Agridulce || Katelena/Bishova

Capítulo 24 | Especial Navidad Pt. 4 |

— No- — Kate empujó a Pietro por los hombros. — No. No puedo.

Inmediatamente miró a las espaldas del chico, pero ya no encontró aquella cabellera rubia que estaba allí hace unos instantes. Respiró profundamente y volvió a mirar a Pietro, quien había seguido su mirada previamente y la miró con, lo que Kate creyó, era pena. Y no le gustó para nada. Asi que lo tomó de la mano y cruzó la pista en dirección a Jack.

— ¿Esta todo bien, Katie? — el hombre sonrió, fingiendo que no había estado pendiente de cada movimiento de la pareja.

— No estamos juntos y no lo vamos a estar. Él no esta enamorado de mi, ni yo de él.

— Pero Katie-

— Ella esta enamorada de alguien más.

Sorprendentemente, la voz no vino del chico a su lado, sino de una mujer a sus espaldas.

— ¿Qué? — Jack fue el único de los tres en reaccionar a la intrusión.

—  Ya tienes que dejar de fingir por ayudarla, Pietro. — puso su mano en el hombro del joven. — Y cariño, debes dejar de entrometerte en sus vidas.

— Yo solo quería ayudar, lo lamento Katie, no tenía idea. — Jack se disculpó.

— Uh... N-no hay problema. No lo sabias así que... — fingió una sonrisa, miró a su madre y volvió su vista a Pietro.

— Jack, ¿podemos hablar? — el chico pidió, debía enfrentar esto de la manera más madura posible.

Los dos se fueron y la pelinegra hizo todo lo posible por evitar la mirada de Eleanor. Además aun tenía que buscar a Yelena y explicarle... Bueno, no estaba segura de qué, pero tenía que hablar con ella luego del tan extraño día que pasaron. Pero en el momento en el que divisó a Natasha e hizo un paso, su madre habló.

— ¿A dónde crees que vas, jovencita?

— Agh, tengo 22 años, mamá. — rodó los ojos y volvió a su lugar.

— Y cualquiera diría que tendrías tu vida en orden pero no parece ser así. — Eleanor cruzó los brazos, aunque dejó escapar un pequeña risa.

— Si... No me lo recuerdes. — suspiró fuertemente y volteó hacia su madre. — Lo sabes.

— Oh querida, — rió, ahora si audiblemente. — te conozco como si te hubiera dado a luz, y creéme, no eres tan sutíl como crees.

— No estoy intentando serlo. — murmuró y Eleanor levantó las cejas con curiosidad. — Es una larga historia. — negó con la cabeza. — Una historia que tendrá un muy mal final si no me dejas ir a... 

— A... ¿Buscarla? No se en que situación esten tú y... Ella, pero dudo que le haya agradado ver lo de hace un momento.

— Y quiero explicarselo.

— Uh huh — asintió divertida. — ¿Y qué le diras? 

Kate abrió la boca para responder pero inmediatamente volvió a cerrarla. Su madre, por mucho que le pesara, tenía razón, iría en busca de Yelena sin saber exactamente qué decir. Y estaba bastante segura que si la rubia hacía las preguntas incorrectas (o exactamente correctas), Kate terminaría aceptando lo que siente por ella. Y sabe que aun no es el momento, no para decirselo de frente al menos.

— Bien, ¿que tal si tomamos algo, me cuentas qué es lo que esta pasando, piensas bien en qué vas a decir y luego la buscas? Por cómo desapareció, no creo que ella tampoco este lista para que le hables en este momento, mucho menos si no sabes que dirás. — ofreció amablemente con una mano ya en la espalda de la pelinegra.