todo iba bastante bien y afortunadamente este había tomado la propuesta de Andrea para el puesto de jefe de meseros, cuando la llamaron luego de la entrevista para decirle que estaba contratada no paraba de llamar y mandar mensajes de agradecimiento a Edgar, incluso en el trabajo si se cruzaban buscaba la oportunidad de agradecerle.
Era jueves y ese día era de los más tranquilos, estaba muy poca gente en el lugar pero se sentía bastante agradable, cuando de pronto llegó una persona, era un hombre, de tez blanca, un poco más alto que Edgar, con el cabello negro y llevaba un conjunto de una camisa blanca y unos pantalones de vestir azul cielo, con unos zapatos cafés, iba hablando por teléfono y llevaba unas gafas negras gigantes.
- Si, si... si... ya te escuché las primeras 100 veces, lo haré de acuerdo... bien... adiós...
Edgar estaba plantado en su lugar algo aturdido, se sentía nervioso cuando él hombre más se acercaba.
- Hola querido, buenas tardes.
- Bue... buenas tardes.
- Cómo va todo?
Edgar se sentía cada vez más confundido.
- Esto pues... bien, gracias...
- No han habido incidentes?
- Qué?... No...
- Bueno... me dirías por favor el número de clientes ingresados hoy?
- Yo... eh?...
- El número de clientes querido.
- Sí, pero...
- Qué? Hoy no has hecho registro?
Claro que lo había hecho, todos los días lo hacía, así hubiera sido un solo cliente el que fuera (que afortunadamente nunca había sido el caso) siempre tomaba nota, pero... no podía dársela a un desconocido.
- Si... es que...
- Es que...?
- Yo no lo conozco y no puedo darle información privada del lugar...
- Querido... yo no soy ajeno a este lugar okay?
- Ajá...
- Entonces dime como van los números hoy?
- Permitame llamar al dueño.
- No tienes que llamar a nadie... escucha... niño...
- Me... me llamo Edgar.
El hombre le dedicó una sonrisa sarcástica.
- Escucha " Edgar"... necesito esta información para los informes, necesito empezar a trabajar en demasiadas cosas aquí, vengo de un avión... estresado y lo... último... qué necesito... es que no me dejes hacer mi trabajo como debe ser... okay?
- Si, pero le repito que no lo conozco y...
- Ash! Tu niño!
- Querido!
El inicio de lo que parecía ser una discusión se vio frenada por la voz de Philip, que se acercaba al hombre con una enorme sonrisa y al llegar le dio un beso en la mejilla, y el hombre le respondió con una sonrisa de lado un tanto molesto, Philip lo notó al instante.
- Querido que pasó? Fue un vuelo pesado?
- Sí, estoy muy estresado Philip, pero... además de eso, este... niño, no me quiere dar la información del restaurante.
- Ah... ya entiendo.
Philip vio a Edgar con una sonrisa comprensiva y asintió, luego se volvió a dirigir al hombre apretando sus mejillas y haciendo una voz un tanto dulce.
- Es que él no te conoce amor... no te da gusto saber que nuestros empleados son leales?
- Mmh...
- Edgar... Él es Dan, es mi novio.
Ahora Edgar quería estar muy muy lejos, tal vez que se lo tragara la tierra.
- Ah... esto... lo siento... no lo sabía.
- Culpa mía, no te dije que llegaba hoy y que le dieras toda la información que te pida, es socio, además de mi novio, así que puedes confiar en él y darle todos los datos e información que necesite, lo mío es suyo.
- Entiendo.
Luego de que Edgar le diera la información solicitada a Dan, este y Philip se fueron abrazados, seguramente en dirección a su casa, ya que Philip le pidió a Edgar que por ese día, se hiciera cargo de cerrar el restaurante.
Una vez que el lugar cerró, y mientras Edgar verificaba todo, no podía evitar pensar en la imagen de Philip y Dan llendose juntos y abrazados a su hogar, se preguntaba si algún día serían las cosas así con Noel.
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Dame tu mano
Roman d'amour- Él.. sobrio. - Él... amoroso. - Él... intrigante. - Él... olía tan bien Dios, por qué tenía que oler tan bien? Y por qué no podía dejar de sonreír?