Un hombre corría despavorido por las calles, intentando dar esquinazo a la sombra esmeralda que acechaba continuamente a los de su calaña. Era ya conocido que la antiheroína arácnida había desaparecido y la nueva no mataba a la mínima de cambio, pero los delincuentes seguían sin fiarse. Él necesitaba el dinero, solo había robado lo que le habían robado a él, ¿qué más podría hacer? Si no conseguía el dinero de vuelta no conseguiría pagar el alquiler aquel mes, no podía permitirse pedir más préstamos al banco.
La sombra cayó enfrente de él, lo cual hizo que frenara en seco. Ahora podía verla claramente. Hasta el traje era distinto, ahora podía verse la parte baja de la cara de la mujer con unos labios con el carmín un poco corrido, un traje con un corset falso, unos guantes sin mangas y unos pantalones de chándal, todo aquello pintado en tonos de verde esmeralda. A su vez llevaba unas zapatillas blancas y un chaleco vaquero.
- Venga tío, para ya, no quiero tener que llegar a las manos contigo.
- ¡Este dinero me pertenece! Me estafó y sin él... No seré capaz de pagar el alquiler de este mes, ya he pedido muchos préstamos...
La mujer se metió las manos en los bolsillos del chándal y lo miró.
- Mira, estaba pasando el rato con un amigo cuando escuché la alarma de la policía, por lo que están viniendo hacia aquí, dudo mucho que ellos no te hayan oído, ven conmigo y escucharé encantada tu historia antes de tomar una decisión. - Dijo tendiéndole la mano.
El ladrón la miró, se podía notar el miedo en sus ojos, dudaba y miraba hacia los lados a ver si lo que decía la mujer era cierto.
- Vamos tío, en serio, llevo meses sin matar, ¿no podéis cambiar la mentalidad ya? No pido ni el perdón, solo que confíes en la mejor baza que tienes.
- ... Vale. - Dijo el hombre agarrando la mano.
Valeria rodeó la cadera del hombre con su otro brazo mientras soltaba la mano y saltó agarrándole, usando sus telarañas para ayudarse en llegar a lo alto de un edificio. Los meses en Perú la sirvieron para conseguir más agilidad y fuerza en las piernas. Dejó al hombre en el tejado y le mostró como unos policías llegaban a la escena.
- ¿Lo ves? Ahora, agárrate que nos vamos a alejar un poco para hablar.
El hombre, sudando, asintió. Tras un poco de balanceo con el hombre siendo sujetado por la heroína llegaron al tejado de un edificio de oficinas, alejado de las calles donde los policías seguían buscando.
El hombre le contó la historia, le enseñó su cuenta bancaria incluso para contrastar datos y EmeraldSpider tomó su decisión.
- Vamos a por ese menda, resolvamos esto a mi manera.
El hombre, atónito, no sabía ni como reaccionar, ¿iba a asesinar a ese hombre en lugar de a él? ¿Sería testigo? No lo sabía, pero entre tanta duda, ya estaban de camino a casa del estafador.
La heroína dejó al hombre en el tejado y entró en la casa por la ventana. Se escuchó un poco de forcejeo, una mujer gritar y a varias personas hablando. Luego la mujer volvió al tejado agarrando al estafador del cuello de la camisa para justo después tirarle a los pies del hombre.
- ¿Le has estafado o no?
- Perdona, insolente mujer, pero este hombre aceptó un trato legal en el que, como indica la letra pequeña, me daría todo su dinero y pertenencias si no quedaba satisfecho con los resultados de su trabajo.
- Eso no es legal, según la ley de los trabajadores eso nunca...
- ¡Pues reclámalo, no llames a la puta psicópata!
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Gunspider 3: la gran cacería
FanfictionValeria ha conseguido redimirse y está poco a poco cambiando la opinión del pueblo sobre ella. Con los amigos que conoció en sus anteriores aventuras y nuevas amistades que empezarán a aflorar, nuestra desquiciada heroína se enfrenta a una consecue...