Capítulo I: La familia Koel
Día 364 antes del desastre
El día que los demonios despierten
y los fantasmas resuenen, los muertos se levantarán.
Jay Mors
3 de Igio
Año 120 d. C.
Nicky estaba harto. Se había tomado tres copas que, poco a poco, le estaban haciendo efecto. El traje negro comenzaba a darle calor y se estaba cansando de sonreír a tanta gente. Entendía que Dante tuviera que recibir a todos. Finalmente era el primogénito y posible heredero, pero él no era tan importante. Estaba en quinto lugar en la línea de sucesión. Era prácticamente imposible que gobernara y, por eso, le fastidiaba tener que hacer acto de presencia, aunque ese no era el único motivo por el que no quería estar allí. Sus sensaciones sobre ese día eran horrendas. Sentía que el palacio entero caería sobre sus hombros, que reinaría el caos.
- ¿Entretenido? – preguntó una voz a su espalda sacándolo de su ensoñación.
- Lo estaba hasta que llegaste tú – respondió sin quitar la mirada de su padre. Aegan Koel disfrutaba desde el trono la fiesta preparada en su honor.
- ¿No tienes nada más importante que hacer, hermano?
- La verdad que no – Kygan le sonrió.
Kygan era su gemelo y hermano mayor por un minuto. Era el "bueno" de los dos. Paciente, callado, tranquilo... En fin, algo que no era Nicky y, posiblemente, nunca sería. A Nicky le gustaba la fiesta, el ruido y el desmadre mientras que Kygan prefería los libros, la historia y las reglas. Era un gran ejemplo para el reino de Threnall.
- ¿Por qué te escondes? – preguntó Kygan - O, mejor dicho, ¿De quién te escondes?
- Para tu información no me escondo de nadie. – respondió con un tono inmaduro.
Cualquiera que viera a Nicky pensaría que se escondía ya que, la columna blanca con adornos en dorado lo tapaba de cualquiera curioso que lo buscase. Sobre todo, evitaba a su madre. La gran reina Ailyn no toleraba que ninguno de sus hijos se escabullera en las cenas de Estado.
- ¿Seguro? – insistió.
- Solo estaba observando el ambiente tan pomposo que ha montado mamá – sonrió falsamente.
- Ya sabes que a papá no le está haciendo gracia tus aventuras – le regañó. Bastante tenía Nicky con la charla que le había echado su padre esa mañana sobre el tema. No era su culpa que los nobles fueran detrás de él. – Nada puede repercutir en la reputación de Dante – le dijo Kygan para después beber una copa de vino. Sus manos vestían unos elegantes guantes negros.
- Lo sé, lo sé. – le hizo un ademán con la mano – Todo tiene que salir perfecto hoy. No tienes que recordármelo. – dijo con pereza – solo quiero que esto acabe ya. ¡No hay nada que hacer aquí! – se frustró. – Además no puedo irme sin que nadie se dé cuenta.
La fiesta en honor al aniversario del reinado de los Koel significaba un apunte importante en la historia para los hijos de los reyes. No solo se anunciaría al sucesor del rey, sino que el resto de los príncipes recibirían un reconocimiento del que muchos no estaban de acuerdo. Algunos consideraban que los Koel tuvieron suerte al reinar. La línea de suceso directa del Antiguo Reino se rompió con Aegan Koel en el trono y había facciones que no lo querían ni a él ni a sus hijos. A Nicky no le molestaba ser el centro de atención, pero el asunto del próximo rey traía consecuencias. Algunos querían a Dante ya que era el candidato más idóneo a la par que el hijo mayor del rey, otros preferían a Daniel por ser hijo de la reina y otros, unos pocos, preferían a Tian como rey.
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La profecía de la corona maldita
Ficción históricaSinopsis El reino de Vyrell, gobernado por el rey Robert y el reino de Threnall, liderado por el rey Aegan llevaban en pie de guerra desde hacía más de veinte años. Ambos conocidos de juventud derramaron sangre, dolor y lágrimas para llegar al lugar...