La noche en la que Hyunjin ha decidido declararse a su mejor amigo una tormenta azota Seúl, Felix va rápido a su encuentro con Hyunjin cuando lo ultimo que recuerda son unas luces que lo encandilan y una voz gritar su nombre.
Luego de eso todo fue...
Breve Introducción: One shot por el cumpleaños de Hyunjin, esta vez inspirado en una de mis películas favoritas "El cadáver de la Novia".
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Felix había pensado toda su vida que a veces su actitud excesivamente amable a veces era un error, pensaba también que los días lunes eran odiosos, que las personas mal educadas eran estúpidas y quienes no amaban a los animales eran malas personas.
Solía quejarse de nimiedades, si, ahora podía decir que eran nimiedades, con sinceridad hubiera aguantado un poco más de esa mierda, porque lo que estaba tiendo ahora era... ¿extraño? No, no era extraño. Era una mierda.
Porque si, estaba muerto y definitivamente era una completa mierda.
No era que Felix supiera demasiado de la vida aun cuando estaba vivo, era un hombre joven, lleno de vida, pero vivía constantemente ahogado en problemas y deseos no tan verídicos de morir cuando algo iba mal en su vida. Eran expresiones de la boca para afuera para enfatizar su dramatismo.
Cuando se dio cuenta de lo que pasaba con el luego de despertar en lo que era literalmente ningún lugar su primera reacción fue entrar en desesperación, luego en negación y suponía que por causa natural ahora estaba en proceso de adaptación.
Pero adaptación ¿A qué? Se negaba a pensar que estaba muerto, no podía ser, no pensaba acostumbrarse a ya no vivir, no quería un mas allá, quería vivir, ahora más que nunca deseaba vivir, sin mencionar que no tenía ni la más jodida idea del como llego a estar muerto en primer lugar.
Lo único que Lee Felix sabia era que... estaba muerto. Lo último que recordaba fue estar preocupado por el retraso del tren subterráneo, la lluvia era muy fuerte, el suelo parecía que iba a caerse en cualquier momento, y era bastante tarde por la noche. Recordaba también ir muy de prisa a algún lugar, como si hubiera tenido que llegar rápido a algún encuentro, recordaba también una voz llamando su nombre pero aquel recuerdo se volvía difuso entre más lo pensaba. No recordaba nada y ahora parecía estar atrapado en el limbo sin recuerdo alguno.
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