Vayámonos.

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El banquete estaba siendo una auténtica locura. Apenas tenía tiempo siquiera de disfrutar del menú, y mucho menos de disfrutar de la compañía de mi nueva esposa. Todo era sonreír, ir de mesa en mesa, saludar a los invitados, fotos, saludos...una y otra vez. Solo conseguía coincidir de cuando en cuando con Mich, que me lanzaba miradas de complicidad y súpilica. Los pies dolían casi tanto como la cara, y estaba deseoso de poder sentarme, de descansar.

La boda estaba a punto de terminar, pero aún quedaba lo mejor.

-Señor Díaz, es el momento.- me dijo uno de los organizadores de la boda. Busqué a Mich con la mirada, y la vi hablando con un par de amigos. Esperé a que levantara la vista, y en cuanto lo hizo, nuestras miradas conectaron. Sonreí, y ella se contagió de mi sonrisa. Se despidió de los invitados, y se acercó a mí moviéndose con aquel hermoso vestido como si flotara a centímetros sobre el suelo; delicada, preciosa. Cuanto más cerca la tenía, más sonreía yo. Al fin llego a mi lado, y yo tomé su rostro con mis manos y la besé en los labios.

-¿Lista?- la pregunté.

-Más que lista.- respondió riendo, cargada de seguridad. Tomé su mano, y caminé llevándola conmigo al medio de la pista de baile. En cuanto la gente nos vio allí, el rumor que había estado llenando la sala durante toda la velada desapareció. La gente dejó sus conversaciones para más tarde y se acercó lentamente al borde de la pista, deseosa de ver con que sorprenderían esta vez los novios.

Hice un gesto con la cabeza, y la música comenzó a sonar.

Los acordes de la canción de "Photograph", de Ed Sheeran (NOTA: OS LA DEJO EN MULTIMEDIA PARA QUE PUEDAN ESCUCHARLA. RECOMENDADA.), comenzaron a sonar por los altavoces, y el ambiente cambió, volviéndose más íntimo. Mich me miró, sonriendo de oreja a oreja, y yo la seguí en esto. Tomé su cintura, y la acerqué de forma que apenas quedaba aire entre los dos. Sentía su respiración nerviosa y emocionada. Comenzamos a movernos torpemente por la sala, dando vueltas al ritmo de la música, lentamente. Con la mano izquierda recorría su espalda vertebra a vertebra, mientras que con la derecha la mantenía a centímetros de mí, dispuesta no soltarla nunca. Mich escondió su cara en mi hombro, y yo besé su mejilla. De repente los invitados habían desaparecido, éramos solamente ella y yo. Sus manos fueron de mis brazos a mis hombros, acercándome aún más a ella.

-Te quiero.- susurró.

-Y yo a ti. Para siempre. Hasta que muera, e incluso después.- levantó la cabeza, y me miró de esa forma que tan solo ella sabe, esa forma que me revuelve estómago y convierte mis sentimientos en un caos, haciéndome sentir como si un huracán acabara de pasar, terminando con toda calma y quietud. Una corriente eléctrica me recorrió por dentro, mi corazón se disparó y mi respiración se aceleró. Incluso después de tanto tiempo, después de habernos casado, seguía teniendo ese efecto en mí.

-No me dejes nunca.- dijo, casi suplicando.

-Nunca te dejaré, Mich.- contesté. Y es cierto, no pensaba hacerlo, no pensaba dejarla ir, ni pensaba alejarme de ella, ni perderla. La quería, joder que si la quería. Y la quería para el resto de mis días.

Sus ojos brillaban con una mezcla de emoción y felicidad. Me acerqué lentamente a ella, y nuestras respiraciones se mezclaron. Sonrió a ras de mi boca, y entonces no pude evitar estampar mis labios en los suyos. Nos besamos. Nos besamos como nunca antes lo habíamos hecho. Un beso cargado de palabras que sobraban decir y de sentimientos que no sabíamos cómo expresar. Nos besamos y el tiempo, el mundo se detuvo. Y hubiera dado cualquier cosa porque ese momento hubiese durado para siempre. Por sentirla así, tan cerca, con su lengua jugueteando con la mía, y mis labios buscando los suyos; con su corazón en mi pecho, sus manos acariciándome, y mis dedos recorriendo su cuello; a ella sola, con tan solo aquella melodía a nuestro alrededor, en nuestra burbuja. Por vivir aquel momento tan utópico durante cada segundo del resto de nuestras vidas.

Un fuerte estruendo rompió el silencio que se había creado. Los invitados más valientes habían comenzado a aplaudir, decididos, y el resto les habían seguido. Mich y yo salimos del trance en el que nos habíamos sumido sobresaltados, y cuando nos dimos cuenta de que era realmente lo que estaba ocurriendo, Mich se escondió, tímida, en mi pecho, mientras que yo la abracé contra mí, riendo. Y mientras ella se moría de la vergüenza, yo me reía, y la gente aplaudía, algunos ya se atrevían a entrar a la pista y a unirse al baile, a nuestro alrededor, sonriendo y disfrutándolo.

-Vámonos.- susurré a Mich. Levantó la vista, y me miró extrañada.

-¿Qué dices?- preguntó extrañada.

-Que nos vayamos. Venga, los invitados están divirtiéndose, están distraídos, no nos van a echar de menos. Vayámonos, tú y yo solos.

-Willy, es nuestra boda, no sé si...

-Mich, venga, por favor...vámonos.- supliqué, mientras temía que Mich fuese a fastidiar la sorpresa. Dudó durante un rato, y después suspiró.

-Está bien.- respondió con una sonrisa. Eché un vistazo a nuestro alrededor, y parecía que nadie nos miraba, era el momento.

Tomé a Mich del brazo, y huyendo por un lado de la pista, empezamos a correr hacia la puerta.

-¡Willy, que voy en tacones!- rió Mich, pero aún con esa queja no bajo el ritmo.

En tan solo unos segundos estábamos en la puerta, donde ya nos esperaba un Bentley del 2010 en color negro. Ambos entramos, y entonces al volante vimos un chófer muy especial.

-¿Dónde habíamos hablado, Willy?- preguntó Luzu, que se había metido en el papel vistiendo la correspondiente gorra de plato.

-Espera... ¿tenías todo esto preparado?- la mirada atónita de Mich hizo que tuviera que esforzarme en mantener la risa.- ¡Y no me habías dicho nada...! ¿Dónde voy ahora yo con este vestido y estos zapatos?- fue entonces cuando metí la mano detrás de los asientos traseros y saqué de allí una bolsa de deporte llena. Mich miró la bolsa y después me miro, con la mandíbula desencajada de asombro. No pude evitar una leve carcajada, lo que hizo que Mich frunciera ligeramente el ceño.- Siempre tienes que hacer alguna, Guillermo...- se rió, y después me besó en los labios.

-¡Luzu, nos vamos!- Luzu arrancó el coche, y comenzamos a alejarnos del recinto de la boda para dirigirnos hacia un destino que para Mich era desconocido, pero que tras haber preparado con dedicación sabía que le encantaría.

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¡Volví

!Si, la historia de Willy y Mich sigue, pues no la podía dejar donde estaba. Quedaban muchas cosas por contar, muchos frentes por abrir y otros muchos por cerrar. Así que he vuelto para seguirla hasta el final.

 Siento haber desaparecido, pero Bachiller, Vacaciones, Temas Personales...Ha sido difícil. Pero estoy aquí, echaba de menos escribir más de lo que pensaba, así que al menos hasta que empiece el curso no creo que vuelva a desaparecer. 

Tras una Pantalla temporada 2 se acerca a su fin, y con ella la saga al completo echará el telón. No lloremos, plz, ay, pásenme un puto pañuelo ;C. Así que espero que les guste el tramo final que tengo pensado para ustedes, y que me acompañen a través de él.

Muchas gracias por serme fieles a pesar de todo, mis lectores. Sé que no soy una fiel autora, de hecho no me merezco seguidores tan increíbles como ustedes, y es por eso que se lo agradezco tanto. A partir de ahora intentaré recuperar la constancia que me caracterizaba al principio. Y quien sabe, igual como agradecimiento, cuando termine TUP, escribo algo más para ustedes aquí.

Nada más que decir. Un beso y un saludo, chicos.^^ Los quiero y requiero

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⏰ Última actualización: Aug 01, 2015 ⏰

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2da TEMPORADA "Tras una pantalla, Tito Willy" (Willy Fanfic.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora